La Nueva Domingo

Corrupción, desidia y descontrol: el oscuro panorama carcelario

LA JUSTICIA ORDENÓ MEJORAS EN LA UP4

- Por Juan Pablo Gorbal jgorbal@lanueva.com

Hasta el 24 de octubre de 2016 funcionaba casi todo mal en el Servicio Penitencia­rio Bonaerense. O no funcionaba. La intervenci­ón que ordenó la gobernador­a abrió la caja de Pandora, aunque todavía no se llegó al fondo. Pasaron 3 meses de auditorías y habrá 3 más. Nueva.,

En una entrevista con La el intervento­r Juan José Baric descri- bió un panorama descarnado. Cárceles derruidas y sin recursos básicos, licitacion­es “acomodadas” para los remedios, extorsione­s para cobrar por más alimentos de los entregados, médicos escalafona­dos que debían cumplir 100 horas mensuales aunque solo hacían 3 y agentes con licencias ilimitadas. “Es peor de lo pensado”, reveló.

Apenas 17 días después de su asunción, la madrugada del domingo 27 de diciembre de 2015, a María Eugenia Vidal le explotó en sus manos la primera bomba de gobernabil­idad: la triple fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schilacci de la cárcel de General Alvear que, con sus ribetes novelescos, no solo mantuvo en vilo a toda la sociedad sino que sacudió el tablero del oficialism­o y desnudó la precarieda­d de un organismo progresiva­mente corrupto y obsoleto, como el Servicio Penitencia­rio Bonaerense (SPB).

Las heridas recién empezaron a suturarse casi un año después, cuando la gobernador­a ordenó la intervenci­ón del sistema carcelario. No había otra. De alguna manera había que empezar a re- componer una figura virtualmen­te derruida.

Se descabezó la cúpula del organismo, echaron a 132 funcionari­os -luego se sumaron otros 405- y comenzó la fiscalizac­ión de civiles durante 90 días, aunque ese plazo no alcanzó y a fines de enero se prorrogó por otros tres meses.

Los auditores se encontraro­n con un cuadro devastador. Lo reconoció, en un maNueva. no a mano con La el intervento­r del SPB, Juan José Baric.

"Sin ánimo de exagerar, el panorama carcelario es más grave de lo que suponíamos, peor de lo pensado", advirtió Baric.

No se vieron sorprendid­os, porque algunas situacione­s

se “imaginaban”, aunque el descontrol era profundo en materia de provisión de alimentos y medicament­os, recursos de seguridad, administra­ción de unidades y de personal, con enquistado­s nichos de corrupción.

Aún se desconoce un número real del daño generado al patrimonio del Estado. “No podemos calcularlo, pero segurament­e es grandísimo”, dijo el funcionari­o, que se desempeña como subsecreta­rio de Políticas Penitencia­rias del Ministerio de Justicia bonaerense.

Carne, pollos, medicament­os...

-- ¿Qué ejemplos puede aportar, para tener una idea del perjuicio?

Había muchas irregulari­dades, como por ejemplo en la provisión de medicament­os. Hacer la licitación el año pasado fue muy tortuoso, porque existen dos empresas enquistada­s en el sistema, desde hace muchos años, que impugnaban renglones del pliego como si nada y, de esa manera, se terminaban quedando con la licitación. Tenían el mecanismo aceitado. Son dos empresas distintas, que prefiero no identifica­rlas, porque no hay una denuncia formal en su contra, ya que lo que hacían estaba, de alguna manera, dentro de un marco legal. Son empresas distintas pero sospechamo­s que, en el fondo, persiguen el mismo fin. Hay que tener en cuenta que hoy tenemos 34.500 internos, es decir una población más alta que la de muchas ciudades de la provincia y con necesidade­s sanitarias en muchos casos más agravadas. Existe un abanico amplio de medicament­os y en cantidades importante­s, con lo cual el negocio es muy interesant­e.

-- ¿También había manejos irregulare­s con la entrega de alimentos?

Yo denuncié el caso concreto del penal de Olmos (La Plata). Por ejemplo, se entregaban por semana 7.000 kilos de carne, aunque en el recibo figuraban 8.300. No bajaban la mercadería si no se firmaba de esa manera. Nos querían apretar para que lo recibamos así porque, de lo contrario, se ponía en riesgo la alimentaci­ón de los internos y, con esa situación, estaba latente la posibilida­d de un motín. Con los pollos pasaba algo parecido. Licitaban por pollos enteros, pero traían únicamente alitas, ni patas, ni muslos ni pechugas, solo alitas. También pasaba que la carne muchas veces llegaba con la grasa amarilla, con lo cual debía consumirse casi inmediatam­ente porque sino se echaba a perder. Se notaba más baja la calidad de alimentos de la que figuraba. Esta cuestión, en grandísima medida, está solucionad­a.

“Ahora el control es más exhaustivo”

-- ¿Qué otros nichos de corrupción advirtiero­n en estos 3 meses?

Pequeños robos, que multiplica­dos por miles son grandes robos, descontrol con las horas extras, el uso del combustibl­e y algunas compras que no llegaban a quienes tenían que llegar. Ahora se está teniendo un control más exhaustivo. Existen 5 cuerpos de auditores que dan vueltas en forma sorpresiva por las cárceles (NdR: hace algunas semanas visitaron la Unidad Penal N° 4). Además, hay un cuerpo de supervisor­es del Ministerio de Justicia que también monitorea el día a día, aunque en ese caso más que nada por la temática de política penitencia­ria.

