El criollo más grande
SAN MARTÍN. Un 9 de marzo de 1812, llegaba al puerto de Buenos Aires una fragata inglesa en la que viajaba un oscuro pasajero que estaba llamado a hacer triunfar, por la fuerza de su genio, el reconocimiento de la independencia. Era éste el entonces teniente coronel José de San Martín, “el más grande de los criollos del Nuevo Mundo”, “como con verdad y justicia póstuma ha sido apellidado”.
Regresaba a su tierra natal templado en las luchas de la vida, amaestrado en el arte militar, iniciado en sociedades propagadoras de las nuevas ideas de libertad, formado su carácter y madurada su razón en la austera escuela de la experiencia y el trabajo. Y traía un vasto plan que debía dar por resultado el triunfo de la independencia.
A los siete días de llegado a Buenos Aires, se le encargó la organización del Regimiento de Granaderos a Caballo y San Martín formó soldado por soldado, oficial por oficial y les inculcó el fanatismo del coraje y el secreto intrínseco de querer vencer. A fines de 1814, siendo gobernador de Cuyo, comenzó la formación del Ejército de los Andes y el ejército atravesó la cordillera en dieciocho días. Esta hazaña coloca a San Martín a la altura de los grandes generales de la historia, pero es más trascendental aun en el orden de los destinos humanos, porque tenía por objeto y por móvil la independencia y la libertad de un mundo republicano. Deteriorada su salud, se refugia en su chacra de Mendoza aislado de todo contacto político. Pero las pasiones y los intereses “banderizos”, los amigos (y los enemigos) no favorecieron a su salud quebrantada y se va del país imponiéndose su destierro. Cuando el país entró en guerra con el Brasil se decide a volver, pero al enterarse del fusilamiento de Dorrego, amigo y compañero en el Ejército de los Andes, prefirió no desembarcar y volver a Francia, donde muere un 17 de agosto de 1850, a los 72 años de edad. La Nación Argentina repatrió sus restos mortales, celebró su apoteosis y le erigió un monumento fúnebre en la Catedral de Buenos Aires, como el nido más grande de su trascendental vida de hombre de acción. ¡Este es el más grande!