Un aplauso…
hacíamos bastante lío en el colegio. Roberto lo terminó, pero Lucas y yo abandonamos y nos pusimos a trabajar con mamá en el restaurante – repasa Christian lo que fue, acaso, su comienzo en el universo de las ollas y las sartenes–. Teníamos que salir adelante, sobrevivir. No había mucha vuelta. Al principio, estábamos muy enfocados en el servicio: hacíamos de cajeros, de mozos, nos encargábamos de las compras. Y, de tanto en tanto, cocinábamos algo. Cuando con mi hermano más grande Si hay una comida que es un ritual, sinónimo de reunión, es el asado. Actualmente, Christian conduce el programa Maestros del asado (por el canal elgourmet), en donde comparte sus consejos a la hora de enfrentar la parrilla. “El asado es compartir. Encender el fuego ya es una cosa ancestral. Qué madera usás, cómo se prende... Hay que tener paciencia, esperar. Para señoras que hacían paté, masas y ricas tortas. Nosotros éramos chicos, los únicos varones.No existían las escuelas profesionales de cocina.
– ¿ Y cómo encajaron ustedes ahí?
–Estábamos fascinados, porque, por un lado, teníamos el oficio que incorporamos de mi madre: como controlar las compras, economizar los cortes, manejar el personal, motivar a los mozos. Por el otro, aprendíamos platos nuevos y mezclábamos sabores, que después sumábamos al menú.
mí es un acto muy noble, que genera un encuentro, una charla. Creo que ese es el éxito del asado, más allá del plato. Es como pasa con las pastas que hace la abuela los domingos: está ella cocinando desde las diez de la mañana, te recibe en su casa, hace la salsa...”, comenta quien estudió con Alicia Berger, y se perfeccionó en Francia, trabajando en el hotel Ritz de París, y en otros restaurantes de la misma ciudad.
Trabajar en familia no suele ser algo simple: las tensiones pueden desgastar los vínculos, y los roces pueden trasladarse puertas adentro. Sin embargo, Christian asegura que la combinación de su ascendencia alemana con los valores que incorporaron en eldeporte ( inculcado por su padre),