Existen formas de cuidar el corazón de los niños y los adolescentes
Dos instituciones muy importantes del país hicieron algunas consideraciones para garantizar la salud cardiovascular de los jóvenes, comenzando desde chicos.
as Sociedades Argentinas de Cardiología y Pediatría elaboraron un documento que constituye una guía para familias y para la comunidad médica.
Su objetivo es promover conductas saludables y, así, prevenir y combatir los factores de riesgo asociados a enfermedades cardiovasculares que comienzan a gestarse desde la infancia y representan la primera causa de mortalidad en Argentina, además de asociarse con altas tasas de discapacidad.
Algunas de las recomendaciones detalladas fueron mantener la lactancia exclusiva hasta los seis meses y luego compartirla con algunos alimentos durante, al menos, seis meses más.
También se aconseja evitar el consumo de grasas trans (alimentos procesados, margarinas, galletitas, hambur-
LAEl IMC. Es importante medir el Índice de Masa Corporal, resultante del peso sobre la altura al cuadrado. Sirve para saber si el peso del paciente es el adecuado. guesas), fomentar el de pescados, verduras de hoja verde y nueces.
El trabajo procura estimular la ingesta de agua y limitar la de bebidas azucaradas y azúcares, realizar actividad física, trabajar contra las adicciones y tener en cuenta los antecedentes familiares de patologías asociadas.
“Buscamos que el niño crezca y se desarrolle en el seno de una familia que comparte e imparte hábitos y costumbres que contribuirán a disminuir el perfil de su
BUn alerta. Los datos que revela el IMC con un buen predictor de las enfermedades crónicas no transmisibles que esa persona puede padecer en el futuro. riesgo cardiovascular futuro”, expresó la doctora Claudia Cook, médica pediatra, directora del consenso en representación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
En la medida en que se identifique la presencia de algún factor de riesgo en edad pediátrica, aseguró que en la mayoría de los casos se cuenta con medidas seguras y efectivas para manejarlos.
altos. Cuando se diagnostique obesidad, se propone analizar los indicadores de hipertensión arterial, alteraciones de glucemia y dislipidemia.
“Además de educar desde las etapas más tempranas de la vida, el objetivo de este documento apunta, también, a identificar aquellas familias que, por tener antecedentes de enfermedad cardiovascular, presentan un mayor riesgo de que la padezcan sus hijos a futuro, tanto por el componente genético como por el estilo de vida al que pueden estar expuestos”, consignó la doctora Amalia Elizari, médica cardióloga, directora del Consenso en representación de la socie-
DMuy agresiva. La hipertensión arterial continúa siendo la causa más frecuente de morbimortalidad, tanto en los países desarrollados como en los en vía de desarrollo. dad Argentina de Cardiología (SAC).
Apuntó que sobre estos niños hay que ser mucho más enérgicos en la prevención de los factores de riesgo que en la población en general.
En opinión del doctor Daniel Berrocal, presidente de la SAC, el objetivo de trabajar juntas ambas sociedades es el de promover un documento abarcativo que permita transmitir los mismos mensajes por el médico de adulto y por el pediatra, favoreciendo, así, un abordaje integral para el niño, la familia y la comunidad.
Destacó la importancia de una buena nutrición, ya que la alimentación constituye un factor determinante pero modificable en las enfermedades cardiovasculares.
pequeños. En virtud de los riesgos, se recomienda que a los niños se les mida la presión en forma anual y a partir de los 3 años, aunque parezca temprano.
“Debemos tener en cuenta que la detección de un determinado factor de riesgo en un adulto, e inclusive, en un niño, amerita la consideración de la presencia de dicho factor en el riesgo de los miembros de su familia”, alertó el doctor Miguel A. González, presidente del comité científico del 42º Congreso de Cardiología.
Además de la participación de cardiólogos y pediatras, el Consenso cuenta con el aporte de especialistas en nutrición, actividad física, obesidad, hipertensión arterial, trastornos de los lípidos (dislipidemia), síndrome metabólico y diabetes tipo 2, con apartados y recomendaciones específicas para cada uno de estos campos.
Cita los beneficios de una buena nutrición y la realización de la actividad física, entre los que se encuentran la disminución de la presión arterial, de la grasa corporal, del nivel de colesterol malo, resistencia a la insulina y aumento del colesterol bueno.
A su vez, destaca que los patrones establecidos en la infancia se mantienen en la edad adulta, por lo que es importante comenzar desde chico con hábitos saludables.
Detectado un factor de riesgo en un adulto o en un niño, hay que pensar en que puede afectar a otros miembros de la familia.
Los niveles elevados de presión en etapas tempranas, sumados a los antecedentes familiares son predictores de esta patología en la edad adulta.