Esos nenes del patrullero

Venía para el laburo, me tocan el hombro y me dicen:

-Nos vas a tener que acompañar. Pregunté: -¿Y vos quién sos? -Soy de la policía y te necesito de testigo para un allanamiento. ¿Tenés documento?

-¿Y cómo sé que sos policía?

-No ves que me bajé del patrullero.

Me enojé por la forma, pero después entendí que no estaba para perder tiempo y que hacía su laburo: necesitaba un testigo ya y posiblemente algún jefe lo estuviera apurando: “Dale, viejo, ¿no sos capaz de encontrar un tipo que venga de testigo?”, me imaginé el reto.

Me subí al patrullero y nos fuimos al barrio La Falda. Al llegar me enteré de que iban a requisar un departamento interno en el que había computadoras, prendrives, Cds, DVDs y otras cosas tecnológicas que nunca había visto en mi vida.

-Es por pornografía infantil -escuché. -Uff -pensé. Me puse a charlar con el albañil que fue mi compañero de “testiguismo”. -Iba para la obra. -Uffff. Bueno, por lo menos con este frío zafaste de estar laburando al aire libre.

-Seee, ya me comí todo el invierno.

El dueño de toda esa tecnología sospechosa tenía su casa bastante ordenada y pensé en la mía (si me la requisan posiblemente la dejen más ordenada).

Los 5 policías que esperaban en el patio me hicieron reír. Contaban anécdotas de la comisaría, fumaban y cada tanto preguntaban a los de adentro, que habían venido desde Buenos Aires, si estaba todo bien.

Los porteños metían y metían cosas en sobres. Nos hacían ver a mí y al albañil uno por uno y le cantaban todo todo lo que metían al que anotaba. Casi 2 horas así.

-Bueno ahora les leo lo que escribimos.

Con el albañil, escucha- mos, firmamos sobres y salimos.

Afuera estaban las cámaras y no sabía cómo esconderme: “A ver si piensan...”. Me bajé todo lo que pude la gorra roja y salí. Me subí al patrullero. Comisaría. Más firmas. Y un “listooo” salvador.

-Che, ¿no habrá alguien que me tire al laburo? -Sí, bancá. Lo que no medí fue llegar al diario en patrullero. Hermoso.

Quise abrir para bajar y no pude.

-Pará que te abro -me dijo el poli que manejaba.

Y agregó: “Están trabadas de adentro. Es que acá llevamos a cada nene”.