Vivir mejor. La importancia de hidratarse en épocas de intenso calor
Estamos atravesando uno de los veranos más tórridos de los últimos años. Por eso no debe faltar el agua.
Si se recomiendan 2 litros de agua por día (o más) durante todo el año, habrá que incrementar ese volumen en épocas tan calientes.
El agua es el componente mayoritario en el cuerpo humano. Entre un 65 y un 70 por ciento de nuestro cuerpo se encuentra formado por agua (células, sangre, agua extracelular).
Resulta fundamental, entonces, el rol de la hidratación en el cuidado de nuestra salud.
Ingerir la cantidad adecuada de líquido diario, además de saciar la sed, regula el buen funcionamiento de las células, favorece la digestión, absorción, transporte e oxígeno y nutrientes, así como la eliminación de los desechos.
La ingesta suficiente de agua favorece, además, la hidratación de la piel, mejora la lubricación de las articulaciones, mucosas y los órganos, ayuda a regular la temperatura corporal, absorbiendo el calor y liberándolo a través de la transpiración y también regula la presión arterial y el tránsito intestinal.
El agua contenida en los alimentos junto con la que bebemos (infusiones y bebidas) tienen que garantizar una correcta hidratación en todas las edades y circunstancias de la vida.
Cada individuo presenta necesidades específicas de hidratación en función de factores como la edad, el sexo, el metabolismo, el nivel de actividad física que realice y las condiciones ambientales. Estas necesidades aumentan en ciertos grupos de población como los ancianos, los niños, las embarazadas y lactantes o los deportistas.
Ahora bien, ¿qué pasa en la época de más calor?
El organismo genera pérdidas de agua por transpiración y respiración (pérdidas insensibles), por la eliminación de orina y heces.
En estas épocas de calor, donde la temperatura ambiental es elevada y practicamos más actividades al aire libre, aumenta la eliminación por transpiración.
Es más, se puede llegar a perder por hora un litro de agua o más.
En consecuencia resultafundamental incrementar el consumo de agua en todas las edades, teniendo en cuenta que cuando más se transpire, más se deberá cuidar la hidratación.
Si la pérdida de peso ronda de un 2 a un 6 por ciento, se afecta la regulación de temperatura y disminuye en un 10 a un 20 por ciento el rendimiento, disminuye la resistencia física, puede haber pérdida de fuerza muscular, calambres y náuseas.
Cuando la pérdida es del 6 por ciento se puede sufrir descompensación por calor y si se llega a una pérdida mayor o igual al 10 por ciento del peso, existe riesgo de vida por deshidratación.
Algunos síntomas para saber si necesitamos hidratarnos más son:
a) Dolor de cabeza y desconcentración: Aunque estamos sentados en la oficina todo el día, nuestro cuerpo pierde líquido.
Si no se repone constantemente, el volumen de sangre cae, lo que genera una baja en la cantidad de oxígeno que llega hasta nuestro cerebro, pudiendo generar dolor de cabeza y desconcentración.
b) Cansancio: También por la caída del volumen de sangre es que nuestros músculos empiezan como a "apagarse o enlentecerse" para cuidar sus reservas, haciendo que nos sintamos cansados.
c) Orina oscura: Cuando tomamos adecuada cantidad, el agua limpia los deshechos que tenemos dentro del cuerpo y los expulsa a través del riñón por medio de la orina.
Sin agua, estos restos se concentran en el cuerpo y la orina presenta menor volumen y es más turbia por la gran cantidad de sustancias que está expulsando de a poco.