Un tema por demás delicado
UNA VEZ más, como ha ocurrido en los últimos diez años, el gobierno de turno planteó su inquietud de discutir una posible baja en la edad de punibilidad de los menores, con la idea de disminuir la edad de los 16 a los 14.
PARA ESO, el presidente Mauricio Macri planteó conformar una mesa de expertos que analicen la delicada cuestión.
POR TOMAR un caso de los verificados en este tiempo, en enero de 2011, el fiscal Marcelo Romero aseguró que en nuestro país ser menos de 16 años “es tener licencia para matar”, y planteó la “urgente necesidad” de debatir la edad de imputabilidad que data de 1980, con lo cual puede aceptarse, casi 40 años después, que merece cuanto menos una discusión.
EL TEMA es de altísima sensibilidad, con lo cual bastó el anuncio de la intención de tratarlo para que aparecieran voces de todos los sectores opinando, tanto entre los que saben como de opinólogos, los que buscan obtener rédito político, los que manejan estadísticas, quienes aplauden, quienes se indignan.
LA IGLESIA, por caso, no negó la necesidad del debate, aunque sugirió que el mismo no se centre únicamente “en la persecución estatal de adolescentes en conflicto con la ley”, sino que pidió que se incluyan otras perspectivas sociales y jurídicas que permitan garantizar derechos de niños y adolescentes, sean o no infractores.
EN 2005, el sacerdote Jorge Bergoglio -actual Papa Francisco- leyó una carta a los jóvenes que participaban de la peregrinación a Luján, en la cual advertía (anticipaba) las consecuencias que significaba que el 50 por ciento de los niños fueran pobres y pidió tener cuidado con la actitud “falsamente de supuesto bien común”, que reclama “represión y creciente control”, sometiendo a la justicia situaciones de pobreza familiar.
EL PAÍS tiene una falencia gravísima en la materia. Con índices de pobreza y marginalidad alarmantes. Con una carencia lastimosa de instituciones adonde se destinen los menores con problemas con la justicia, con mayores que recurren a menores para delinquir, con niños que salen a la calle armados y listos para matar.
NO SE necesita aquí un “golpe de efecto” ni soluciones facilistas.
LA INGENUIDAD ya ha pagado en esta tierra su necesario tributo y es momento de considerar cuestiones como esta con la seriedad que merecen.
Vuelve a plantearse la posibilidad de bajar la edad de imputabilidad de los menores que cometen delitos. Voces y polémica.