Música en el paraíso
LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES MÁS TALENTOSOS DEL MUNDO DESEMBARCAN EN LA ARGENTINA PARA SER PARTE DEL IGUAZÚ EN CONCIERTO. QUIÉNES SON LOS PROTAGONISTAS QUE BRILLARÁN CON LAS CATARATAS COMO TELÓN DE FONDO.
La melodía estalla en los corazones de los presentes. Pero no solo en los que están allí, sino en todas aquellas personas que siguen el colosal espectáculo por tele, por radio o Internet. A la emoción solo le falta un paso, o más bien, se le agrega un mojón: un torrente enorme de agua fluye detrás, casi surrealista. Estamos en Misiones, y las catataras son la utilla del postre de una nueva edición del Iguazú en Concierto, el festival que convoca a los pequeños talentos musicales más relevantes del mundo. Cada cita reúne unos cinco mil niños y adolescentes de la Argentina, el Brasil, México, los Estados Unidos, Italia, Francia, Alemania, Sudáica, la China, Rusia, Australia, Singapur, Trinidad y Tobago, Corea, Israel, Indonesia, Zimbabue y Afganistán. Una de ellas es Adelaide Harliono Evans, una inglesa prodigio de tan solo doce años, que comenzó a tocar el violonchelo a los cinco. “La primera vez que lo escuché me gustó el sonido. Era algo melodioso que fluía agradablemente”, repasa quien estudia música en la Escuela Superior Perse en Cambridge. Adelaide, habitual ganadora en numerosas competiciones en el Reino Unido, ha sido miembro de la Orquesta Nacional de Niños durante los últimos cuatro años, por lo que fue premiada con una beca completa por el Leverhulme Trust. Alumna del maestro Charles Ellis y de la vocalista Vanessa Scott, de la Glyndebourne Opera, no solo se destaca con su instrumento, sino que también baila, toca el piano y canta. “Recuerdo que estaba en tercer grado cuando canté en un ensayo. A todos les gustó mi interpretación, así que me animé a seguir haciéndolo. ¿Si tuviera que elegir entre el canto y el violonchelo? Creo que me inclinaría por lo
primero. Es más natural, sale de tu propio una cuerpo”, enamorada razonade nuestroquien se país. confiesa“La gente es muy amable, abierta, amigable, cariñosa: te abrazan, te besan. En Inglaterra son todos más correctos y solemnes. Además, a los jóvenes argentinos les gusta mucho la música y, sobre todo, la clásica. Disfruto estar aquí”, desliza.
De África con amor
Quienes también sobresalen por su carisma y su virtuosismo son los Watershed and Winad Marimba Band, de Zimbabue. Uno de sus dos directores, Addmore Chokera (su esposa Winnie
es su otra ladera), cuenta: “Estamos muy contentos de viajar con un grupo de estudiantes para representar no solo a Zimbabue, sino a todo el continente africano. Es la cuarta vez consecutiva que somos parte del festival”. En cuanto a sus presentaciones, oecen experimentadas técnicas de marimba, coreografías impactantes y un coro de voces que deja al público sin
En acción: el director y violinista Miguel Brizuela, al frente de la Orquesta Juvenil Grillos Sinfónicos, anfitriona del Iguazú en Concierto. Abajo: toda la magia africana de la mano de la Watershed and Winad Marimba Band
aliento. Respecto de la conformación
del colectivo, Chokera revela: “Este año decidimos incorporar estudiantes de otras escuelas y no solo focalizarnos en el Watershed College, ya que los necesitamos para mejorarnos y mejorarlos. Viajamos con los chicos del Hillcrest College y de The Grange Christian School”.
Orgullo local
Fundada en 2003, en Posadas, la Orquesta Juvenil Grillos Sinfónicos es la anfitriona del festival. Miguel Brizuela, su director, es violinista y coordinador de una vasta red de veintiocho orquestas juveniles, distribuidas a lo largo y a lo ancho de la provincia. “La música es casi una excusa”, dice refiriéndose a lo que verdaderamente importa, que es aquello que produce la música en los chicos: felicidad y compañerismo. Colaborador de la afamada concertista Andrea Merenzon, directora artística del festival, lleva a cabo lo que se conoce como Iguazú Académico, un se- millero de donde emergen un sinfín de entusiastas músicos misioneros. Con la esperanza intacta, admite: “Nos encanta el hecho de que la música pueda salvar vidas o encaminar un rumbo”. Con respecto a este gran evento, Bri
zuela profundiza: “Uno de los mayores avances que tuvimos fue dejar de pensar que un concierto es un lugar donde uno brinda un repertorio, la gente asiste, aplaude y se va. Ahora tratamos de integrar un ballet o una ópera con cantantes. Queremos que haya una puesta en escena, donde se pongan en juego las luces, la actuación, los relatos. La idea es que el público presencie algo mucho más integral. –Y concluye–: Perdimos el temor en Iguazú en Concierto. Ya no nos quedamos solo con la música o la perfección sonora que, por supuesto, tenemos que aspirar a conseguir. Pero, en el mundo actual, lo visual tiene una presencia muy fuerte. Y a eso apuntamos. Buscamos sumar y crecer”. n