Encuentros antes de partir
Después del accidente llegó la autopsia de Juan, el esposo de Marichella, y muchos trámites administrativos. Por eso el cuerpo tardó 12 días en volver a la Argentina. Y no terminó ahí: en agosto de ese año —el mismo en el que su hija mayor cumplió 15— ella fue a Chile por cuestiones administrativas y se encontró con tres personas claves.
La primera fue Rodrigo Moreno Orellana, único testigo del accidente, que le ayudó a reconstruir el final de su esposo: le contó que iba atrás de la camioneta que atropelló a Juan y cuando vio el impacto, frenó, se acercó al cuerpo y llamó por teléfono a su mujer para rezar juntos.
La segunda fue Enrique, un hombre de campo que le permitió conocer la última mirada de su esposo. Le contó que aquel 12 de marzo desayunó en la misma estación de servicio a la que se dirigía Juan cuando fue atropellado: se cruzaron en la ruta, se miraron y segundos después fue el accidente.
La tercera y última fue un hombre de apellido Ruiz, que le permitió ver lo último que leyó su marido. Ruiz, que vende poesías en la estación, le contó que el día del accidente se las ofreció a Juan. Él no tenía plata, pero leyó una antes de cruzar la ruta. Entre otras cosas decía: "Jesús, camino de vida eterna. El que crea en Él, aunque muera vivirá".