La Nueva Domingo

Obras como Bajo Terapia y Casados sin hijos, en cartelera este verano, llevan el sello de uno de los dramaturgo­s del momento: quién es Matías Del Federico.

MATÍAS DEL FEDERICO ES UNO DE LOS DRAMATURGO­S MÁS TALENTOSOS DEL PAÍS. SUS OBRAS SON UN ÉXITO EN LA CARTELERA DE VERANO ARGENTINA Y TAMBIÉN EN EL EXTRANJERO.

- Por: Maribel Leone. Fotos: Constanza Niscovolos.

El dramaturgo y actor Matías del Federico nació en San José de la Esquina, una localidad santafesin­a que tiene alrededor de siete mil habitantes. Allí, su apellido tiene historia: su abuelo, Dino, fue el creador del primer teatro en ese pueblo. La tradición familiar “teatrera” continuó de la mano de Osvaldo –su papá–, de su tío… y de él mismo, ya que, en el 2014, ganó el concurso CONTAR 1, organizado por la Asociación de Empresario­s Teatrales y Argentores. Haber creado Bajo terapia y que haya sido elegida entre más de doscientas obras, le cambió la vida: fue estrenada en la porteña avenida Corrientes y también levantó el telón en los Estados Unidos, Chile, el Perú, España (Madrid y Barcelona), Noruega y República Dominicana. Su segunda obra, Casados sin hijos, sigue el mismo camino. Y con apenas 35 años, él se posiciona como uno de los autores nacionales más jóvenes y talentosos del espectácul­o vernáculo.

–¿Recordás la primera vez que pisaste un teatro?

–Fui a ver a Les Luthiers. No entendía nada en ese momento, pero sí sabía que me encantaba ir al teatro con mi papá. A mis quince, él hizo un llamado en el pueblo para armar un elenco de gente joven. Y ahí decidí que quería empezar a actuar. Lo primero que hice fue una obra infantil. También estudié música en Rosario. El teatro es parte de mi vida.

–¿Y cómo fue tu formación?

–Mi papá solía viajar seguido a Buenos Aires, y aprovechab­a para insistirle­s a los actores para que se acercaran a mi pueblo. Vinieron Juan Carlos Puppo, China Zorrilla… Después de hacer la función, ellos se quedaban unos días para dar seminarios. De alguna manera, trataba de captar todos esos conocimien­tos.

–¿Tenés alguna anécdota con China?

–¡Sí! Ella se quedó en la casa de mi abuela. Al día siguiente de hacer la obra, se fueron juntas a hacer las compras. ¡Imagínense a mi abuela yendo del brazo de ella por un pueblo donde se conocen todos!

–¿Tuviste alguna otra profesión anteriorme­nte?

–Tuve una banda de rock, y en otra época toqué el piano. Después trabajé en el negocio familiar, ya que mis padres no se dedicaban solo al teatro. A los 29 años ya tenía escrita Bajo terapia. Por suerte, mi familia siempre me bancó: ellos deseaban que alguno de nosotros pudiera tener éxito dentro del teatro profesiona­l. De algún modo, todos estuvieron ligados al mundo artístico. Teresa, mi mamá, pintaba.

–¿Tus padres te vieron triunfar?

–Por suerte, sí.

El autor detrás del éxito

Simpático, Matías demuestra no tener la seriedad contemplat­iva de otros escritores. Su presente es ideal, ya que no solo tiene dos “tanques teatrales” en cartel, sino que lo acompañan directores de renombre. Mauricio Dayub y Marcos Carnevale dirigen Casados sin hijos (sube el telón en

Buenos Aires), y Daniel Veronese, Bajo terapia (hace lo propio en Mar del Plata y en toda la costa atlántica).

–¿La primera vez que mostraste Bajo Terapia fue en CONTAR 1 o ya habías intentado por otros medios?

–Yo digo que el concurso llegó en el momento justo, porque cuando la presenté, ya había intentado mandarla a directores y no había pasado nada. En el 2014 ya tenía escrita mi segunda obra, pero decidí hacer la última prueba con la primera: si no la elegían, la iba a dejar de lado.

–¿Creés en el destino?

–Creo que hay algo de suerte, de destino y de búsqueda personal. Pienso que la suerte es un poquito necesaria, al igual que estar justo en el momento indicado.

–También está la acción: salir a buscar lo que deseamos…

–Totalmente. No solo me presenté en muchos concursos, sino que buscaba las oficinas de los directores para acercarles las obras… También escribo cuentos infantiles, así que habré mandado unos cuarenta correos a distintas editoriale­s para que los publicaran. Siempre hay que estar en movimiento.

–¿En qué te inspirás a la hora de escribir?

–Tengo mucha influencia de Arlt y de Fontanarro­sa. Por ellos empecé a escribir cuentos. Me gustan mucho sus temáticas: los dos tienen personajes barriales, con un estilo de humor muy particular: ácido, con giros sorpresivo­s. A su vez, juegan con ciertas situacione­s de la vida cotidiana y las exageran. Es lo que hago yo.

–Abordás temas sensibles: en Bajo terapia se trata el machismo; en Casados sin hijos, las parejas que optan por no ser padres. ¿Tuviste alguna experienci­a cercana?

–En ninguna de las dos tuve un impacto cercano, pero me gusta trabajar sobre cosas que están en mi cabeza y bajo mi observació­n. Me gusta meterme con cuestiones incómodas. Con Casados sin hijos ocurrió algo llamativo: me escribía gente para preguntarm­e si los personajes iban a seguir con la misma postura durante toda la obra, porque, de lo contrario, no irían a verla. Se dieron debates interesant­es. En la obra hay cambios, ya que considero que es parte de la vida misma, pero lo interesant­e es no estigmatiz­ar.

–¿Y por qué el machismo en Bajo Terapia?

–La sociedad está tomando muchos recaudos para no caer en él, como una especie de autocontro­l. Aunque, por dentro, creo que sigue existiendo. Eugenia Tobal, el Puma Goity, Melina Petriella, Carlos Portaluppi, Darío Lopilato… Los elencos de las dos obras de Matías pisan fuerte. Y él también, porque, en estos momentos, está ideando otra puesta en escena con Veronese. “Estoy con varias obras y varios cuentos. En marzo vamos a estrenar Bajo Terapia en Brasil y en México”, adelanta orgulloso.

–¿Esperabas este presente?

–Fantaseaba, pero nunca pensé que me pasaría tanto y tan rápido. ¡Sentarme a tomar un café con Tito Cossa, trabajar con Veronese! Logré muchas cosas en muy poco tiempo, por lo que me tuve que adaptar también en el plano emocional. Todo lo que pasó fue de película: uno desea cosas, pero en algún punto, se convence de que no sucederán o, al menos, no de la manera que uno quiere. Fue muy gratifican­te y movilizado­r.

–¿Cómo te reciben al regresar a San José de la Esquina?

–( Risas) Es todo un suceso. Allí hacemos teatro desde hace muchos años, así que cuando se enteraron de que había una obra mía en Buenos Aires, armaron un gran acontecimi­ento. De hecho, hasta viajan para verla. Cada vez que vuelvo hay una juntada bien caracterís­tica de pueblo.

–Por último: ¿el autor de Casados sin hijos es childfree?

–Por ahora sí, pero con Flor, mi pareja, no lo seremos por mucho tiempo más ( risas).

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Arriba: el elenco de Bajo terapia; abajo, Del Federico junto al equipo de su otra obra en cartel: Casados sin hijos
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