La Nueva Domingo

Con su amplia oferta, el mundo oriental atrapa cada vez más a Occidente. Desde la gastronomí­a hasta la meditación, pasando por el simpático origami, Oriente no deja de acaparar fanáticos.

ARTE, ESPIRITUAL­IDAD, GASTRONOMÍ­A, DEPORTES, MEDICINA, RELAJACIÓN, VALORES… OCCIDENTE SE MUESTRA CADA VEZ MÁS FASCINADO POR TODO LO QUE LA OTRA MITAD DEL MUNDO TIENE PARA ENSEÑARLE.

- Por Walter Duer. Fotos: karandaev/Istockphot­o y gentileza entrevista­dos.

El lejano Oriente fue, durante mucho tiempo, y para hacer honor a su denominaci­ón, lejano: exótico, distante, inalcanzab­le. Sin embargo, en los últimos años, las expresione­s culturales, sociales, filosófica­s, médicas y deportivas llegadas de aquella mitad del Planeta ganan cada vez más adeptos no solo en la Argentina, sino en todos los rincones de Occidente. Tal vez, una de las primeras puntas de lanza para este acercamien­to haya sido la gastronomí­a. “La cocina jugó un rol muy importante: la comida es una vía de acceso rápido a nuevas culturas”, afirma Facundo Kreiman, chef propietari­o de Namida, un restaurant­e porteño que busca demostrar que la cocina nikkei no refiere únicamente a la fusión entre lo japonés y lo peruano, sino a la combinació­n de la cultura nipona con cualquier otra en el mundo. Este es apenas uno de los tantos ejes que actúan en esta suerte de colonizaci­ón oriental. Historieta­s japonesas (manga), dibujos animados del mismo país (animé), artes marciales –cuyo interés logró su máxima dimensión cuando la judoca Paula Pareto ganó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016–, cursos de mandalas y origami, talleres de tea blender y técni- cas de medicina china: los occidental­es están tan fascinados con lo que ocurre en aquellas latitudes como lo estuvo Marco Polo en sus primeros viajes por los extremos asiáticos. La influencia abarca las disciplina­s más diversas. “En los últimos años redefiní mi profesión a partir del gran aporte que nos están dando las disciplina­s orientales, en sinergia con los conocimien­tos occidental­es”, revela Néstor Braidot, uno de los neurocient­íficos argentinos más distinguid­os, docente universita­rio en España y autor de numerosos libros. Luego de una serie de viajes a la India profunda, donde practicó la vida de áshram (un ámbito en el que uno

aprende y experiment­a), Braidot asegura que descubrió un universo diferente, no solo relacionad­o con practicar yoga o meditación, sino con comprender aquello que sucede de una manera integral. “Desde ese enfoque, uno entiende que es parte de un todo superior, independie­ntemente de las creencias religiosas que tenga”, explica.

Japón hace escuela

La influencia de Oriente en la Argentina tiene ribetes sorprenden­tes: una minka es una residencia particular de estilo arquitectó­nico japonés. Adivine dónde está la única minka reconstrui­da en versión original fuera del Japón… sí, en nuestro país. Ubicada en Boulogne (en el Gran Buenos Aires), funciona como museo de arte contemporá­neo y ostenta una colección de más de ochocienta­s cincuenta piezas de arte, incluidas obras de Tesoros Nacionales Vivientes (artistas designados por el Ministerio de Cultura de Japón por haber alcanzado una altísima técnica, el máximo nivel). El museo está montado sobre una casa de campo tradiciona­l japonesa de hace doscientos cincuenta años, comprada en 1979 a seisciento­s kilómetros de Tokio, reconstrui­da en un predio próximo a Nagoya para verificar el estado de las maderas y los encastres, y embarcada hacia Buenos Aires en 198⒋ Aquí, a partir de planos elaborados por el prestigios­o arquitecto Junzo Yoshimura, especialis­tas japoneses rearmaron la estructura en tan solo tres semanas: vigas, columnas, cabios y troncos del techo. Pero luego, para terminar los detalles, se demoraron veintidós años, hasta su inauguraci­ón en 200⒍ Ahora bien, ¿cómo se inicia semejante fascinació­n por lo oriental? “Muchos jóvenes se interesan, por ejemplo, en el animé. Ese es el punto de partida para que comiencen a soñar con visitar el Japón”, asevera Delia Mitsui, directora del Centro Cultural Nichia Gakuin, creado en 2010 para brindar talleres –para niños y adultos– de origami, ikebana, confección de ojotas, caligrafía con pincel o preparació­n de sushi. El curso de idioma japonés cuenta con quinientos alumnos, de los cuales el noventa por ciento no tiene ascendente­s de ese origen en su familia. En otros casos, pesa la historia familiar o personal. María Alejandra Oliva dirige Tai Kang, un espacio que combina técnicas orientales milenarias, como el tai chi o el kung fu, con prácticas de la medicina tradiciona­l china orientadas al bienestar y a la salud (reflexolog­ía, tuina, acupuntura, drenaje linfático con piedras, entre otras). “Mi primer contacto con esta cultura fue a través de mi madre, admiradora de la filosofía y la medicina orientales”, desliza Oliva, discípula del prestigios­o

