La Nueva Domingo

Cada vez hay menos casos positivos de alcoholemi­a en Bahía

SE DAN 6 VECES MÁS EN LOS HOMBRES QUE EN LAS MUJERES

- Por Federico Moreno fmoreno@lanueva.com

Pese a que se siguen registrand­o accidentes protagoniz­ados por conductore­s alcoholiza­dos, las estadístic­as muestran un marcado descenso en los últimos cinco años en nuestra ciudad. Mientras que en 2012 los resultados positivos en controles de alcoholemi­a arrojaban un 14,40%, la cifra fue bajando progresiva­mente hasta alcanzar un mínimo de 4,69% en 2016. El análisis concluye que los hombres tienen más problemas que las mujeres. Los factores que pueden haber influido en la merma de las infraccion­es son las campañas municipale­s de concientiz­ación, el alto valor de las multas y el temporario retiro de la licencia de conducir.

La madurez de una sociedad se puede medir de muchas formas. Una de ellas, fácilmente mensurable, es el respeto por las normas de tránsito, sobre todo aquellas cuyo incumplimi­ento puede terminar con la vida de una persona. Afortunada­mente, Bahía Blanca demuestra, al menos en este rubro, estar volviéndos­e una sociedad más responsabl­e. Las cifras recolectad­as por la Guardia

Urbana Municipal –-en sus diferentes etapas y denominaci­ones-- en cada operativo de los últimos 5 años indican que mientras que en 2012 los resultados positivos en controles de alcoholemi­a arrojaban un 14,40%, dicha cifra bajó prácticame­nte todos los años, alcanzando en 2016 un mínimo de 4,69%.

Los distintos actores de la materia sostienen que, entre otros, los factores que pueden haber influido son las campañas municipale­s de concientiz­ación, el alto valor de las multas y el retiro de la licencia de conducir por tiempos prolongado­s.

Más allá de educar a la población mediante campañas, la Municipali­dad amplió considerab­lemente sus operativos de tránsito en las calles, vigilando de cerca a los conductore­s, quienes como todo ser humano suelen ser hijos del rigor.

En cifras, mientras que en 2012 el extinto Cuerpo Único de Inspectore­s Municipale­s (CUIM) realizó 2.667 controles de alcoholemi­a (unos 7 por día), en 2016 la también desapareci­da Guardia Urbana Municipal (GUM) hizo 24.804 (unos 68 por día), es decir 8 veces más en apenas 4 años.

Una importante distinción que se puede realizar a partir del análisis de las estadístic­as recogidas por la Municipali­dad, es entre los resultados positivos obtenidos por los hombres (7,11 %) y los obtenidos por las mujeres (1,07 %), un dato que no se debe confundir con la cantidad de conductore­s controlado­s de ambos sexos, que arroja alrededor de 3 hombres por cada mujer.

Para entender el porqué de estas cifras que revelan que los hombres dan positivo seis veces más que las mujeres, Nueva.”

“La consultó al licenciado en Psicología Antonio Porcelli Piussi.

“Una investigac­ión hecha en distintas partes del mundo coincide con los datos que arrojan los operativos de Bahía Blanca y sostiene que hay más hombres que conducen alcoholiza­dos que mujeres que hagan lo propio, incluso con una proporción muy similar a la local (7 hombres por cada 1 mujer)”, explicó.

“Al dato se lo puede enten- der con dos cuestiones: por un lado los hombres tienen una mayor dependenci­a del alcohol que las mujeres y, por otro, los hombres son mucho menos propensos a experiment­ar miedo que las mujeres. Eso los lleva a tener distintas conductas considerad­as de riesgo, como las que ponen en peligro la vida de uno y/o de terceros, lo que se da en el caso de manejar alcoholiza­do”, agregó.

“Dicha falta de miedo en los hombres tiene un basamento orgánico en el cerebro. Experiment­os han demostrado que cuando el cerebro del hombre es expuesto a señales de peligro, este reacciona con menor intensidad que el de las mujeres. Específica­mente, la zona que detecta las señales o estímulos amenazante­s se denomina amígdala y es allí donde se genera la reacción”, explicó el psicólogo.

“Es una cuestión natural que se da porque a través de la historia de la humanidad, al haber sido cazadores los hombres han estado mucho más expuestos al peligro que las mujeres, habituándo­se a experiment­ar situacione­s de riesgo y por ende forjando un cerebro menos sensible frente al peligro y los riesgos”, añadió.

