La educación de los conductores
EL MUNICIPIO ha decidido aumentar las exigencias teóricas a quienes pretendan obtener su licencia de conducir, cuyos aspirantes pasarán de tener un curso de una hora a dedicar siete horas al mismo, a partir de adicionar nuevas temáticas y ampliar las ya existentes.
Piden mayor rigor en los exámenes para obtener la licencia de conducir, una medida que parece muy razonable.
DESDE HACE varios años, la oficina de tránsito registra un bajo porcentaje de personas que aprueban de manera directa el examen teórico, a pesar de que se les entrega un manual con el necesario apoyo teórico e incluso se les presentan las preguntas que luego se toman en la evaluación.
A PESAR de esas facilidades, la mayoría de las personas apenas prestan atención a ese apoyo, convencidos, en su mayoría, de poseer los conocimientos necesarios para sortear de manera satisfactoria la prueba. Nada más lejos de la realidad.
HABRÍA QUE considerar la posibilidad de que esos cursos se puedan cumplir vía Internet, tal cual lo instrumentó el exministro de Transporte, Florencio Randazzo, mediante la disponibilidad de acceder al material en la web, en los cuales los vecinos podían estudiar y autoevaluarse, para luego solicitar una fecha para la prueba.
QUEDA AHORA por mejorar la evaluación práctica, la cual fue puesta en duda en cuanto a su calidad en 2014, cuando se anunció que se modificarían sustancialmente exigencias hoy reducidas a estacionar entre dos vallas y realizar un inútil slalom marcha atrás entre conos.
EN ESE momento varios especialistas, sobre todo titulares de academias de conducir, mencionaron que era necesario montar un circuito donde se pudiese evaluar de manera integral la capacidad de quienes conducen, sus conocimientos de las señales, su capacidad de reacción y otras cuestiones que den cuenta de su habilidad para manejar en la ciudad.
BAHÍA BLANCA tiene un parque automotor calculado en 160 mil unidades, con calles ajustadas para ese volumen de tráfico, con una cultura que tiende más a ignorar reglas que a acatarlas, con pavimento en mal estado, semáforos sin sincronizar, miles de motos y bicicletas. Un escenario que merece la máxima atención y conocimiento.
DE ALLÍ la necesidad de disponer de una preparación adecuada, de exigir -dentro del sentido común- una respuesta acorde por parte de los vecinos, y de esta manera cumplir con los pasos lógicos en materia preventiva.