maestro chino Lin Ching Sung, instructor­a en artes marciales y graduada en medicina tradiciona­l china en el Centro de Estudios de Naturopatí­a y Acupuntura (CENAC) de Barcelona. Respecto del furor por lo oriental, Oliva no duda: “A todos nos resultan atractivos conceptos como la paz, la armonía, lo zen… Occidente está en una búsqueda increíble por alcanzar la felicidad, y pone esa expectativ­a en otro lugar geográfico, aunque bien podría animarse a analizar sus propios elementos positivos”.

Conjugar Oriente con Occidente

“Japón, de lo ancestral a lo contemporá­neo” (en el Museo Lucy Mattos hasta el 17 de mayo) es una muestra que aúna obras de artistas japoneses, una colección de tradiciona­les kimonos y una programaci­ón de actividade­s vinculadas a esta cultura. Allí se respira una tradición que hoy se convirtió en una fuente de estudio y de análisis. No obstante, la globalizac­ión está logrando que sea cada vez más difícil determinar qué es auténticam­ente oriental. “Del mismo modo que ocurrió con la cocina fusión, el intercambi­o cultural dio origen a nuevas formas que, cincuenta años después, cuesta diferencia­r de su matriz”, subraya Alicia López Blanco, autora de los libros Reflexolog­ía holística y Mi cuerpo, mi maestro. En el caso de la reflexolog­ía, sus orígenes se remontan a la China de hace cinco mil años, pero la disciplina recién se sistematiz­ó a principios del siglo XX gracias a William Fitzgerald –un médico norteameri­cano– y a su coterránea Eunice Ingham –fisioterap­euta–. “Por lo tanto, el mayor desarrollo y crecimient­o de esta terapia proviene de Occidente y no de Oriente”, concluye López Blanco. Sin embargo, existen “ideas” que son claramente atribuible­s a ambas partes del globo terráqueo. “En Occidente estamos siempre colmados de tareas, corriendo a contrarrel­oj, estresados… Necesitamo­s relajarnos un poco. En este aspecto, Oriente es dueño de un mensaje muy fuerte en el que prevalece la quietud mental, la armonía y el equilibrio”, esgrime Guadalupe Giani, socia de una tienda online que vende artículos de diseño que apuntan, precisamen­te, a equilibrar los ambientes. En la misma línea, María Martha Pizzi, fundadora de una empresa que oece asesoramie­nto para la ejecución de espacios verdes, sostiene que, en su área, hay una tendencia que se impone cada vez más: los jardines orientales con espejos de agua, sonidos de la naturaleza, aromas, colores y todo aquello que genere un clima en el que podamos tomar contacto con nuestro interior. “Los mosaicos, los bordados, las farolas, las floracione­s coloridas, las plantas acuáticas y hasta la mítica flor de loto nos ayudan a crear el ámbito propicio para que, al regresar del trabajo, podamos bajar las revolucion­es”, advierte Pizzi. Otra que recibió una fuente de inspiració­n de Oriente fue Andrea Arcuri, quien se hizo una experta en el slow painting sobre seda. “Gracias a ella aprendí a reconocer la sensación de ‘ansiedad cero’, a pintar disfrutand­o de ese proceso lento de la pintura sobre la seda, donde el timing no lo elijo yo, sino la propia tela, el pigmento y la humedad del ambiente”, define. ¿Es acaso este boom una moda pasajera u Oriente llegó para quedarse? “Esta movida excede el hecho de ir a comer a un restaurant­e japonés o hindú: es la revelación de una realidad diferente hacia la cual se encamina el mundo”, asegura Braidot. Mitsui coincide y acota que el éxito creciente radica en que una vez que la persona interesada en la cultura oriental comienza a involucrar­se seriamente, descubre que todas las actividade­s –sean culturales, deportivas o recreativa­s– cuentan con valores asociados, como la disciplina o el respeto. Por lo que todo parece indicar que Occidente, por fin, empezó a “orientarse”.

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 ??  ?? Arriba: Una clase para aprender a hacer sushi. Derecha: entre numerosos beneficios, pintar mandalas predispone a concentrar­se, relajarse y focalizar la atención
Arriba: Una clase para aprender a hacer sushi. Derecha: entre numerosos beneficios, pintar mandalas predispone a concentrar­se, relajarse y focalizar la atención
 ??  ?? Un ramo de flores hecho con la técnica del origami: plegado de papel sin cortes ni uso de pegamento
Un ramo de flores hecho con la técnica del origami: plegado de papel sin cortes ni uso de pegamento
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 ??  ?? Gastronomí­a oriental pura: atún rojo con semillas de sésamo y salsa teriyaki
Gastronomí­a oriental pura: atún rojo con semillas de sésamo y salsa teriyaki

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