Cada vez son más riesgosas las “previas” de los adolescentes
En lo que va del año, el Hospital Municipal atendió 38 casos por alcoholismo agudo. Las técnicas que usan los menores para entrar al boliche. ¿Qué deben hacer los padres?
Las reuniones que anteceden a las salidas, por lo general a los boliches, se han convertido desde hace un tiempo en una tendencia entre los jóvenes. Arrancan alrededor de las 20 y terminan más allá de las 4 de la madrugada. El resultado de esos encuentros, mayormente, es preocupante. El consumo de bebidas provo- ca excesos que derivan en peligrosas peleas callejeras e internaciones ambulatorias en las guardias de los hospitales, especialmente en el Municipal, donde se atendieron 38 casos de alcoholismo agudo en lo que va de este año. La creciente problemática no debe escapar a la atención de los padres.
En la mesa hay vasos con fernet, gancia, cerveza, campari, jugo de naranja con vodka, algo de frizze y champagne con speed.
—Yo nunca chapé, dice Luli (14).
Todos toman un trago. Chaparon.
Le toca el turno al amigo de al lado, y dice que nunca tuvo sexo en el Parque. Solo dos toman.
El juego, uno de los más repetidos en las previas de los adolescentes, arrancó a medianoche. Sin embargo, algunos de los competidores ya llevaban una ventaja de 2 o 3 vasos, con los que acompañaron las hamburguesas que tiraron a la parrilla.
“No comemos mucho, porque así el escabio te pega mejor. Más vale que nos sobre algo para el after que hacemos tipo 8 cuando volvemos a casa”, confiesa Agostina (15).
Según calcularon, gastaron cerca de $ 800 en bebidas alcohólicas, que compraron esa misma tarde en los chi-
“Los pibes hoy no tienen lugares para salir, ya no existen las matiné. Entonces se tiran a los boliches y si rebotan los ves dando vueltas por la calle hasta las 5 o 6 de la mañana”, cuenta.
nos porque es más barato y están seguros de que ahí no les van a pedir el DNI para saber si son mayores.
Las previas duran como máximo hasta las 4 de la madrugada. “Son más divertidas que salir y por eso pasamos más tiempo ahí. Hablamos sobre quién se agarró un amigo, hacemos chistes, escuchamos música más buena”, dice Martina (15).
“Mis viejos no saben adónde voy a ir, les miento. Les digo que voy a ir a lo de un amigo o que me quedo a dormir en lo de una abuela y después capaz que termino en Chocolate o El Reino. Por suerte no me descubrieron”, cuenta Tomás (15).
Se juntan un jueves cada tanto, pero casi todos los viernes o casi todos los sábados. “Yo a mi papá le digo la verdad aunque se ponga pesado con que no tome mucho, con que tenga cuidado con los que me junto y con que vuelva temprano”, dice Flor (16).
No saben bien si van a salir o, mejor dicho, si los van a dejar entrar a los boliches, pero igual se tiran a pasar.
Y para eso usan distintas técnicas: “Le insistimos mucho al patovica más piola, buscamos promotores que conocemos o de última le pedimos el DNI a nuestros hermanos o a alguien parecido que ya tenga 18”, cuenta Manuel (16).
“Yo llegué a hacer un documento trucho editado con paint porque es muy difícil encontrar a alguien que se parezca a vos”, cuenta Jesica (15).
Guillermo, que lleva más de 20 años como patovica de distintos boliches de Bahía, cuenta que se ve muchísimo como los chicos intentan pasar con documentos adulterados.
“El que está en la puerta se da cuenta enseguida porque le hacés dos preguntas y empiezan a tartamudear”, dice.
Sin embargo, Guillermo asegura que muchas veces recibió órdenes de los bolicheros para que los menores entren sin control.
“Los pibes hoy no tienen lugares para salir, ya no existen las matiné. Entonces se tiran a los boliches y si rebotan los ves dando vueltas por la calle hasta las 5 o 6 de la mañana”, cuenta.
Hasta quedar tirados o partirse botellas en la cabeza
Guillermo dice que algu- nos chicos toman hasta el punto de quedarse tirados en el piso esperando el colectivo. Y el colectivo pasa 10 veces y ni se mueven.
