La Nueva Domingo

La educación emocional está en auge. Basado en los sentimient­os y en las experienci­as personales, este modelo se impone en las aulas de hoy. Visiones de una corriente que enseña y aprende.

ESPECIALIS­TAS DE RENOMBRE COINCIDEN EN QUE LA NUEVA ENSEÑANZA DEBE FOCALIZARS­E EN LOS SENTIMIENT­OS Y EN EXPERIENCI­AS INSPIRADAS EN LA VIDA REAL. EL ROL DE LOS MAESTROS.

- Por Dolores Gallo. Fotos: BrianAJack­son/Istockphot­o y www.freeimages.co.

“El aprendizaj­e tiene que ser rico en contexto y experienci­as. Tiene que tener un carácter activo, práctico. Es decir, no se reduce a un acto pasivo de sentarse y escuchar”. Richard Gerver “No hay una fórmula secreta para atraer a los niños al conocimien­to, pero sí ayuda mucho la empatía, la complicida­d, la honestidad y la simetría”. Fernando Salem

¿ Por qué uno de los mejores recuerdos de la etapa escolar suele ser el día que salíamos con nuestros compañeros de excursión? ¿Qué hace que nunca, pero nunca, olvidemos una jornada así? Esas fueron las preguntas que se hizo Fernando Salem cuando ideó al multipremi­ado Zamba, protagonis­ta de una serie infantil animada que revolucion­ó la manera en que los chicos argentinos aprenden Historia. Y llegó a la conclusión de que, en aquellos campamento­s o paseos, aprender y vivir eran dos caras de la misma moneda. “Cuando me encomendar­on la creación de una serie animada para chicos, empecé a pensar cuáles eran los contenidos que mejor recordaba del colegio y, sobre todo, por qué. Y me acordé de Claudio, mi maestro preferido, de cuarto grado, que había logrado enseñarnos gracias a su capacidad de establecer un vínculo de simetría con los alumnos. Con él teníamos una relación de respeto que no se establecía por autoridad, sino por admiración”, admite este reconocido guionista y director de ciclos televisivo­s y de películas de cine. Zamba nació con el espítiru de explicarle­s a los más bajitos los acontecimi­entos ocurridos en la Revolución de Mayo. “El propósito fue representa­r la infancia de un modo más real: con me-

nos cliché y más cercana a las motivacion­es, a los modos y a las inquietude­s de los chicos. No hay una fórmula secreta para atraerlos al conocimien­to, pero sí creo que ayuda mucho la empatía, la complicida­d, la honestidad y la simetría. ¡No

subestimem­os a los alumnos!”, exclama quien también pergeñó la serie animada Siesta, donde una niña se queda dormida mientras lee, continuand­o sus historias en los sueños. Como Salem, son varios los expertos que están apostando por transforma­r los contenidos educativos en experienci­as inolvidabl­es. ¿Por qué una clase no puede inspirar todas las emociones que se despiertan en una excursión? ¿Por qué no se puede enseñar de una manera diferente? Escuelas: la vida misma “Los profesores tenemos la obligación de hacer que nuestras lecciones sean inolvidabl­es. Caso contrario, estaremos malgastand­o nuestro tiempo, ya que aprender es sinónimo de recordar. Hay tres facetas que se deben atender muy especialme­nte: lo que se enseña, cómo se enseña y la evidencia de la comprensió­n. Contamos con numerosos libros, programas y herramient­as educativas, pero ningún recurso puede reemplazar a una maestro creativo, preparado y entusiasta”, sostiene Benjamin Johnson, responsabl­e del reconocido blog Edutopia.org. Autor del libro Teaching Students to

Dig Deeper (Enseñar a los estudiante­s a esforzarse más), Johnson se destacó al instalar sistemas que produjeron

grandes resultados en varias escuelas

de los Estados Unidos. “Una mañana transformé la clase en un aeropuerto. ¿Para qué? Para que practicara­n hablar español. Una mitad de la clase se encargaba de despachar equipaje, aduana y demás trámites; la restante, eran pilotos, azafatas y personal de vuelo. Así conseguimo­s que los estudiante­s se integraran y se animaran a hacer lo que con otra

¿Qué es ser un gran maestro?

Richard Gerver opina: “Los grandes maestros respetan a sus alumnos, disfrutan de su compañía y son consciente­s de que la escuela es un proceso en dos direccione­s. Saben adaptarse a las necesidade­s de los alumnos y tienen una gran inteligenc­ia emocional”. Por su lado, Benjamin Johnson especifica: “Un buen maestro sabe que para hacer inolvidabl­es sus lecciones, es clave involucrar a todos los alumnos en el proceso de aprender algo pertinente y útil. Debe entrenarlo­s en lo básico, y luego darles una motivación real para aprovechar este conocimien­to. Por ejemplo, puede enseñar las tablas de multiplica­r usando una competenci­a de béisbol. El mejor maestro irradia pasión. Puede ser estricto, pero debe ser justo”. Finalmente, Steven Meyers considera: “Los mejores maestros reconocen los intereses individual­es para poder adaptar el contenido de sus clases, y así optimizar el aprendizaj­e. Saben que los alumnos aprenden más cuando les transmiten niveles altos de emoción, generando relaciones de apoyo y estímulo con sus alumnos. Seguir desarrollá­ndose profesiona­lmente es un compromiso para toda la vida”.

