“No nos queda otra cosa que convivir con la delincuencia”
Mirta Calvo sufrió el segundo robo en cuatro años. Mencionó que ladrones aprovecharon su ausencia para ingresar al domicilio y apoderarse de varios elementos y dinero en efectivo.
“A esta altura estamos resignados con todo lo que está pasando. Más medidas de seguridad no puedo tomar. Tengo alarma, doble cerradura y rejas, más no se puede hacer”.
Enojo y resignación son los sentimientos que por estas horas siente una mujer que reside en el barrio Avellaneda, luego de sufrir el segundo robo en cuatro años.
En el episodio anterior la familia padeció un hecho verdaderamente traumático, cuando cinco delincuentes armados irrumpieron en el lugar.
El último viernes la situación fue distinta, ya que los ladrones aprovecharon la ausencia de los dueños para acceder al inmueble ubicado en Zapiola e Indio.
“Entre las 10 y las 17 no hubo nadie en casa, pero sobre las 11.30, una vecina vio que afuera había una camioneta y un auto. Cuando la señora abrió el vidrio uno de los vehículos salió por calle Indio y el otro por Zapiola. De todos modos, ya habían entrado a robar”, contó Mirta Calvo.
La damnificada describió que los desconocidos se apoderaron de unos 3 mil pesos y una tablet, entre otros elementos.
“Sinceramente no sé por dónde ingresaron al patio, imagino que saltando el paredón. Pero a la casa entraron rompiendo la puerta de atrás. Además, le dañaron el vidrio al auto de mi hija”, agregó.
Precisamente, mencionó que utilizaron una herramienta de jardinería para destrozar el cristal trasero del Volkswagen Gol.
Explicó que alguno de los individuos se lastimó, ya que halló rastros de sngre en la puerta de la vivienda.
“No alcanzaron a llevarse muchas cosas porque tuvie- ron que salir cuando la señora abrió la ventana”.
Siguió diciendo que “justo había cobrado un dinero, pero era poca plata. No sospecho de nadie, para mí fue al voleo. Creo que me salvaron también los perros de la mujer, porque no se llevaron muchas cosas, incluso dejaron los televisores”.
Calvo indicó que el sector sufre la inseguridad al igual que otras zonas de la ciudad, al tiempo de recordar la violenta experiencia que le tocó vivir en julio de 2012.
“En aquella ocasión fue una especie de robo comando, porque nos entraron cin- co tipos armados. Nos agarraron adentro y se llevaron muchísimas cosas. Recuerdo que estábamos con mi hija y mi nieta, y nos pegaron y amenazaron. La sensación es horrible igual”.
En esa oportunidad, según el archivo de las personas tocaron el timbre de la casa con el pretexto de preguntar por una persona.
Al ser atendidos accedieron por la fuerza y, amenazándolas con un arma blanca, encerraron a las víctimas en una habitación.
Huyeron con un televisor, una computadora, una cafetera, un celular y dinero en
La Nueva.,
efectivo.
Mencionó luego que los delincuentes “se llevaron (en la antevíspera) algunos juegos de llaves, por lo que estamos cambiando todas las cerraduras de la casa”.
Calvo, quien habita el domicilio desde hace 7 años, realizó la denuncia en la comisaría Segunda.
“Esperemos que la Justicia actué. Sin querer justificar a la gente, porque esto no lo tiene, la situación social está muy mal. No hay una salida rápida a este tema. No queda otra cosa que convivir con la delincuencia”, finalizó.
La mujer contó que en el episodio anterior cinco personas armadas accedieron a su inmueble cuando se encontraba acompañada por su hija y una nieta.