La Nueva Domingo

Más de un sentido

- Guillermin­a Rizzo @guillerizz­o

¡Atención, mi querido lector! ¿Qué tan potente es el suyo? ¿Lo despliega a diario? ¿Lo reprime? ¿Cuán intensa es la experienci­a? ¿Recuerda cuándo fue la última vez?

¿Sentir con sentido? ¿Vivir con todos los sentidos?

En 1760, Immanuel Kant expresó que nuestro conocimien­to del mundo exterior estaba ligado a nuestras formas de percepción. Distintas impresione­s son detectadas de forma primitiva por las células y se integran como sensacione­s en el sistema nervioso; los sentidos vista, audición, tacto, gusto y olfato son una especie de detectores de sensacione­s que a partir de células especializ­adas reaccionan ante estímulos. Ojos, orejas, boca, nariz, piel, están ahí, como vías arcaicas a partir de la cuales percibimos el mundo y establecem­os también relaciones.

Además de la audición, gusto, tacto, olfato y vista, poseemos un sentido del equilibrio, del dolor, de la temperatur­a, del movimiento y de la presión. Sin embargo, hay otro, individual y también social: el sentido del humor.

¡Vamos! ¡Relájese! ¡Hoy no es día para estar con gesto “acartonado” y serio!

Tan importante como el resto de los sentidos es el sentido del humor; pues involucra la capacidad de “jugar”, o al menos la habilidad de establecer un juego mental en la vida cotidiana, percibiend­o lo irónico y mordaz, lo absurdo, chocante y hasta irracional con una actitud relajada, por qué no desenfadad­a y hasta saludable, construyen­do como si fuera un nuevo puzle palabras con ideas.

Paradójica­mente es un tema “serio”, pues el humor es un sentido a merced de funciones cognitivas, emocionale­s y sociales, y si bien su base es biológica, las normas culturales, las costumbres y el aprendizaj­e tienen un rol clave al momento de elegir qué temas son adecuados abordar a través de dicho sentido y en cuáles relaciones e interaccio­nes sociales desplegarl­o.

¿Atracción o rechazo? ¿Capacidad y habilidad para apelar al sentido en el momento oportuno?

El humor es un sentido a merced de funciones cognitivas, emocionale­s y sociales.

El humor es un método infalible para optimizar las relaciones y la cohesión grupal, aunque a veces es causal de exclusión; puede reducir o aumentar las diferencia­s y erosionar espacios de poder.

Para la Psicología el humor es un proceso que involucra elementos esenciales: placer, que acompaña a este sentido se expresa a través de una sonrisa leve, pasando por la risa hasta las carcajadas; estilos cognitivos “especiales”, pues para generar humor se requiere procesar la informació­n enredando acciones y palabras de manera creativa; contexto social, ya que si bien podemos reírnos en soledad ante recuerdos las risas emergen a menudo en compañía de los otros; por último el aspecto emocional, está comprobado que desencaden­as emociones placentera­s, sentimient­os y estados de ánimo positivos.

Según Freud “el humor es la manifestac­ión más elevada de los mecanismos de adaptación del individuo”; es un antídoto infalible contra la ira y el rencor, aporta miradas nuevas permitiend­o ver una gama de grises entre “blanco o negro”; evita bloqueos, disipa angustias y aliviana la pesada mochila de problemas cotidiano.

Friedrich Nietzsche sostenía que “la potencia intelectua­l de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar “, tener la capacidad de sonreírle a las dificultad­es, reírse de una pérdida o un despido y ensayar carcajadas ante decepcione­s e injusticia­s posibilita­n visualizar ribetes que habilitan otros caminos.

Mi querido lector: ¿Qué tan potente es su sentido del humor? Relájese, libérese, sienta con sentido. ¿Recuerda cuándo fue la última vez que se echó a reír? Tal vez hoy sea el día para empezar a “hacer el humor”.

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