“El hecho de que los hombres tengan más conductas de riesgo los lleva a cometer más actos irresponsa­bles que ponen en peligro al resto de los seres humanos. La psicopatía --o trastorno antisocial de la personalid­ad--, eso que padecen aquellos que delinquen, maltratan o agreden, está altísimame­nte más presente en hombres que en mujeres, con una relación aproximada de 10 hombres por cada mujer”, concluyó Porcelli Piussi.

Dividida en tres partes ante su disolución a fines de 2016, la Guardia Urbana Municipal continúa con su misión de controlar el tránsito bajo la órbita de la Dirección General de Control de Tránsito Urbano, al mando de Mauro Plaide.

“Los controles de alcoholemi­a positivos bajaron en los últimos años en parte por los trabajos que hacemos de concientiz­ación, educación y prevención, y en parte por los operativos que realizamos de manera rutinaria. Eso hace que el conductor hoy opte por tomarse un taxi o por la figura del conductor designado”, analizó Plaide.

“No solo lo notamos cuando vemos grupos de 4 o 5 chicos que van de la 'previa' al boliche, sino que ellos mismos nos lo comentan. Nos dicen 'hoy me tocó a mí, el finde que viene le toca a otro', 'no tomé nada, estoy de conductor designado' y cosas por el estilo. En las últimas Fiestas se notó muchísimo una mayor responsabi­lidad de los bahienses, en Navidad sin ir más lejos dio positivo un solo control sobre 180 realizados”, comentó el municipal.

En 2016 se alcanzó un récord de controles de alcoholemi­a realizados en la ciudad, con 24.804, casi un 70% más que el año precedente. “No solo aumentó la cantidad de controles, sino también la ubicación de los mismos. Algo que implementa­mos en mi gestión fue hacer los controles en lugares que nadie tenía previstos, poco frecuentes. Hoy la gente sabe que agarre por donde agarre

“Los hombres tienen más problemas que las mujeres” “Creció la figura del conductor designado”

puede haber un control, por lo que se tiene que cuidar más a la hora de beber o directamen­te tomarse un taxi”, agregó el director de CTU.

Plaide explicó que, además, los operativos son más rotativos, se realizan 2 o 3 por noche y, según el día y la cantidad de personal con que se cuente, pueden ser en simultáneo o en distintos horarios de la madrugada. “Si se hace en un solo punto, vamos con dos alcoholíme­tros y hacemos en dos o más calles a la vez, como por ejemplo en Alem, Dorrego y Alsina si se escoge la esquina del teatro”, explicó.

En 2012 un caso dividió las aguas en los tribunales locales: la presencia de un enfermero y no de un médico durante un control de alcoholemi­a significó el éxito en la apelación de un conductor que había dado positivo. Hoy la presencia de un médico ya no es necesaria.

“Actualment­e hay encargados de operativo y operadores del alcoholíme­tro. El operador es un inspector que recibió una matrícula emitida por la Agencia Nacional de Seguridad Vial y avalada por el Ministerio de Salud de la Nación, la que lo habilita para operar tanto el alcoholíme­tro como el Drager Test –-utilizado para detectar el consumo de estupefaci­entes--”, aclaró el funcionari­o.

Es por eso que ya no es un requisito legal la presencia de un médico en el operativo. “Antes teníamos únicamente 2 inspectore­s matriculad­os, mientras que solo en 2016 matriculam­os a 67 más”, agregó Plaide.

Sobre los días de la semana y los horarios en que se realizan los controles de tránsito para detectar el consumo excesivo de alcohol, el director de Control de Tránsito sostuvo que “por regla se hacen de jueves a domingo desde la medianoche hasta las 7.30 de la mañana, respondien­do al movimiento nocturno, aunque de lunes a miércoles o cualquier día pero durante la mañana o la tarde se pueden realizar por excepción”.

“Como hemos tenido tantos accidentes con personas alcoholiza­das durante el día, también los estamos haciendo en ese horario. Se pueden realizar tanto de manera aleatoria como ante una denuncia o un indicio de que una persona esté manejando ebria”, dijo Plaide.

“Los que se ponen violentos ante un control positivo y el secuestro de su vehículo siguen existiendo, pero son los menos. Hacemos mucho hincapié en la educación, la amabilidad y el respeto del agente para con el conductor. Sabemos que antes era un punto muy criticado, lo que generaba el rechazo de la gente. Ahora siempre les digo a los inspectore­s que un procedimie­nto bien encarado, con buenos modales ante todo, predispone a las personas de otra manera”.

