La Nueva Domingo

El fallido golpe en Turquía dejó secuelas de todo tipo

Reportaron 265 muertos, entre policías, soldados leales al presidente Erdogan y civiles. Hubo 1.440 heridos y más de 2.800 detenidos. El Gobierno arremetió contra la Justicia.

- Una vez

El intento de golpe militar que mantuvo en vilo Turquía durante toda una noche, desembocó ayer en una manifestac­ión de fuerza del Gobierno islamista, que se apresuró a realizar purgas en la Justicia, a la vez que recibió el respaldo de todos los partidos políticos.

Según las cifras difundidas por el primer ministro, Binali Yildirim, el balance del golpe son 265 muertos, entre policías, soldados leales al Gobierno y civiles y 1.440 heridos, a lo que se añadirían aproximada­mente 20 muertos y 30 heridos entre los golpistas.

Esta última cifra contrasta con la avanzada por las autoridade­s militares leales horas antes, que hablaban de 104 golpistas muertos.

Más de 2.800 soldados fueron detenidos tras fracasar el golpe, y el Ministerio de Interior anunció la destitució­n de 5 generales y 29 coroneles.

Pero además, el Gobierno inició una purga del Poder Judicial, y la Junta Superior de Jueces y Fiscales ha destituido a 2.745 magistrado­s, al tiempo que el Ministerio de Justicia destituyer­a a 5 de los 22 miembros de ese mismo cuerpo.

Al mismo tiempo, la policía detuvo a 10 jueces del “Danistay”, la máxima autoridad jurídica para contencios­os administra­tivos, y tiene a otros 38 en búsqueda y captura, mientras que hay orden de arresto contra 140 jueces del Tribunal Supremo (Yargitay), y se ha detenido a Alparslan Altan, juez del Tribunal Constituci­onal.

A media tarde, en tanto, comenzó en el Parlamento una sesión especial en la que Binali Yildirim describió la jornada como “una fiesta de la democracia”, resaltando que la población se había opuesto a los golpistas.

Yildirim, líder del gobernante partido AKP, obtuvo el respaldo de los tres partidos de la oposición, que condenaron el golpe de forma unánime, aunque hicieran veladas críticas a la deriva autoritari­a del Gobierno.

Delante del Parlamento se reunió una muchedumbr­e que celebraba el fracaso del golpe, pero que en sus gritos de apoyo al Gobierno del AKP llegó a pedir la pena de muerte, que está abolida en Turquía.

Según las imágenes difundidas por las television­es turcas, muchos militares El gobierno de Turquía acusó por el fallido golpe al clérigo turco Fethulah Gulen, quien está radicado en EE.UU. desde hace varios años.

Gulen se convirtió en enemigo político de Erdogan después de que en 2013 se conocieran casos de corrupción en el círculo más íntimo del presidente que incluyó a uno de sus hijos.

Erdogan consideró a Gulen el “cerebro” del fallido golpe militar y desde hace años lo acusa de ser el máximo responsabl­e de una “estructura paralela” dentro de las propias institucio­nes estatales. golpistas sufrieron un violento acoso por parte de ciudadanos que habían salido a la calle de madrugada siguiendo el llamamient­o del Gobierno, y algunos sólo fueron salvados del linchamien­to por la intervenci­ón de la policía.

Las protestas se convirtier­on en celebracio­nes después de que, al amanecer, los soldados golpistas abandonaro­n los tanques sobre el puente del Bósforo y se rindieron a la policía.

Hasta ese momento habían sembrado pánico los vuelos rasantes de cazabombar­deros sobre el centro de Estambul y Ankara, rompiendo la barrera del sonido con un efecto fácil de confundir con detonacion­es, sin que la ciudadanía supiera si estaban pilotados por rebeldes o militares leales al Gobierno.

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REUTERS consumada la rendición, los manifestan­tes turcos descargaro­n su animosidad contra los soldados que encabezaro­n el frustrado golpe de Estado.

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