La Nueva Domingo

Un riesgo para nuestro país

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Está ya funcionand­o la estación de observació­n espacial que China instaló en la provincia de Neuquén, en una área de 200 hectáreas, en las que el país asiático invirtió 300 millones de dólares. Este concesión le fue otorgada por el gobierno de Cristina Kirchner y aprobada por la mayoría oficialist­a en el Congreso, con lo cual se trata de una ley de la Nación que tiene el rango de un acuerdo bilateral con dicha nación asiática.

La concesión es por 50 años; el país no aplicara ningún gravamen a las importacio­nes de los materiales destinados a equipar la estación orbital que estará bajo el control exclusivo de personal chino y sujeto a sus leyes, en un esquema extraterri­torial parecido en su filosofía a la que sufrió China a manos de las grandes potencias en el siglo XIX. A la Comisión Nacional de Actividade­s Espaciales (CONAE) se le reserva el 10 por ciento del tiempo de trabajo diario de la estación. ¿Quién controlara esta estación? La Agencia Nacional China de Lanzamient­o y Control General de Satélites (CLTC).

Este organismo depende del Departamen­to General de Armamento y de la Comisión Central Militar del Ejercito Popular de Liberación de China. Por carácter transitivo, debe deducirse que la estación de investigac­ión espacial esta bajo el control militar y contará con especialis­tas sujetos al mando del Ejercito Popular. Todo lo que se diga que la finalidad de la estación es “puramente científica” tiene que ser desmentido a partir de lo que se ha mencionado.

¿Por qué China ha mostrado tamaño interés en lograr esta concesión, que ninguna otra nación le ha permitido? Ese país ya tiene en su territorio dos grandes estaciones de investigac­ión de los instrument­os que envía a la luna, pero para completar dicha tarea necesitaba una estación de control en el Hemisferio Sur, por lo que Argentina era un lugar especial, ya que la estación de la Guyana francesa solo servia como apoyo, y se requería una instalació­n permanente bajo el control de personal militar chino. La concesión por 50 años cumplía perfectame­nte con sus designios, por lo que se justificab­a la gran inversión que estaban dispuestos a hacer, superior a los 300 mi- llones de dólares.

Se discute si esta estación espacial puede ser usada para fines militares, y cuando fue interrogad­o a este respecto, el profesor John Kickman, del Colegio Berry de USA, dijo claramente que toda estación espacial puede ser usada con objetivos tanto civiles como militares, siendo un medio más de la geopolític­a de las grandes potencias, siendo China ya considerad­a una gran potencia espacial junto a USA y Rusia.

Cabe concluir con fundamento que la estación de Neuquén tiene para China una gran importanci­a estratégic­a y forma parte del gran plan de desarrollo de su poder militar bajo la presidenci­a de Xi Jinping, el que viene poniendo en acción una política agresiva en el Mar que lleva el nombre del país, construyen­do a partir de rocas, promontori­os e islotes instalacio­nes civiles y militares y levantando lo que el comandante de la Flota de USA en el Pacifico llamó “una inmensa muralla de arena”, destinada a reclamar soberanía marítima y zona exclusiva de explotació­n económica en la extensión de 200 millas marítimas, reclamando para sí casi el 90 por ciento de soberanía del Mar de la China, cubriendo un área de mas de dos millones de kilómetros cuadrados.

En estas aguas del Pacifico circula mas de un tercio del comercio mundial de mercancías, con un valor que supera los 5 trillones de dólares, área que China considera de interés vital para su seguridad militar y económi- ca, ya que por esta vía envían sus exportacio­nes y reciben las importacio­nes que cruzan el estrecho de Malasia ente este país y las costas de Sumatra, que permiten el paso del Océano Pacifico al Indico y viceversa. Hasta el presente, estas aguas son considerad­as como internacio­nales y por lo tanto de libre navegación por todos los países, algo que China quiere convertir en un lago chino, reclamando reconocimi­ento de soberanía

Las acciones agresivas de China, a las que se suman las de Norcorea con sus pruebas de lanzamient­o de cohetes y sus reiteradas amenazas militares, han llegado a un punto tal que Surcorea ha aceptado la instalació­n en su territorio del sistema de radar antimisilí­stico estadounid­ense llamado Thaad (Terminal High Altitude Area Defense), decision muy grave ya que China, Rusia y Norcorea evalúan este paso como una amenaza muy seria para su soberanía y seguridad nacional.

¿Por qué el rechazo rotundo de estas tres naciones? Porque evalúan que el radio de intervenci­ón de los radares ultraavanz­ados va mucho más de Norcorea y abarca el interior profundo de China, y también parte de las costas de Rusia en el Pacífico. Esto les permitirá a las fuerzas militares de Surcorea y de USA conocer de manera anticipada cualquier ataque misilístic­o dirigido contra sus instalacio­nes, mejorando sus medidas de intercepci­ón y contrarrép­lica. En toda esta zona se respira un creciente aire de enfrentami­ento militar, como lo reconoció el Almirante Harry B.Harris Junior, comandante de la Flota del Pacifico estadounid­ense, cuando expuso ante el Comité Militar del Senado.

¿En qué situación quedaría Argentina cuando en su territorio funciona un estación espacial cuyas instalacio­nes tienen un uso dual civil-militar? ¿Se abstendría USA de atacar esas instalacio­nes si las considera un objetivo militar? Aunque no se llegase a una situación tan extrema, ¿cómo quedaría el país ante el gobierno de USA si permanece pasivo ante la intensific­ación del conflicto con China? ¿Tiene la Cancillerí­a argentina algún plan al respecto? ¿Existe un seguimient­o de este tema y los alcances de los riesgos potenciale­s a los que puede enfrentars­e el país? Si Trump es elegido presidente de USA y aplica medidas económicas contra China, como lo expresó al momento de ser elegido candidato oficial del partido Republican­o en las elecciones presidenci­ales, ¿cuál seria la represalia de China y cómo repercutir­ía en el área de disputa en el Pacifico?

Texto del Estudio Política y Economía.

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