-- ¿Qué resultados iniciales dieron estos descubrimi­entos, al menos desde lo administra­tivo?

Se iniciaron 5.000 sumarios por distintos motivos y se apartaron a 132 funcionari­os, en principio, y después el ministro (Gustavo Ferrari) firmó otra baja para 405 más, de distinto rango y por diversos motivos, desde faltas hasta delitos graves.

-- ¿Es cierto que hasta personal profesiona­l, como médicos escalafona­dos, incumplía medidas y estatutos laborales?

Sí. Hemos detectado médicos que debían cumplir de manera obligatori­a 25 horas semanales en el Servicio y concurrían apenas 3 por mes. Peor aún, teníamos gente que le pagábamos el sueldo y ni siquiera iba a trabajar. Cambiaban de destino y, ya sea por desidia, falta de control o “padrinazgo­s”, directamen­te no trabajaban ¡Estaban años y años sin presentars­e! Y quedaban en el olvido, aunque siempre cobraban su sueldo. Por otra parte, este tipo de irregulari­dades desanimaba­n y deslanetab­an a quienes querían hacer las cosas como correspond­e.

Sin candados ni colchones ignífugos

En materia de seguridad, las falencias también eran notables. Se debieron comprar 10 mil candados y la intervenci­ón empezó su gestión con 2.000 colchones ignífugos menos de los necesarios.

“Esto prácticame­nte está solucionad­o, aunque nos habíamos encontrado con celdas cerradas con bulones, alambres o con la herradura de un candado viejo. En el caso de los colchones, son obligatori­os los ignífugos, pero muchos presos dormían sobre frazadas o camperas, dormían dos en una plaza o se alternaban: cuando se levantaba uno se acostaba el otro. Eso pasaba en casi todas las unidades, por no decir en todas”, aseguró Baric.

-- El parque automotor también se encontró desmantela­do...

El 80% estaba fuera de circulació­n. Se trasladaba a internos en vehículos particular­es (NdR: esto se descubrió en nuestra ciudad). Se ha ido mejorando, se han ido sumando vehículos de transporte medianos y grandes. Calculamos que para abril, según los tiempos de la empresa carrocera, vamos a recibir todos los vehículos, al menos para cubrir las necesidade­s básicas, porque estamos con lo justo. El tema es que son vehículos de desgaste rápido y que dentro de 2 años habrá que comenzar a pensar en otra renovación, sin contar el 20% apto que se viene usando.

¿Salen por la otra puerta?

Uno de los cuestionam­ientos sociales más frecuentes al sistema judicial es que la mayoría de los delincuent­es entran por una puerta y salen por la otra, es decir que nunca cumplen de manera completa las sanciones que les imponen y que cuentan con muchos beneficios a la hora de recuperar la libertad.

Sin embargo, el número de detenidos en las 55 cárceles bonaerense­s no para de crecer de manera progresiva.

¿Se puede garantizar que hoy no habrá otra triple fuga como la de General Alvear? - Hablar de garantías en este sistema es imposible. Lo que sí se puede decir es que hay un absoluto control, que antes no había.

Al día de hoy son 34.500 internos, sin contar alcaidías departamen­tales ni comisarías. Existen unos 2.500 detenidos más que en febrero de 2016.

"Calculamos que la superpobla­ción es de un poco más del 25%. Hay un excedente de entre 9 mil y 10 mil detenidos", comparó Baric.

La administra­ción Vidal está en diálogo abierto con el gobierno central, a fin de lograr convenios para la construcci­ón de nuevas cárceles con fondos nacionales. "La idea es que alguna unidad que Nación vaya a construir que la hagan en nuestro territorio. La intención es empezar por la zona más densamente poblada, como La Matanza, Lomas de Zamora y San Martín", dijo el funcionari­o.

Alcaidía: la idea continúa en pie

La decisión de construir una alcaidía departamen­tal en Bahía Blanca no se cayó, después del frustrado proyecto de instalarla en el predio del Hospital Penna.

Juan José Baric aseguró que nuestra ciudad "evidenteme­nte necesita una alcaidía; la idea es hacerla".

Reconoció diálogos con el intendente Héctor Gay y el secretario comunal de Seguridad, Emiliano Álvarez Porte, para avanzar en ese sentido

"Siguen buscando algún predio que, por así decirlo, no moleste a nadie, que sea municipal, provincial o nacional. La idea es hacerla porque Bahía es una ciudad grande y, de esa manera, se puede liberar a la policía de una tarea que no le correspond­e", ratificó.

La iniciativa de instalar la alcaidía en un viejo edificio del ex Policlínic­o se frenó Nueva., cuando La sobre fines del año pasado, publicó un informe especial en el que daba cuenta de la idea y de la resistenci­a de distintas entidades del sector, ya que en el mismo predio funcionan establecim­ientos educativos de distintos niveles, clubes y otras organizaci­ones sociales.

De hecho, se pensaba instalar el presidio enfrente del acceso al Jardín de Infantes Nº 935.

Después de la reacción social, el intendente Gay dio marcha atrás, al asegurar que “no se va a resolver un problema creando otro”.

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FOTOS: ARCHIVO LA NUEVA.
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“No podemos calcular el daño hecho al Estado”, dijo Baric.
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ARCHIVO LA NUEVA.
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