Felices, hacen camino al andar
Turismo. La Toscana, una comarca italiana con residencias señoriales.
Ala hora en que el agónico sol del atardecer decreta su efímera muerte, de la que inexorablemente renacerá, la belleza de los pequeños pueblos de la Toscana “minore” se muestra purísima.
Estamos en la vieja cava del castillo que una noble familia levantó en el siglo XIII sobre una colina.
Lo que era un borgo del Medio Evo fue mutando, morosamente, a esta finca donde se elaboran los famosos vinos toscanos.
Laticastellil es ahora un Country Relais cercano a Siena al que rodean 60 hectáreas de viñedos y olivares, bosques con senderos para caminatas y cabalgatas, piscina y una cancha de polo en el valle del río Ombrone.
El albergue conserva la especial atmósfera del medioevo, con muros y muebles rústicos y los colores típicos de la naturaleza toscana.
Los anfitriones saludan a los huéspedes, y comparten con ellos las experiencias de los paseos que les han sugerido
Cuentan que ese lugar, el Restaurante La Taverna, era la cava del primitivo castillo del Chianti, región de trigales, viñedos, olivares, cipreses y colinas bajas.
Mientras los degustadores observan el color y el aroma de los caldos, como el Chianti Clásico, el Nobile di Montepulciano, el Rosso de Montalcino, o el Super Tuscan --sólo algunas de las joyas de su vinoteca--, la noche se va descolgando en silencio.
Para los enólogos, la uva San Giovesse, cuyos viñedos discurren a lo largo del Mar Tirreno, es la uva estrella de esos vinos cuyo origen se remonta a los pueblos etruscos del siglo VIII a.C. Uvas que maduran mejor acariciadas por la luz del sol.
Luego de degustar los diferentes “spuntinos” (traguitos), con pan casero y jamón toscano, los anfitriones cuentan historias de la región.
Por caso, la invasión de adolescentes a la cercana Volterra, la ciudad etrusca donde, se dice, Stephenie Meyer ambientó parte de la trama de su saga de vampiros “Crepúsculo”.
Las fanáticas ponen en los muros “Edward forever”, en homenaje al gran conquistador de corazones del mundo.
Otro pueblo cercano es San Gimignano, rodeado por una muralla y 14 torres de piedra gris, entre ellas la Torre Grossa, de 54 metros de altura, donde el director italiano Franco Zeffirelli ambientó su polémico filme “Té con Mussolini”.
A sólo 20 kilómetros, en Siena, están los campos del Golf Club, de 18 hoyos, y el mercado de los viernes junto a la muralla, donde venden ropa vintage y cerámicas.
Para conocer la ciudad conviene contratar un guía que hable español, quien los llevará hacia su arte y rica historia, y a conocer la Plaza de Campo, considerada “la más bella del mundo”, con sus pisos hechos de pequeños ladrillos rojos que forman una concha cóncava.
También vale la pena visitar la feria de anticuarios de Arezzo; la estación termal de Rapolano; Asís, en la vecina región de Umbria, y la bella y artística Florencia.
En las cocinas de Laticastelli enseñan a amasar pastas y panes de la región, muchas veces con prestigiosos chefs como la argentina Juliana López May, que visitó los pueblos de la Toscana el año pasado. Pero es en julio cuando la música invade los jardines de Laticastelli, y las melodías de Puccini, Mozart y Vivaldi se alzan sobre las últimas ráfagas tibias del día.
El Palio di Siena: carreras de diez caballos que los jinetes montan a pelo. Se correrán los próximos 2 de julio y 16 de agosto. Es un show de origen medieval.