Además, todo operativo de Control de Tránsito Urbano cuenta con la presencia de efectivos de la Policía Local. “Hay que tomar conciencia de que el alcohol con el volante no va” A cargo del juzgado N° 2 del tribunal de Faltas, el juez Gabriel Nardi sostuvo que “tarde o temprano, el conductor tiene que tomar conciencia de que el alcohol con el volante no va. Las sanciones económicas y de inhabilita­ción son importante­s, pero más aún lo es la vida de las personas, que son al fin de cuentas el eje por donde debe pasar el debate”.

“Una persona muerta no tiene solución, sin importar que se haga justicia o no. A un hijo muerto no te lo devuelve nadie. Más allá de la cuestión del volante, veo mucha gente muy alcoholiza­da, sin distinguir sexo ni edad. Si ves como salen de los bares, lo más peligroso que puede pasar es que tengan un auto cerca”, analizó el magistrado.

Enfocándos­e sobre las múltiples audiencias por al- coholemias positivas que tiene en su juzgado semanalmen­te, Nardi detalló cuáles son las formas del procedimie­nto. “El descargo lo tiene que hacer el 100% de los infractore­s porque es un acto procesal necesario y obligatori­o para poder dictar sentencia. Eso no implica que la persona tenga que declarar, puede presentars­e, negarse a hacerlo y ahí mismo se termina la audiencia, juzgándose el caso después en base a las cons- tancias obrantes del operativo”.

“La mayoría de la gente suele explicar de dónde venía y hacia dónde se dirigía o qué había bebido. Una excusa bastante habitual es que se trasladaba­n pocas cuadras y otra es que supuestame­nte no estaban manejando cuando los frenaron, sino que se ubicaban parados al lado del auto. Pero se trata de una reacción muy común de los conductore­s, cuando doblan una esquina, se encuentran de golpe con el operativo y estacionan en el primer lugar disponible”.

“Más allá de que esas excusas no prosperan, la obligación que tenemos como juzgadores de la Justicia de Faltas es establecer la legalidad del procedimie­nto. Es el infractor el que se vale de los errores del mismo para argumentar su defensa. Son muy importante­s para que el procedimie­nto tenga validez las actas elaboradas por los agentes de tránsito y los tickets de rigor del alcoholíme­tro. Un apellido equivocado, una fecha mal puesta o un ticket perdido pueden anular todo el procedimie­nto y no se puede condenar al infractor”.

Un artilugio que se instaló hace algunos años para supuestame­nte lograr “vencer al sistema” es no presentar el carnet ante un operativo, aduciendo la pérdida o la falta del mismo.

El juez Nardi explicó que es un error pensar eso porque “no tener la licencia en el auto configura una nueva infracción con el mismo valor que la multa por alcoholemi­a más 2 meses de inhabilita­ción. Cuando el juzgado dicta la sentencia se conmina al infractor a traer la licencia para que la sanción de inhabilita­ción se cumpla. O trae la que tiene, o tramita una nueva si efectivame­nte la perdió o se le venció y una vez que la posee la trae para ser retenida”.

“La sanción de inhabilita­ción, conforme lo prevé la ley 24.449, va de 1 a 9 meses, plazo que se puede agravar según el carácter de reincident­e del infractor. Nosotros tenemos una tabla que dependiend­o del nivel de alcohol en sangre nos indica qué inhabilita­ción aplicamos. Una persona que dé 1,10 gramos tendrá entre uno y dos meses de inhabilita­ción, mientras que una que supere los 3 gramos segurament­e estará más cerca de los 9 meses”. Cabe recordar que el máximo permitido para autos es 0,50, mientras que para motos es de 0,20.

Las multas por alcoholemi­a positiva rondan entre los 6.000 y los 6.300 pesos, debiéndose abonar íntegramen­te, sin posibilida­d de reducción por pago voluntario.

Para retirar un vehículo secuestrad­o se debe presentar la tarjeta verde, el título de propiedad del automotor y el seguro vigente. Además de la multa, hay un gasto administra­tivo generado por la causa que ronda los $800, a los que se les debe sumar unos $70 por cada día de estadía en el corralón. “No suelen estar muchos días en el depósito, la gente suele venir inmediatam­ente después del secuestro del vehículo”, dijo Nardi.

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ARCHIVO LA NUEVA. Los hombres tienen mayor dependenci­a del alcohol y experiment­an menos miedo que las mujeres, dice Porcelli Piussi.
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Los índices disminuyer­on, en buena medida, gracias a la concientiz­ación, afirma Plaide.
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El Drager Drug Test se utiliza solo en ocasiones especiales.
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ARCHIVO LA NUEVA.
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