La catástrofe y el sentir en primera persona desde Comodoro Rivadavia
El temporal no hizo distinciones: quebró la rutina de la comunidad comodorense, pero también le mostró su devastación a visitantes de ocasión. Entre otros, el plantel de Bahía Basket.
Al llegar el miércoles a Comodoro Rivadavia el impacto visual fue inmediato. Inusual embotellamiento en la avenida de acceso desde el norte. Máquinas cargando lodo húmedo en camiones volcadores en la banquina. Unimogs del Ejército mezclados en el tránsito céntrico. El vuelo bajo de helicópteros.
Imágenes suaves de una catástrofe que golpeó con inundaciones, ríos de lodo y socavones de terreno en los barrios más alejados y zona de influencia.
El fenómeno climático se cobró dos muertos y 100 mil evacuados en la ciudad más poblada de la provincia de Chubut.
“La lluvia estaba prevista. La municipalidad trabajó en la prevención pero no alcanzó porque también hubo canales con basura. Encima la lluvia se esperaba para las 8 o 9 de la noche la semana pasada y se adelantó dos horas. Encontró a la gente sacando a los chicos del colegio, empezando a volver a sus hogares y eso fue también un golpe muy duro”, dijo León Marcelo Schesterfeld, periodista de FM 100.1 de esa ciudad.
La previsión de una situación extrema como la de los ríos de agua y barro bajando de los cerros, quedó a medio camino de lo que debió y no pudo ser.
“Fue muy grave porque aquí en Comodoro llueve un promedio de 100 o 120 milímetros por año y llovió 315 en menos de 48 horas. No hay obra que aguante. Además hubo obras que no estuvieron terminadas y otras que no fueron bien ejecutadas. Eso también complicó porque se rompió asfalto”, agregó el periodista.
La ciudad y el país empujaron desde las redes sociales con el hashtag #FuerzaComodoro. Un agarrarte del brazo para levantarte desde lo anímico y la ayuda material a través de organizaciones gubernamentales y civiles.
“Fue una catástrofe muy grande. Pero la gente ayudó. Colapsó todo. Ahora hay que seguir. Hay mucho barro y gente que perdió todo”, agregó Schesterfeld.
“Sentimos un estallido”
Pablo Quesada lleva 33 años como utilero de Gimnasia de Comodoro. También trabaja en la industria del petróleo y la pasó feo en la noche del viernes 31, cuando el temporal se volvió una fuerza descontrolada.
Vive en una zona alta y alejada del ejido urbano.
“Al lado de mi casa hay un barranco y había viviendas abajo. El viernes, alrededor de las 2 de la mañana, sentimos un estallido muy fuerte, y eran las cañerías de gas y agua que habían reventado. Quedó una grieta de cinco metros hacia abajo. Todo producto de una lluvia que, según me cuentan, en tres días llovió lo que en cuatro años”, dijo Pablo.
En los barrios más afectados la acumulación de barro llegó a un nivel que no per- mitía a los vecinos salir de la casa.
“Fueron tres días consecutivos de lluvia muy intensa y constante. Y en cada jornada cortaban la luz durante 16 horas. Tampoco hubo agua potable. En las zonas petroleras aún circulando con camionetas 4x4 existió peligro de encajarte. El camino alternativo desde Comodoro a Rada Tilly literalmente se partíó. Un camino que iba por el medio del cerro. La zona de Caleta Cordova fue una de la más afectadas”, afirmó.
Locales comerciales -inclusive un importante supermercado de llegada regional- cerraron sus puertas a partir del jueves. Hubo, sí, algunos saqueos aislados. Pero la medida tuvo que ver más con la imposibilidad del personal de llegar a sus puestos de trabajo, con los cortes totales de agua y de energía en algunos sectores.
“Hubo 2 mil familias que perdieron todo. Un super- mercado como La Anónima, abría y la gente hacía cola para comprar, como se ve en Venezuela. Por agua mineral, una cola de dos horas. Terrible. Un golpe muy grande”, dijo Quesada.
“Invitados” al desastre
Con los servicios de transporte cancelados tras el día del paro, la ciudad quedó aislada. Ni micros, ni aviones. La gente sin salir de casa y cientos de pasajeros varados. Entre ellos, todo Bahía Basket, que el día del feriado del jueves 6 vino a cumplir con un partido de Liga Nacional.
“Es difícil ver a la ciudad así... Con mucha agua. Prendés la tele y ves en los noticieros gente que se ha quedado sin casa, buscando comida, dónde refugiarse. Es difícil encontrar algo positivo, por desgracia”, afirmó Lucio Redivo.
Durante la estadía bahiense -se prolongará hasta hoyel plantel colaboró con los necesitados. Llevaron a cabo diferentes acciones que, en algunos casos, el propio equipo prefirió no dar a publicidad porque sus protagonistas las efectuaron a modo personal.
Finalmente, Adrián Devia fue otro testigo circunstancial en Comodoro. Es un técnico bahiense que llegó el miércoles para reparar unos equipos de computación en un yacimiento en Cerro Dragón, en la ruta 26. La abundante precipitación produjo filtraciones en el techo de la planta que afectaron sistemas que valen 30 mil dólares cada uno.
“Al llegar la ciudad (Comodoro) se veía bastante tranquila, pero los accesos estaban con bastante barro, maquinaria trabajando y gente en las calles. La vuelta (desde Cerro Dragón) fue bastante tranquila, pero en un momento empezó a llover nuevamente y se acumuló agua en las calles. La situación más complicada se vive en la periferia, en los barrios Kilómetro 3, Astra, YPF. El sector céntrico no acusa tanto como se ve en los medios nacionales”, afirmó Devia.
“Pude reparar los equipos y volví sin problemas a la ruta, ya que luego de una hora cortaban el camino por precaución y por posibles fuertes lluvias anunciadas en las últimas horas”, agregó.
Golpeado, pero con fuerza, Comodoro se levanta...