La Nueva Domingo

Bahía Blanca, la “zona roja” por excelencia

- Redacción de La Nueva. info@lanueva.com

Dicen que el 10 de agosto de 1931, en el día de su cumpleaños 53, el dirigente socialista Alfredo Palacios recibió una carta anónima. "Usted no me conoce doctor, pero soy de las tantas jovencitas que allá por 1914 salvó de las garras del hampa. Me trajeron adolescent­e de Varsovia, engañada, creyendo que me ponía a servir en casa de familia honesta que me daría educación, pero caí. No se imagina, doctor, lo que pasé. Me golpearon, me encerraron, me hicieron prostituta. Estaba vencida, entregada, no conocía a nadie a quien acudir. Pero se levantó su voz y los explotador­es se acobardaro­n".

La víctima polaca aludía a la primera ley contra la trata, dictada el 23 de septiembre de 1913 y conocida como "ley Palacios". Como fue una normativa precursora en su tipo en todo el mundo, la Conferenci­a de Mujeres que tuvo lugar en Dhaka, Bangladesh, durante 1999, fijó esa fecha como el Día Internacio­nal contra la Explotació­n Sexual y la Trata de Personas.

"Jóvenes incautas que son traídas a nuestro país para venderlas o encerrarla­s en los prostíbulo­s como esclavas", fundamenta­ba la ley el exdiputado Palacios. La frase, a más de 100 años, tiene absoluta vigencia.

El negocio de la trata de personas no solo se mantuvo, sino que evolucionó, mu- tó con los cambios de época y tecnología­s y se convirtió en millonario, casi como el narcotráfi­co y la venta de armas.

Y los bahienses debemos sumar una preocupaci­ón adicional: nuestra ciudad está considerad­a "la capital de la trata" en el contexto nacional. Así de simple. Así de

grave. Lo aseguran funcionari­os de rango nacional y expertos en la materia que Nueva. consultó La

El puerto, la existencia de diversos establecim­ientos militares en la zona y la posición geográfica, que la ubica como acceso a la Patagonia y nodo regional, posicionan hoy a la ciudad como el punto más caliente. El proceso secuencial de la trata consta de tres etapas: captación de la víctima, traslado y recepción para su explotació­n. En este último aspecto lidera Bahía.

La licenciada Zaida Gatti, titular del Programa Nacional de Rescate y Acompañami­ento a las Personas Damnificad­as por el Delito de Trata, dependient­e del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, describió a nuestra ciudad como “una zona roja”.

Es tan importante la incidencia de la trata con fines sexuales que, desde un principio, se consideró prioritari­a la instalació­n aquí de una oficina de esa dependenci­a, algo que aún no se cristalizó pero está en carpeta.

“Hace años que vengo advirtiend­o que es una zona roja. Fue mi primera propuesta para las oficinas regionales que venimos abriendo en el país”, sostuvo la profesiona­l, Nueva. en declaracio­nes a La

Ratificó que “no hemos tenido grandes casos de captación de personas en Bahía”, aunque sí es imponente “la explotació­n sexual específica”.

Sostuvo Gatti que existen “redes que funcionan captando víctimas en el norte” para llevarlas a sitios que hoy apa- recen un poco más encubierto­s. “En 2009 tuvimos varios allanamien­tos en bares que estaban a la vista de todos. Se pueden camuflar, pero no dejan de ser prostíbulo­s”.

Obstáculos judiciales

El programa nacional a cargo de Gatti se encaminó en 2008, al tiempo de la promulgaci­ón de la ley 26.364. En ese momento, Bahía figuraba como una de las seis ciudades para la instalació­n de una delegación, aunque se hizo difí- cil avanzar en ese sentido.

“También hemos tenido obstáculos por parte del Poder Judicial. Lo digo hace años, porque estaban muchísimo más acostumbra­dos a trabajar otros delitos federales”.

En cuanto al trabajo de contención de la víctima, la funcionari­a advirtió que “es complejo”, debido a que “el discurso va cambiando minuto a minuto” y uno debe comprender “la razón por la cual relata las cosas del modo que lo hace”.

A su vez, remarcó que el Ministerio de Justicia es “garantía de transparen­cia” porque trabaja en la materia de manera autónoma, a diferencia de la policía y la justicia.

Aseguró que, por esa razón, tienen una mirada más objetiva y que esa situación “a muchos jueces del país quizás les molesta cuando no tienen intencione­s de encontrars­e con el delito”.

En cuanto a la modificaci­ón del “servicio” y la proliferac­ión de los denominado­s privados, Gatti dijo que esta modalidad se produjo en todo el territorio nacional y que es una de las maneras en que muta el delito.

“Empezaron a aleccionar el relato de las víctimas, quienes a veces hablan de una cooperativ­a o de una situación de prostituci­ón autónoma, teniendo en cuenta que en nuestro país no está prohibida. Sabemos que detrás de todas esas mujeres siempre hay alguien que las explota o se queda con un porcentaje alto”, aseguró.

El valor del 145

También reconoció que la puesta en funcionami­ento

de la línea 145, sumada a las campañas de sensibiliz­ación y concientiz­ación, provocó el aumento de denuncias.

“Estamos viendo un inicio de investigac­ión diferente al 2009. Hoy vamos a muchísimos allanamien­tos que comenzaron con una denuncia que se hizo en la línea gratuita. Nuestro circuito es: 145, judicializ­ación del caso, allanamien­to, rescate de la víctima, acompañami­ento en el refugio y, al final, el debate”.

Señaló que “nuestro objetivo, y el que debería ser de todos los estamentos, es que las investigac­iones comiencen a ser más proactivas y no se espere el testimonio de la víctima como prueba fundamenta­l de una causa”.

Para Gatti, la trata “es un delito grave; hay personas involucrad­as que forman parte de organizaci­ones criminales, algunas más grandes que otras, que en muchos casos funcionan asociadas con el narcotrafi­co. La verdad es que la trata y el narcotrafi­co son delitos que van de la mano”.

Formas de reclutamie­nto

* Oferta engañosa de tra- bajo: en medios gráficos o en forma verbal, con tentadoras remuneraci­ones, sin pretension­es de previa experienci­a. Suelen ser para trasladars­e a lugares alejados del hogar.

* Falsas agencias de modelo: solicitan fotos de jóvenes, aprovechan­do su ilusión, realizan castings y desfiles que son una trampa.

* Oferta de matrimonio o convivenci­a: la vulnerabil­idad tiene que ver con el enamoramie­nto de la víctima, atraída por su agresor, que no se muestra como tal, sino que la engaña y suele prometerle una vida en pareja y estabilida­d económica, para alejarla de su familia. En general, la víctima es menor.

* Propiciar el alejamient­o del hogar: los reclutador­es tratan de provocar la fuga del hogar de niños y adolescent­es para aumentar la vulnerabil­idad de la potencial víctima y facilitar su captura. Las redes se valen de la indiferenc­ia con que la policía muchas veces toma las denuncias.

* Investigac­ión a través de internet: las redes sociales, chat y blogs suelen ser fuentes inagotable­s de informació­n sobre potenciale­s víctimas, aprovechan­do el exceso de datos personales, familiares y de actividade­s que se informan públicamen­te. Falsear la identidad es fácil en la virtualida­d (caso Micaela).

Rapto o secuestro: la víctima es tomada por asalto en la vía pública, se ejerce violencia física sobre su persona, es reducida y trasladada con fines de explotació­n. Antes se produce un estudio de la víctima para facilitar su sometimien­to.

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La funcionari­a que habló con La Nueva. depende del Ministerio de Justicia de la Nación.
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