Corrupción calificada
Entre nosotros, no solo la leche, la carne y los servicios públicos, sino la vivienda en términos de borrosas y viscosas metodologías cooperativas, nada tienen que ver con un auténtico cooperativismo tal cual fuera concebido, legislado y según debiera ser supervisado por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, (INAES), organismo nacional de aplicación cooperativo que sigue sometido a normas de facto, cometiendo daños inconmensurables por omisión de sus atribuciones y potestades, como por claudicaciones del tipo de las que se cometieron ante presiones –entre otros- del exsecretario de obras públicas 2003/2015, José López, reciente y resonantemente detenido mediante la autorización “expedita” de caricaturas de cooperativas para viviendas (nunca terminadas): “Sueños compartidos”, “Túpac Amaru”, “Argentina trabaja”, etc.
Si hay intermediarios parasitarios, lucro o corrupción, no habrá cooperativismo posible. ¡Son naturalmente incompatibles!
Como no podía ser de otra manera, la legislación cooperativa argentina vigente estableció en su artículo 42 (Decretoley 20.337/73) que “se consideran excedentes cooperativos repartibles solo aquellos que provengan de la diferencia entre el costo y el precio del servicio prestado a los asociados”.
De modo tal, cuando una cooperativa agraria tiene cuantiosos excedentes en depósitos bancarios, letras, títulos, valores o acciones, ello revela lo que le pagó de menos por los productos (vg., leche, carne, etc.) que le entregaran sus asociados. Esto mismo sucede cuando ello se reproduce en una cooperativa a cargo de la prestación de servicios públicos esenciales (vg., agua potable, energía eléctrica, gas, etc.), reflejando esos cuantiosos excedentes, todo lo que se le cobró por encima del costo a cada asociado/usuario (cautivo) por dichos servicios.
Todo esto subió a la palestra pública últimamente, cuando cobró estado público que los productores cooperativos estaban cobrando por la entrega de sus productos primarios a su cooperativa, menos de un diez por ciento de lo que a cualquiera de nosotros se nos exige en góndola. Baste decir que el productor de un litro de leche pura al pie de la vaca (del cual suelen obtenerse dos litros de primera marca y un yogur) apenas si percibe algo de $ 3, que le son abonados en ¡tres cuotas! En tanto, el consumidor, por cada litro de esa leche en góndola debe oblar $ 20 por cada uno, ¡olvidándonos del yogur, claro! Otro tanto acontece con la carne, el trigo, etc.
Nada distinto se observa en la prestación de servicios públicos cooperativos esenciales cuando los asociados deben pagar igual o más que lo que cobran empresas privadas o estatales. A pesar de ello, adviértase, ninguna cooperativa del sector “ni rescinde ni renuncia a la concesión respectiva” sino que, vaya vaya, aun manifestando que la gestión es deficitaria, continúan intensificando el añadido de otros servicios no esenciales ni autosustentables ni contemplados en el objeto cooperativo.
Consideramos cooperativamente clave un espacio pedagógico para la formación de personas más conscientes y comprometidas, en el doble sentido de estar en mejores condiciones de elegir, de hacerlo y ejercerlo, singularmente cuando de prácticas anticooperativas se trata, como aquellas que alejan y encarecen maliciosamente el vínculo entre productor y consumidor o entre prestador y usuario, imponiéndoles paradojal y contradictoriamente precios o tarifas superiores a los de empresas comerciales y estatales.
Así entonces, a propósito del estallido que disparó la detención del exfuncionario José López, mentor de los múltiples y diversos escándalos consumados corruptamente con simulacros de cooperativas de vivienda, es hora de reivindicar la clave cooperativa echando luz sobre el asunto poniendo blanco sobre negro; negros ilegales, descontrolados e impunes; obviamente todos “negros” que una y otra vez, son cargados sobre los ciudadanos/consumidores y usuarios más necesitados, estafándoseles recurrentemente tanto en sus bolsillos como en su buena fe, ante la “tolerancia” de las federaciones y confederaciones de cooperativas, del INAES, de fiscales, de jueces, del Auditor General, de la Procuradora General y del Defensor del Pueblo de la Nación; de las Direcciones de Catastro y de Vivienda, de las escribanías, de los intendentes y jefes comunales que peregrinaron 12 años al ministerio de Julio De Vido-López.
Roberto Fermín Bertossi Roberto Fermín Bertossi es experto de la Coneau en temas de cooperativismo.