El modelo económico está también teñido por la grieta
Está claro que el capital internacional aspira a que el kirchnerismo se transforme en un mal recuerdo de lo que pudo ocurrir en la Argentina.
El paro nacional y el Foro Económico Mundial realizados el mismo día graficaron los contrastes en la Argentina a partir del cambio de rumbo impulsado por Mauricio Macri, cuyo éxito continúa siendo una incógnita.
La "grieta" política, profundizada por la verba embravecida del kirchnerismo, que hasta llegó a dividir familias, se notó también ante la primera huelga a nivel na- cional lanzada por la CGT contra el gobierno.
Las calles desiertas por el paro total del transporte público y las camionetas Hilux con la leyenda "Yo no paro" circulando por algunas avenidas porteñas, reflejaron hasta qué punto el país continúa dividido.
Esa división se refleja en forma notoria en las redes sociales, donde la disputa entre el kirchnerismo y el macrismo se libra cuerpo a cuerpo, como una guerra de trincheras virtual.
Si bien el gobierno parece cómodo en ese enfrenta- miento, e incluso hasta lo alentaría rumbo a las elecciones legislativas, la ausencia de unidad nacional representa un duro desafío para la política económica.
Históricamente, los países se recuperaron económica y socialmente a partir de sociedades enfocadas detrás de un objetivo común, atributos que en el caso argentino aparecen cada vez más distantes.
La Argentina sigue dividida y con un profundo desacuerdo sobre cuál es el mejor camino para lograr el crecimiento económico.
Mientras casi medio país añora el intervencionismo estatal aplicado por el kirchnerismo durante doce años y medio, con su asistencialismo permanente, subsidios discrecionales a distintos sectores y el cierre de la economía creyendo que el país podía sobrevivir casi sin contacto con el mundo.
La otra mitad se identifica con el proyecto de la alianza Cambiemos, con fuerte acento en el modelo agroexportador, la apertura económica y la atracción de inversión extranjera, pero sobre todo manifestando una activo rechazo al populismo.
El problema es que ambos modelos no pueden convivir, y seguramente volverán a dirimir fuerzas en el próximo paso legislativo de octubre.
La Casa Rosada parece cómoda con esa alternativa, e incluso el presidente Macri se mostró desafiante tras el paro de la CGT y dijo que las diferencias en las visiones sobre el modelo político económico "se dirimirán en las urnas".
El Gobierno se mostraba más cauteloso hasta que el primero de abril último una multitud salió a las calles en defensa de la democracia pero también para dar señales de hartazgo al creciente intento kirchnerista de tomar los espacios públicos para multiplicar las protestas contra Macri y, tal vez, anticipar su salida del poder, como lo demostraron los camporistas, que llevaron minihelicópteros a las marchas, recordando a Fernando de la Rúa.
"Siento que no paró el país, al contrario: se activó lo más importante que tenemos en discusión, fue un activador del cambio", dijo Macri el día después de una medida de fuerza que tuvo alto impacto por la parálisis del transporte público.
Para Macri, esa huelga permitió "como nunca, lograr una toma de conciencia, una profundización del debate para construir el futuro".
En el Foro de Davos realizado en Puerto Madero, los participantes vivieron como una curiosidad el despliegue de fuerzas de seguridad en los alrededores del Hotel Hilton, sede el evento.
Acostumbrados a observar la actividad de las fuerzas de seguridad en los foros internacionales por la amenaza del terrorismo, a los asistentes no les generó demasiada preocupación, pero sí en cambio interrogantes sobre la capacidad de supervivencia de la propuesta liderada por Macri, que cuenta con fuerte adhesión en el establishment internacional.
"Estamos de acuerdo con casi todo lo hecho por Macri. La duda es si será sostenible en el tiempo", fue el diagnóstico repetido.
“Siento que no paró el país, al contrario: se activó lo más importante que tenemos en discusión, fue un activador del cambio”, señaló el presidente Mauricio Macri.