España en alerta por las cotorras argentinas
Los vecinos de Madrid se quejan por el ruido, lo que manchan y orinan. Aparecieron hace unos años y no dejan de reproducirse. Calculan que hay unas 200 mil.
Parecen loros, pero son menos simpáticas y en lugar de hablar pegan chillidos estridentes. Las cotorras argentinas, una especie invasora, han proliferado en Madrid y enloquecen a vecinos y jardineros hasta tal punto que el ayuntamiento se dispone a actuar drásticamente.
"Es horrible el ruido que hacen, lo que manchan, y se orinan en los coches", protesta María Moreno, una vecina del barrio de Los Cármenes, bajo un chillerío continuo de cotorras que van y vienen entre los árboles de su calle.
Según cuenta, hace tres o cuatro años apareció una simple pareja. Ahora son decenas, que "se hacen la guerra entre ellas" y compiten por la comida con palomas, gorriones y urracas.
En algunos barrios de la capital, y también en par- ques como la Casa de Campo o el Retiro, pueden verse numerosas bandadas de estas aves de plumaje verde y pecho grisáceo originarias de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Constru- yen nidos de hasta 50 kg, a veces incluso en instalaciones eléctricas, a base de miles de ramas que arrancan de los árboles y que en muchos casos llegan a dejar medio pelados.
Según un censo de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife), el año pasado había en toda España unos 20.000 ejemplares de esta especie, concentrados en las zonas de Madrid, Barcelona y Málaga (sur), con importantes colonias en otros puntos del país.
Las cotorras llegaron hace décadas a España como mascotas. Muchos de sus dueños no tardaron en soltarlas, al descubrir lo molestos que pueden ser sus graznidos agudos.
Desde hace años la especie está catalogada como invasora, lo que autoriza a combatirla, y en 2011 se prohibió su comercialización.
Aun así, se han convertido en un quebradero de cabeza en la capital española, donde por ejemplo están causando estragos en los árboles de los jardines del Campo del Moro, un suntuoso parque a los pies del Palacio Real, o en los cedros del parque Emperatriz María de Austria, en el sur de Madrid.
Luis Manso, jefe de la Unidad de Conservación del Medio Natural en el ayuntamiento zaragozano, explica que una de las medidas que se tomó fue pinchar los huevos con una aguja muy fina y dejarlos en los nidos, "para engañar a los adultos creyendo que eran viables, cuando luego no salían adelante".
Sin embargo, como la colonia no disminuía, en los últimos años se tomó una medida más drástica: eliminar ejemplares a perdigonazo limpio. tendrá, en forma totalmente gratuita, un cartón para empezar a participar.
El juego consiste, simplemente, en ir tachando los números de su tarjeta que coincidan con los de las grillas publicadas.
De martes a viernes publicaremos las grillas en nuestra renovada y muy visitada edición digital.
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Conviene seguir el entretenimiento diariamente para ir palpitando la jugada, que finalizará el sábado a las 13.