El reino de las expectativas
Con el arranque del segundo semestre quedó claro que la situación económica no dará un vuelvo de la noche a la mañana. El propio Mauricio Macri tuvo que explicar que nunca había dicho que los cambios serían espontáneos, dando a entender que cualquier reactivación será más bien gradual. En todo caso, desde el gobierno señalan que al menos se puede afirmar que lo peor quedó atrás. El freno judicial al aumento del gas pone ese argumento también en tela de juicio: el gobierno tuvo que pagar un elevado costo político por los incrementos que ahora podrían volver a foja cero, generando un nuevo agujero fiscal.
Pero aún con los tropiezos, hay un aspecto que surge con claridad en las encuestas que se realizaron en los últimos días a ejecutivos: el optimismo se impone más allá de los desafíos y problemas que enfrenta la economía.
Por ahora todo pasa por expectativas, que claramente están más en la cabeza del empresario que del público. La caída del poder adquisitivo fue tanto o más fuerte que la sufrida en 2014. Y todavía está por verse si el regreso del índice de inflación a la media de los últimos 10 años (2% mensual) alcanza para que se empiece a vislumbrar un repunte.
El empresario, sin embargo, mira otras variables. La nueva visibilidad que consiguió la Argentina internacionalmente y el regreso a los mercados sin dudas entusiasman. El cambio del “clima de negocios” viene respaldado por logros como la salida del default y el financiamiento que consigue el gobierno a tasas que de a poco van bajando.
Si bien es más que obvio que la sintonía empresaria con este gobierno es infinitamente mejor que con el anterior, la ansiedad podría aumentar si no empiezan a verse resultados concretos.
Varios aspectos juegan a favor para empezar a percibir una mejora. El tipo de cambio se estabilizó y nadie espera que el dólar se salga de cauce, la inflación comen-
Hay un aspecto que surge con claridad en las encuestas que se realizaron en los últimos días a ejecutivos: el optimismo se impone.
zará a dar señales favorables y las tasas de interés vienen bajando sostenidamente.
La fuerte adhesión que se espera para el blanqueo es una muestra más del momento favorable de la percepción de la Argentina entre los inversores. Pero aún un resultado positivo estaría lejos de solucionar los principales problemas de fondo: la falta de competitividad, un déficit fiscal persistente y el enorme tamaño del sector público. Si no se encara esta agenda volverán las dudas y podría complicar una piedra clave del plan económico: el financiamiento externo.