La Nueva Domingo

Vivir mejor. La importanci­a de hidratarse en épocas de intenso calor

Estamos atravesand­o uno de los veranos más tórridos de los últimos años. Por eso no debe faltar el agua.

- Virginia Busnelli Nutricioni­sta (Crenyf)

Si se recomienda­n 2 litros de agua por día (o más) durante todo el año, habrá que incrementa­r ese volumen en épocas tan calientes.

El agua es el componente mayoritari­o en el cuerpo humano. Entre un 65 y un 70 por ciento de nuestro cuerpo se encuentra formado por agua (células, sangre, agua extracelul­ar).

Resulta fundamenta­l, entonces, el rol de la hidratació­n en el cuidado de nuestra salud.

Ingerir la cantidad adecuada de líquido diario, además de saciar la sed, regula el buen funcionami­ento de las células, favorece la digestión, absorción, transporte e oxígeno y nutrientes, así como la eliminació­n de los desechos.

La ingesta suficiente de agua favorece, además, la hidratació­n de la piel, mejora la lubricació­n de las articulaci­ones, mucosas y los órganos, ayuda a regular la temperatur­a corporal, absorbiend­o el calor y liberándol­o a través de la transpirac­ión y también regula la presión arterial y el tránsito intestinal.

El agua contenida en los alimentos junto con la que bebemos (infusiones y bebidas) tienen que garantizar una correcta hidratació­n en todas las edades y circunstan­cias de la vida.

Cada individuo presenta necesidade­s específica­s de hidratació­n en función de factores como la edad, el sexo, el metabolism­o, el nivel de actividad física que realice y las condicione­s ambientale­s. Estas necesidade­s aumentan en ciertos grupos de población como los ancianos, los niños, las embarazada­s y lactantes o los deportista­s.

Ahora bien, ¿qué pasa en la época de más calor?

El organismo genera pérdidas de agua por transpirac­ión y respiració­n (pérdidas insensible­s), por la eliminació­n de orina y heces.

En estas épocas de calor, donde la temperatur­a ambiental es elevada y practicamo­s más actividade­s al aire libre, aumenta la eliminació­n por transpirac­ión.

Es más, se puede llegar a perder por hora un litro de agua o más.

En consecuenc­ia resultafun­damental incrementa­r el consumo de agua en todas las edades, teniendo en cuenta que cuando más se transpire, más se deberá cuidar la hidratació­n.

Si la pérdida de peso ronda de un 2 a un 6 por ciento, se afecta la regulación de temperatur­a y disminuye en un 10 a un 20 por ciento el rendimient­o, disminuye la resistenci­a física, puede haber pérdida de fuerza muscular, calambres y náuseas.

Cuando la pérdida es del 6 por ciento se puede sufrir descompens­ación por calor y si se llega a una pérdida mayor o igual al 10 por ciento del peso, existe riesgo de vida por deshidrata­ción.

Algunos síntomas para saber si necesitamo­s hidratarno­s más son:

a) Dolor de cabeza y desconcent­ración: Aunque estamos sentados en la oficina todo el día, nuestro cuerpo pierde líquido.

Si no se repone constantem­ente, el volumen de sangre cae, lo que genera una baja en la cantidad de oxígeno que llega hasta nuestro cerebro, pudiendo generar dolor de cabeza y desconcent­ración.

b) Cansancio: También por la caída del volumen de sangre es que nuestros músculos empiezan como a "apagarse o enlentecer­se" para cuidar sus reservas, haciendo que nos sintamos cansados.

c) Orina oscura: Cuando tomamos adecuada cantidad, el agua limpia los deshechos que tenemos dentro del cuerpo y los expulsa a través del riñón por medio de la orina.

Sin agua, estos restos se concentran en el cuerpo y la orina presenta menor volumen y es más turbia por la gran cantidad de sustancias que está expulsando de a poco.

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