Dos esquinas, dos desarrollos, dos enfoques que mejoran la ciudad
Los edificios Cisneros y Zeus aportaron criteriosas miradas sobre el aprovechamiento de los espacios público y privado. Si bien sus cimientos se colocaron con ocho décadas de diferencia, ambos son modelos a seguir.
Mario Minervino Ochenta años separan un proyecto del otro, ambos son ejemplos a seguir. Uno de ellos abrió la historia de los rascacielos modernos en la ciudad, el otro plantea una manera distinta de concebir el diseño de edificios a partir de su relación con el entorno.
Nos referimos a los edificios Cisneros (Zeballos y Portugal) y Zeus (Brandsen y San Martín), los cuales más allá de sus diferencias morfológicas resuelven con criterio y riqueza sus emplazamientos en esquina, buscando una inserción amable en su lugar.
El Cisneros
Ubicado "detrás del Teatro Municipal", el Cisneros (recibió ese nombre en 1991) es una joya del patrimonio arquitectónico. De líneas modernas, se destaca con sus paredes claras, desprovistas de todo ornamento, con líneas propias de la Bauhaus, que inauguró en 1936 la época de los edificios en altura.
Pese al reducido terreno (156 m2), el ingeniero Guillermo Martín, autor del proyecto, incorporó un jardín en la esquina, buscando integrar la obra con su entorno, en particular con las plazoletas del teatro. "Constituye el primer caso --explicó-- de resolución semi-pública y un primer paso hacia la conformación de la ciudad-jardín".
El edifició se construyó con estructura de hormigón ar- mado, calculada según el reglamento alemán y ensayada en los laboratorios de los Ferrocarriles del Estado. Fue novedoso que contara con cocheras individuales y la co- locación de un quemador de basura, para lo cual cada piso tenía un receptor de residuos.
Disponía de instalaciones para los sistemas de timbre, telefonía y radio, calefacción central a vapor y cocina a gas, esmaltada a fuego.
Zeus
La esquina de San Martín y Brandsen tenía condición de baldío desde hace 30 años, tras la demolición del inmueble donde funcionaran las firmas Drysdale e Ignisci. La construcción de una torre de departamentos y oficinas derivó en un singular tratamiento de la esquina, con la generación de una plaza seca, pública, equipada de bancos y forestada.
Para eso los proyectistas sacaron provecho de una propuesta del municipio tendiente a mejorar el espacio público, transfiriendo superficie privada a la pública a partir de otorgar algún beneficio a los emprendedores.
La mejora del espacio público siempre es beneficiosa para la ciudad, como también que los edificios de determinada escala generen un retiro adecuado de la línea municipal, de modo de no resultar agresivos para el transéunte y tener mejores condiciones de visibilidad.
Se podría hablar del proyecto propiamente dicho, con sus componentes resueltos en distintos materiales, texturas y colores. También de su trascendencia como punta de lanza en un sector de la ciudad que había perdido protagonismo y que comienza a ser valorado por los desarrolladores urbanos.
En particular es interesante destacar cómo el diseño y un pensamiento superador, que exceda el edificio para asumir un compromiso con la ciudad, deriva en obras que generaran un mejor ámbito. "Toda ciudad tiene la arquitectura que es capaz de entender", dijo un arquitecto. Es de desear que la cultura local evolucione y sus edificios respondan a una exigencia superior, algo que no ha sido moneda corriente en los últimos 50 años.
Es de desear que la cultura local evolucione y sus edificios respondan a una exigencia superior, lo cual no ocurrió durante los últimos 50 años.