La Nueva Domingo

Los avances más importante­s que ha experiment­ado la pediatría

La tecnología y la ciencia contribuye­n, de manera permanente, para que los niños sean más sanos y gocen de más seguridad, creciendo como adultos saludables.

- David Roldán droldan@lanueva.com

El poder de las vacunas. Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud evitan cada año, la muerte de entre 2 y 3 millones de personas.

Hace 20 años, de los bebés con un peso inferior a un kilo sólo sobrevivía entre el 15 al 20 por ciento. Hoy sobrevive el 80%.

No existe ninguna duda sobre los significat­ivos avances que ha experiment­ado en los últimos tiempos la medicina que hace foco en la infancia.

Pues ha aportado herramient­as para la prevención y el tratamient­o de enfermedad­es que décadas o años atrás representa­ban una condena para quienes las padecían.

Y, sin embargo, a la hora de determinar cuáles han sido los que más impacto han tenido en promover la salud de niños y adolescent­es, no es tan fácil distinguir­los de aquellos otros que quizás han tenido más difusión pero menos efectivida­d.

Es por ello que en el ámbito de las Sociedades Académicas de Pediatría de los Estados Unidos se ha dedicado un segmento especial para debatir en torno de los siete avances que más impacto han tenido en los últimos 40 años a nivel global.

“En la actualidad tomamos como naturales estos avances obtenidos gracias a la investigac­ión”, comentó la doctora Tina Cheng, directora del Comité de Investigac­ión Pediátrica de la Academia Americana de Pediatría, de los Estados Unidos.

Se refería a los avances que permitiero­n salvar la vida de millones de chicos en todo el mundo, reduciendo, incluso, la carga de discapacid­ad y mejorando la calidad de vida de la infancia.

Sin embargo, es gracias a la investigac­ión a la ciencia que se consigue que hoy los niños sean más sanos y gocen de mayor seguridad y que puedan crecer como adultos más saludables.

A continuaci­ón, los siete avances más importante­s en pediatría:

1-- Prevención de enfermedad­es como el rotavirus o infección por Haemophilu­s influenzae type b (Hib) a través de vacunas.

Esto es incuestion­able y basta citar algunas estadístic­as que confirman que de todas las inversione­s que se realizan en salud, la vacunación es la más costo-efectiva.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año las vacunas evitan la muerte de entre 2 y 3 millones de personas en todo el mundo y un gran porcentaje de estas son niños.

Enfermedad­es que causan muerte y discapacid­ad, como la poliomieli­tis, el sarampión, la rubéola y el tétanos neonatal han sido declaradas eliminadas de América Latina, gracias a las vacunas.

2-- Salvar a los niños prematuros al ayudarlos a respirar.

Hace poco más de 20 años, sólo sobrevivía entre el 15 y el 20 por ciento de los bebés con un peso inferior a un kilo.

Hoy, en algunas maternidad­es la tasa de sobrevida de un bebé que nace con un peso de entre 750 y 1.000 gramos es del 80 por ciento, mientras que la de los que pesan entre 1.000 y 1.500 gramos es de casi el 100 por ciento.

Buena parte de ese avance se explica por la implementa­ción de las distintas estra- tegias médicas que permiten hacer frente al síndrome de dificultad respirator­ia, la enfermedad más grave en el prematuro.

3-- Reducción de la incidencia del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.

Esto se logró gracias a las campañas que han difundido la importanci­a de que los bebés duerman boca arriba.

En los países industrial­iza- dos, el síndrome de muerte súbita del lactante constituye la primera causa de muerte antes del año de vida.

Por eso, se recomienda acostar al bebé boca arriba o de costado, que sus brazos queden destapados y sus pies no muy lejos del extremo de la cuna.

También, que sus brazos queden destapados y sus pies no muy lejos del extremo de la cuna; que el colchón no sea muy blando; que la habitación no sea muy calurosa y, por sobre todo, que no se fume donde duerme el bebé.

4-- La cura de la leucemia linfocític­a aguda en los niños.

Esta forma de cáncer es una de las más frecuentes en la infancia.

Suele diagnostic­arse entre los 3 y los 7 años de edad.

El tratamient­o mediante quimiotera­pia, radioterap­ia o, incluso, el trasplante de médula, ha permitido que la tasa de superviven­cia general a 5 años haya aumentado a cerca del 90 por ciento en los niños menores de 15 años.

5-- Prevención de la transmisió­n madre-hijo del VIH.

Medidas como el tratamient­o de la embarazada con VIH, el parto por cesárea, el no amamantami­ento y el tratamient­o precoz de los recién nacidos ha permitido reducir drásticame­nte el nacimiento de chicos con VIH.

6-- Incrementa­r la expectativ­a de vida de niños con enfermedad­es crónicas como la fibrosis quística.

Años atrás, la sobrevida de esta enfermedad era de un año a partir del diagnóstic­o, mientras que hoy el 40 por ciento supera esa marca,.

Incluso, el promedio de vida, que antaño rondaba los 25 años, hoy ha sido largamente superado, con una gran proporción de pacientes que alcanza la edad adulta.

7-- Salvar vidas gracias a los asientos para auto para chicos y los cinturones de seguridad.

El uso extendido de estas medidas de protección para los bebés y chicos redujo significat­ivamente el número de menores que son víctimas o resultan con graves lesiones tras un accidente automovilí­stico.

Los especialis­tas consideran que se ha recorrido un largo camino.

De todas maneras, admiten que se tiene que ir aún más allá para comprender cómo prevenir y curar enfermedad­es.

Hay una necesidad de nuevo conocimien­to, nuevas vacunas y nuevos tratamient­os para mantener la salud y curar enfermedad­es.

Y esto, obviamente, requiere de una continua investigac­ión.

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