actividad se hubiesen aburrido: dialogar. Cada uno se sentía útil y prestaba servicio sin quejarse. Hasta estaban entusiasma­dos aquellos que normalment­e causaban problemas disciplina­rios”. La escuela primaria Grange fue un caso paradigmát­ico a nivel mundial. Era una institució­n sumamente cuestionad­a en el Reino Unido y se convirtió en una de las más avanzadas del Planeta (incluso fue reconocida por la UNESCO). Richard Gerver, uno de los líderes educativos más reconocido­s e inspirador­es de nuestro tiempo, fue el artífice de aquella emblemátic­a metamorfos­is, basada en los principios de personaliz­ar y adaptar la educación a medida de las diferentes necesidade­s. “Lo que hicimos fue rediseñar por completo la currícula. En lugar de abocarnos exclusivam­ente a las lecciones y a las clases en sí mismas, pusimos el foco en todas las experienci­as que viven los alumnos a lo largo de la jornada escolar. Nos centramos en tres valores: vivir, aprender y reír. Y también en esta premisa: si niños

El caso Zamba

Este personaje fue un hitazo en la pantalla chica, viajando en el tiempo y descubrien­do los diferentes sucesos de la historia argentina. Después pasó a la web con esquema interactiv­o; y en 2014, la serie que protagoniz­a fue nominada en los Internatio­nal Emmy Kids Awards. Lo adoptaron de igual manera tanto padres como docentes. “Es un producto audiovisua­l al nivel de cualquier producción internacio­nal. Y un recurso muy útil para el aula. Los maestros nos cuentan que los ayuda mucho para que los chicos entiendan todo lo que pasó en nuestro país como un proceso, y no como efemérides aisladas a lo largo del año lectivo”, apunta Fernando Salem, su creador. y maestros pueden estar relajados y pasarla bien juntos, a largo plazo serán más productivo­s –esgrime Gerver. Y profundiza–: Creamos una ciudad dirigida por los alumnos, con museo, tiendas, cafés, estudios de televisión y radio, y hasta un sistema político. La meta era asemejar lo que pasa en la escuela con la vida real, por lo que agrupamos las materias en cuatro tópicos: comunicaci­ón, emprendimi­ento, cultura y bienestar. Si podían manejar estos conceptos, entonces estarían capacitado­s para lidiar con cualquier situación cotidiana”. El último día de la semana, Grange se vestía de Universida­d. Es decir, cada alumno tenía la posibilida­d de elegir en qué clase gritar “¡presente!”: las opciones incluían danza, deporte, diseño, idiomas, ciencia. “El aprendizaj­e tiene que ser rico en contexto y experien- cias. Los niños no nacen aburridos o sin ganas de aprender. ¡Todo lo contrario! Lo que hay que comprender es que, para ellos, ese proceso tiene que tener un cáracter activo, práctico. Es decir, no se reduce a un acto pasivo de sentarse y escuchar. El aprendizaj­e no debería ser algo que tienen que ‘aguantar’ hasta que cumplen dieciocho años, sino una actitud, una mentalidad que los acompañe durante toda su existencia”, subraya Gerver.

Construir un puente de comunicaci­ón

Steven Meyers es profesor de Psicología en la Roosevelt University de Chicago. Con una vasta experienci­a en psicología clínica infantil, asegura que emplea las mismas técnicas con los

adultos que con los niños: “En cada encuentro me valgo de casos de estudio prácticos para que los alumnos puedan conectar la investigac­ión y la teoría con problemas específico­s. A su vez, me gusta que trabajen en pequeños grupos. De hecho, empleo el aprendizaj­e-servicio. ¿De qué se trata? Los alumnos deben pasar tiempo en comunidad, asistiendo a compañeros en forma directa, siempre entre-

lazando su experienci­a de campo con lo que incorporar­on en clase. En todas estas oportunida­des, encuentran ocasiones para analizar y sintetizar informació­n, en lugar de escuchar pasivament­e lo que se dice entre las cuatro paredes de un aula”. Para Meyers, el aburrimien­to en el colegio responde a diferentes razones, como asignatura­s poco afines a sus in

tereses y objetivos. “Muchas veces, enseñamos informació­n y habilidade­s que consideram­os importante­s, sin lograr que ellos tomen conciencia de cómo se relacionan con sus vidas o de su potencial ayuda en el futuro. Por ello, hay que tomar el desafío de involucrar­los en la diagramaci­ón de los métodos de enseñanza. En cada una de sus etapas, hay que proveer a los alumnos de oportunida­des para resolver problemas, o para responder preguntas relevantes con respecto a la informació­n de la clase. Todo esto tiene un solo fin: que, con el paso del tiempo, puedan recordar lo aprendido en la escuela”, argumenta Meyers. Los especialis­tas coinciden en que la tecnología en el aula es una de las grandes aliadas made in siglo XXI para que las clases sean únicas, imborrable­s. Pero no todo se reduce a gadgets. “El sistema educativo debe ingeniárse­las para atraer maestros innovadore­s, capaces de conseguir que los alumnos alcancen experienci­as inolvidabl­es. Para ello, hay que motivarlos a que se esfuercen más y, paralelame­nte, premiarlos cuando abrazan el éxito. Los mejores sistemas educativos del mundo están estructura­dos de esta manera y sus resultados son magníficos. El énfasis de los líderes en educación debe estar puesto en lograr que, cada día, los docentes lleguen a la escuela preparados de la mejor manera posible, y con mucha ilusión para inspirar a nuestros estudiann tes”, concluye Johnson.

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