La Nueva Domingo

El déficit fiscal es lo menos parecido a un cuento chino

La debilidad de los Estados latinoamer­icanos para hacer frente a una desacelera­ción en el crecimient­o de China dependerá de esa variable.

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Marcelo Bátiz

Las advertenci­as por el nivel alcanzado por el déficit fiscal se formularon desde diferentes posturas y en cada una de ellas se puntualiza­ron sus efectos negativos. Desde la inflación hasta los peligros de un sobre-endeudamie­nto, pasando por la restricció­n del crédito al sector privado y la imposibili­dad de reducir la carga impositiva, las consecuenc­ias son varias, aunque ello no impide que cada día surjan nuevos problemas.

En realidad, lo nuevo no son los problemas sino su percepción por parte de los analistas. Y a veces, vienen con combinacio­nes que no hacen más que potenciar su gravedad.

El miércoles 14 de diciembre se dio cita en Buenos Aires la conducción del Comité Latinoamer­icano de Asuntos Financiero­s (CLAAF), en el marco de una conferenci­a que organizó junto al Banco Ciudad y la Universida­d Torcuato Di Tella.

En una declaració­n del Comité se hizo referencia al nuevo escenario internacio­nal luego del triunfo electo- ral de Donald Trump y al respecto se indicó que "la capacidad de la región (por América Latina) de enfrentar condicione­s financiera­s externas más adversas depen- derá de manera importante de la posición fiscal de las economías. La posición fiscal estructura­l en la gran mayoría de los países de la región se ha deteriorad­o, y particular­mente en la Argentina y Brasil".

La economista Carmen Reinhart, miembro del Comité, aclaró que los inconvenie­ntes para América Latina exceden a la relación de la región con la futura administra­ción republican­a, cuando dijo que "los riesgos para los países emergentes, incluida la Argentina, no solamente van a venir de Estados Unidos directamen­te sino también indirectam­ente de lo que sucede con China".

Y lo que sucede en China es que el gigante asiático no solo está dejando de crecer a los niveles de los últimos años sino que también está reduciendo su intercambi­o comercial. En 2015 sus importacio­nes cayeron un 13 por ciento y se espera un resultado similar para 2016.

Este es un asunto crucial para una región como América Latina, que basó su crecimient­o económico de por lo menos los últimos diez años en el incremento de sus exportacio­nes de materias primas precisamen­te a China .

La incorporac­ión del país más poblado de la tierra al mercado mundial marcó una divisoria de aguas en esta parte del planeta.

Fue justamente a raíz de la demanda china que el precio de la soja tocó el récord de 653 dólares la tonelada a me- diados de 2012. Entre enero de 2003 y octubre de 2016, el superávit comercial de la Argentina fue de 132.049 millones de dólares, en tanto la liquidació­n de divisas por exportacio­nes del complejo oleaginoso alcanzó a 258.757 millones. De lo que surge que sin esas ventas al exterior, el país hubiera acumulado en casi catorce años un déficit comercial de 126.708 millones de dólares.

Un viejo proverbio indica que los árboles no crecen hasta el cielo. Puede aplicarse perfectame­nte a esta situación, en la que la soja cotiza un 42 por ciento por debajo del récord de hace cuatro años. Y también a los gobiernos imprevisor­es que basaron su estrategia en que los precios iban a subir indefinida­mente. Aunque no lo veamos, el deterioro de los términos del intercambi­o siempre está.

Con un aumento de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal y una retracción de las importacio­nes chinas, las opciones para financiar un déficit fiscal que no baja se tornan más desfavorab­les.

Para hacer frente a las situacione­s de zozobra, los países deben contar con la fortaleza que proveen los recursos obtenidos en tiempos de bonanza. No hace falta ser economista para darse cuenta. Jean de La Fontaine no lo era y lo advirtió hace cuatro siglos al reescribir su célebre fábula "La cigarra y la hormiga".

Reinhart lo señaló hace pocas horas. Como para que los que minimizan el problema se terminen de dar cuenta que el déficit fiscal no es un cuento chino

Los riesgos que deberán enfrentar los países emergentes no sólo van a venir de Estados Unidos, sino también de China, si su economía crece a menor ritmo.

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