También asegura que corren muchas drogas sintéticas como la cocaína, éxtasis, metanfetamina. No marihuana porque no pueden fumar.
“Muchos tienden a pelear- se, y son todos pibes que tomaron o se redrogaron. He visto como se parten las botellas en la cabeza, chicos que pierden los dientes, se sacan el cinto y se pegan con la hebilla”, cuenta.
Incluso él los sufre cada tanto: “Una vez un menor al que no dejé entrar aprovechó una distracción mía y me rompió la cara con una botella”.
Guillermo nota que en los últimos años aumentó la agresividad en los chicos. “No les importa nada. No tienen sentido de lo que es la autoridad. Se pelean, rompen vidrieras. Eso antes no lo veía”.
“Uno trata de hablar con los pibes antes de que se manden una cagada, pero están tan borrachos o droga- dos y no te dan bola”, dice.
Casi 40 chicos internados por alcoholismo agudo
“El uso recreativo de alcohol junto con psicofármacos existe y es un riesgo muy importante porque son sustancias que se potencian y muchas veces nos encontramos con chicos que están con pérdida de conciencia o en estados de coma. Esto aumentó en los últimos años en menores”, afirmó el jefe de la Unidad de Salud Mental y Adicciones del Hospital Municipal, Hugo Kern.
De acuerdo con estadísticas brindadas por el área de Salud Mental municipal, las cifras más alarmantes en Bahía se registran a raíz de cuadros de alcoholismo agudo: mientras que el año pasado hubo 96 internaciones, en lo que va de 2017 se contabilizaron 38.
Le siguen las intoxicaciones por consumo de cocaína (alrededor de 80 en 2016) y por último de psicofármacos (30). En todos los casos la franja más vulnerable se da hasta los 24 años, con permanencias de más de 24 horas en el hospital.
Según Kern, estadísticamente los días de mayor consulta por intoxican son los domingos en las primeras horas.
“Lo complicado además es lo que acompaña a ese cuadro: un accidente, una pelea, y eso incrementa el tiempo de internación”.
Éxtasis y sustancias industriales
“El otro uso recreativo que vemos es el que está relacionado con drogas como éxtasis o metanfetamina. Son sustancias que tienen el objetivo de mejorar el rendimiento de las personas en una fiesta electrónica, por ejemplo”, aclaró Kern y agregó que “en un porcentaje menor llegan chicos por inhalación de sustancias industriales con fines industriales como el hidrocarburo”.
“Es importante tener en cuenta que esto tiene que ver con lo que los chicos encuentran en los botiquines de las casas. Hay una relación entre la medicación de las personas adultas y los chicos”.
Cómo llegan
Sobre el acompañamiento que reciben los jóvenes en este tipo de situaciones, Kern dijo que “llegan solos, traídos por el servicio de emer-
gencia o con los amigos. Hay padres que dicen que pueden venir al otro día, o que vienen enseguida. Hay una cosa que es importante, y es el acompañamiento de los amigos. La peor situación es cuando un chico queda tirado abandonado en la calle”.
“La sociedad de a poco está tomando conciencia del riesgo que significa exponer a la población joven con la adulta en el momento de la recreación porque estos imitan aquello que hacen los adultos. Los jóvenes mueren por estas causas no por enfermedades infecciosas”, concluyó.
Peleas callejeras
En otro sentido, el jefe del servicio de emergencias SIEMPRE, Nicolás Muñoz Cruzado, habló de las peleas callejeras que ocurren a la salida de los boliches y dijo que “los asistidos en accidentes o peleas, tienen una intoxicación alcohólica pero también hay mucho consumo de marihuana”.
“Por lo general, las heridas son con cuchillos tramontina, golpes, botellazos, palazos o piedrazos”, aclaró Muñoz Cruzado.
También indicó que los enfrentamientos se dan en el Parque de Mayo, Noroeste, Villa Mitre, Villa Rosas o la zona de White.
“Los peleas entre menores suelen ser con ataques en lugares como las piernas, no son con intención de matar si no de herir”.