Desenfadadas
RULOS, MELENAS SHAGGY, MAQUILLAJES OSADOS Y ESMALTES FLUORESCENTES SE COMBINAN CON LA ENTRADA TRIUNFAL DE RUBIOS Y ANARANJADOS. LOS LOOKS QUE DARÁN QUE HABLAR.
Si los ojos se maquillan intensamente, la boca debe lucirse en tonos neutros. Si, por el contrario, queremos unos labios rojos carmín, será mejor dejar los párpados casi al desnudo. Esa fue siempre una de las reglas básicas del maquillaje, en cualquier rincón de nuestro país, en Hong Kong, en París, en Tokio o en Milán. Pero esta vez no. La temporada otoño-invierno 2017 trae un make
up recargado y dará rienda suelta a los colores saturados, al glitter y al estilo
wet. Sí, todo junto, aunque sobre una piel casi desnuda. Raw, como le dicen. Los ochenta, al podio Hace tres décadas, los rulos que Jennifer Beals lucía en Flash Dance eran furor, así como los párpados maquillados en exceso. Todo eso está de vuelta. En el rostro estarán permitidos desde los tonos pastel hasta los fluorescentes, priorizando las texturas perladas o metalizadas por sobre las mate. La paleta de colores será amplia, y dará permiso a las combinaciones de tres o cuatro tonalidades en simultáneo. Y aunque los ojos y los labios se destaquen por igual, los pómulos tampoco deberán quedar afuera. Otro viaje a los ochenta serán las cejas tupidas. La idea es que se las vea naturales y frondosas, pero no por eso desprolijas. Habrá que depilarlas y maquillarlas, pero sin que la tribuna se dé cuenta. ¿Desaparece el smoky? El esfumado en tonos negros y grises para resaltar la mirada coquetea con su retiro. Si bien logró transformarse en un clásico en los últimos años (por lo que habrá quienes se resistan), este 2017 la tendencia será la opuesta: llega el llamado color block. En vez de capas esfumadas una sobre otras, se trata de un bloque de color intenso, puro y parejo que comienza en el lagrimal y atraviesa todo el arco del párpado de forma horizontal. Los colores más elegidos para lucirlo: verdes, azul oscuro, borravino, fucsia y anaranjados. Una buena forma de complementarlos será el delineador blanco, brillante e impoluto. Aquellas mujeres que se resistan al color deberán estar atentas a otra innovación: el delineado trash. Desprolijo, roquero y casi emulando un maquillaje movido de la noche anterior, será el
look elegido por los que quieran usar los ojos nude y resaltar la mirada con un marco rebelde y una buena dosis de máscara para pestañas. Es la propuesta ideal para quienes no gozan de buen pulso y odiaron la era del microdelineado perfecto.
Esa boquita
Marilyn Monroe no estaría contenta con la baja de este año: el rojo intenso ya no es el color predilecto para los labios. Los que pisan fuerte son los magentas, los duraznos y la gama de los salmones, dejando espacio a propuestas más osadas, como tonalidades verdes o hasta azuladas. La novedad también está en el modo de maquillarlos, ya que se da un fenómeno inverso al que sucede con los ojos: de los colores plenos se pasa al degradé, al esfumado y al contratono. Para las más aventureras: el
glitter o el gloss intensos con los que se logran bocas verdaderamente llamati- vas. Un guiño para incorporar es elegir el mismo color de lápiz labial y de esmalte para las uñas. Cada vez más protagonistas, se vestirán de fucsia, naranja fluorescente y cítricos intensos.
Raw, warm & wet
Amalgamar nuestro estilo con el de la naturaleza está cada vez más vigente, con pieles al natural, ultrahidratadas y “desnudas” (crudas: de allí el raw). Lo que se impone es el estilo warm, un nuevo y cálido romanticismo inspirado en colores como el arena, el rosado o el durazno, que podrán combinarse entre sí o en un make up monocromático, con ojos, labios y pómulos enfundados en la misma tonalidad. A esta impronta inspirada en la tierra no puede faltarle el agua, que llega con el look wet. La clave serán los gloss y los bálsamos, que se usarán para refractar la luz y hacer creer que emerge desde el interior. Lo mismo se verá en el cabello: de día, efecto mojado; de noche, con el
glamour de los peinados engominados.
Rubia debilidad
¿Habrá alguna temporada en la que el rubio no sea el color de moda? Siempre vigente, siempre sensual, siempre elegante, es el tono que (casi) todas quieren. La novedad, esta vez, es el
blorange, una mezcla de rubio y naranja, al que también llaman peachy, por su similitud con el color del durazno. Por ahora, quedó en el terreno de las
celebrities, pero pronto se lo empezará a ver en las calles, reemplazando a los colores fantasía (como el celeste o el rosa pastel) que se vieron en la temporada pasada. Para las mujeres más tradicionales, el rubio gélido del verano se transforma en el kiddy blond, o rubio infantil, un color con toques de ceniza. Las que se niegan a dejar el castaño y quieren ponerle su propia personalidad tendrán dos buenas alternativas: el ron
ze y el chocolate mauve. El primero es una mezcla entre el pelirrojo y el castaño tipo bronce; el segundo, un castaño oscuro profundo, pero bien natural. La mayor innovación en materia de coloración será el balayague 3D, una técnica que difumina el propio tono y estudia qué zonas del pelo se deben aclarar para dar más luminosidad al rostro. Las puntas gastadas son las claves de este estilo.
De melenas
Si hasta hace un tiempo nos enloquecíamos por alisarnos el cabello a cualquier costo, hoy el desafío es lo contrario. ¡Los rulos mandan! Basta con mirar a la modelo argentina Mica Argañaraz (exponente de la moda internacional), para descubrir que las ondas profundas y el estilo shaggy (desprolijo, un poco roquero y furor en los setenta) es lo que se impondrá. Las posibilidades de lucirlo serán muy amplias: desde un ondulado profuso en melenas no muy largas, hasta cortes al mentón con rulos marcados al estilo afro. Para todo tipo de cabello, lacio u ondulado, el corte bob seguirá siendo tendencia, con su clásico largo asimétrico entre la parte trasera y la delantera.