Libertad tiene otro motivo para seguir festejando el centenario
En el día de su 100° aniversario el conjunto de Villa Rosas venció a Sporting, por 1 a 0 y avanzó a los semifinales del Torneo Apertura. Darío Gigena anotó el gol de triunfo, a los 56 minutos.
Mikel Iñurrategui n la previa del partido entre Libertad y Sporting me contaron la historia de un hincha milrayita que en la última semana, previa al centenario festejado ayer, había tenido ¿Cómo decirlo...?, el llanto fácil.
Es que para él, Libertad significa mucho; entonces, le costó disimular la emoción. Incluso, frente a sus hijas y seres queridos.
Es que por estas fechas en las que hablamos de Patria (aunque después, lastimosa-
Emente, se nos pasa un poco), los clubes -como instituciónhacen Patria a su modo. Y por eso, en estas fechas tan particulares, generan éstas y muchas otras emociones... Encima ayer, Libertad, gracias a su goleador, le agregó un motivo más de festejo a todo Villa Rosas, al vencer a Sporting, por 1 a 0, e instalarse en semifinales.
Aunque antes debió lidiar con rival durísimo que nunca se dio por vencido y vendió cara la derrota.
En la previa el barrio respiraba festejos, en los pasillos de la cancha se hablaba del partido y también de la celebración de la noche. Llegando a la cancha un pasacalles y algunas pintadas hablaban de los 100 años del club.
Y en la cancha, el local y los puntaltenses daban muestras claras de que habían arrancado los playoffs.
Los primeros 45 minutos fueron típicos de partido definitorio. Poco juego, casi nada de espacios, muchas imprecisiones y avances cortados.
En el inicio la visita avisó con un par de tiros libres y remates lejanos y desviados.
Luego, el trámite se emparejó y los arcos quedaron lejanos para ambos.
Si el primer capítulo tuvo características típicas de playoffs, el segundo mucho más.
Es que el dueño de casa avisó de arranque con Gigena y Sergio García. Y a los 11m. Darío con todo su oficio a cues- tas, recibió un envío largo en el área entre la marca de Fochesatto y Aguirre y a puro empuje abrió el marcador.
Luego, lo previsible. Al instante, Mardones no lo dudó y envió a Lezcano y Germani (de muy bien ingreso) y el rojinegro fue en busca del empate que le devolviera la ilusión. Y tuvo sus chances.
El dueño de casa retrocedió unos metros y le agregó la otra pisca al plato del 9 de julio: el aguante.
Walker se vistió de héroe y sacó un par de envíos con destino de gol y enfrente no pudo terminar de liquidarlo de contra.
Luego, el reloj corrió y fue su aliado perfecto. Sólo quedaba tiempo para los festejos.