“Carlitos”, una inyección de optimismo
Con más de 15 años en los medios, este fan de Racing no se cansa de meterle onda al mundo artístico.
or la buena onda que le imprime a sus presentaciones en vivo y antes de cada show, Carlos Velaustegui cosechó a lo largo de los años el reconocimiento de los artistas.
En su programa de radio le dejan mensajes de Whatsapp constantemente, saludándolo y colaborando con "el disparador". También cuando va a Canal 9.
En la TV, es una cara ya conocida por la mayoría y es ahí donde pela sus mejores "pilchas" para adelantar todo (o casi) lo que pasará artísticamente el fin de semana.
Tres Martín Fierro, un ATVC y algunos más fueron un mimo para alentarlo a seguir por el mismo camino.
"Cada uno de los programas que formé parte me dejaron muchas enseñanzas y momentos hermosos, tanto en la radio como en la televisión", aclaró Carlos Velaustegui desde el estudio de La Brújula.
-¿Cómo te definirías profesionalmente?
-Como un buen conductor y animador de un programa de radio o televisión. Creo que me defiendo bien animando, entreteniendo.
-¿Qué es lo más importante en la vida?
-A esta altura de la vida y de las circunstancias lo más importante es divertirse y
Ppasarla bien, tener buena onda, energía y pensamientos positivos. "Me gusta interactuar con los demás sin envidias ni egoísmos. Quiero entregarle lo mejor a quien me acompaña, al oyente y a cualquier, en la vida en general. Hay que alejarse de los personajes tóxicos y quedarse con la gente que te hace bien", aclaró Velaustegui.
¿Se le dará?
-¿Tenés un sueño a nivel profesional?
-¿Un sueño? que me invite Jimmy Fallon a Estados Unidos y poder compartir su programa. -¿Alguna utopía? -Presenté a casi todas las bandas de rock, cumbia y folklore, en muchos escenarios. Mi utopía es presentar al Indio Solari.
-¿Cómo hacés para ponerle buena onda a todos los días en la radio?
-Me da la sensación de que uno tiene que tomarse la vida con mayor liviandad. Siempre hay problemas, pero ninguno de nosotros vamos a salir vivo de acá. Esto es un viaje y hay que ir disfrutándolo. Hablo de la magnitud que le solemos dar a los pequeños problemas...
"Me pone feliz despertarme y poder mover las manos, los brazos y las piernas. Después podés tomar el mejor vino o uno más a menos, pero nunca dejar de disfrutar".