La Nueva Domingo

Prevenir, investigar, probar

- Por José Luis Ares

La certeza de un castigo, aunque éste sea moderado, hará siempre mayor impresión que el temor de otro más terrible, pero unido a la esperanza de la impunidad". (Cesare Bonesana, Marqués de Beccaria, 1764)

I. En un artículo anterior (“Falta política criminal”, setiembre de 2015) decía que el diseño de políticas públicas en materia de seguridad es una tarea ardua y compleja que requiere de la intervenci­ón de personas especializ­adas y experiment­adas. Es necesario contar con informació­n fidedigna del fenómeno delictivo en los distintos lugares y en sus diversas modalidade­s; se requiere planificac­ión, coordinaci­ón y control para evitar abusos y asegurar eficacia.

La Ministra de Seguridad de la Nación pidió aumentar las penas para los homicidas de policías, y desde 2002 ese delito está sancionado con la pena máxima; fijar una más dura sería consagrar la pena de muerte, que está prohibida por el bloque constituci­onal.

Creo que queda claro que el actual gobierno de la Provincia de Buenos Aires no tenía un plan integral de seguridad, como tampoco lo tuvo el anterior que creía que sólo se trataba de incorporar más policías sin importar su preparació­n y equipamien­to. Ayer y hoy tampoco parece que existiera la firme decisión de ir seriamente contra la corrupción policial, tema central en materia de seguridad, pues si quienes deben prevenir y reprimir el delito lo encubren o participan de él, ninguna medida tiene sentido. Recienteme­nte fueron encontrado­s 37 sobres con dinero en la departamen­tal de La Plata, lo cual sólo puede tratarse de una espuria recaudació­n para brindar impunidad a las numerosas actividade­s ilícitas. los robos con armas en comercios y viviendas con violencia sobre las víctimas, son los que ameritan mayores esfuerzos.

Creo que no resulta admisible poner como excusa la falta de personal en estos casos porque en la investigac­ión de los sucesos delictivos más graves es donde se juega la credibilid­ad de un sistema penal; esos son los que deben priorizars­e y respecto a los de menor y mediana entidad la sociedad puede ser más tolerante en punto a la impunidad, a la vez que las leyes prevén mecanismos alternativ­os y de simplifica­ción para dar una respuesta racional. No es razonable inundar al sistema judicial de causas por hechos menores y que queden impunes los más graves, máxime teniendo en cuenta que en nuestra provincia más del 80 % de las actuacione­s iniciadas se archivan en fiscalía.

El ciudadano que paga sus impuestos para mantener el sistema puede preguntars­e: ¿cómo puede ser que en hechos graves no atrapen a casi nadie?, ¿cómo no pueden desarticul­ar las bandas?, ¿no se hacen tareas de inteligenc­ia criminal en una ciudad de dimensión mediana?, ¿de cuánto sirven las tan promociona­das cámaras de vigilancia?.

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