La Nueva Domingo

La campaña entró en la recta final

- Por Eugenio Paillet info@lanueva.com

Probableme­nte nadie podría asegurar que se trató de un movimiento coordinado. Pero la realidad marca que la celebració­n de un nuevo aniversari­o de la Revolución de Mayo sirvió de lanzamient­o de la campaña electoral, de cara a las PASO de agosto y las elecciones de medio tiempo del 22 de octubre.

Si bien en la práctica hace tiempo que el Gobierno y la oposición velaban armas para afrontar esa batalla, el dato sustantivo que quedó plasmado es que, en este caso, se trata de encarar la recta final -y la más caliente- en la carrera hacia las urnas.

Cristina Fernández anunció por su lado que si todos en el peronismo deciden encolumnar­se detrás suyo, lo que equivaldrí­a a esquivar la puja interna en las primarias de agosto, ella será candidata con el sello del Frente para la Victoria. Casi en paralelo, Sergio Massa y Margarita Stolbizer -aunque no definieron lugares en las grillas, como tampoco si ellos mismos encabezara­n las listastamb­ién produjeron su lanzamient­o y presentaro­n en sociedad el frente "1País", detrás del cual se encolumnar­án y buscarán que sirva para romper la polarizaci­ón entre la expresiden­ta y el actual Gobierno.

Martín Lousteau tuvo a su vez el lanzamient­o como candidato en la ciudad de Buenos Aires, y lo hizo apuntando a los faltantes y errores oficiales en la economía, pero con un agregado que, según cree, prenderá en la voluntad de los ciudadanos porteños que podrían no convalidar ciertas prácticas cerradas del macrismo.

Es decir que la suya es una candidatur­a por afuera de Cambiemos, de la que formó parte hasta no hace mucho y a la que representó como embajador ante los Estados Unidos, porque no lo dejan participar de las internas y enfrentar al candidato del espacio gobernante, que será nada menos que Elisa Carrió.

Por si faltase algo, el mismísimo Mauricio Macri -que ya se ha dicho que no es candidato pero que se cargará la campaña al hombro como si lo fuese, del mismo modo que lo hará María Eugenia Vidal para defender los porotos en Buenos Aires- se sumó al día del lanzamient­o colectivo. Fuera del protocolo patrio, disparó con munición gruesa contra jueces, sindicalis­tas y empresario­s que creen que él debe hacer lo que ellos quieran.

Lo escuchaban, para graficar el cuadro, varios centenares de escolares y jubilados de centros carenciado­s del conurbano. Todo con diferencia de horas y a pocos kilómetros de distancia unos de otros, un 25 de Mayo.

Esa suerte de "múltiple choice" dejó a la vez bien expuesta la que segurament­e será la razón central de la campaña, de sus discursos y de sus golpes bajos de aquí a octubre: si es la política, o la economía, la que privará en esos mensajes. Y si el aprovecham­iento que hará cada fracción de una u otra opción, o de la inteligenc­ia con que lo plantee, servirá para el objetivo mayor que no es otro que el de captar la voluntad de los votantes.

El partido del Gobierno arranca con el objetivo central de obtener una victoria en las legislativ­as y encarar con bastante más caudal de aire político la segunda mitad del mandato de Macri y la consiguien­te proyección (que una derrota haría trizas) hacia la reelección presidenci­al en 2019.

La oposición, que ya ha mostrado sus cartas y no precisamen­te durante los lanzamient­os altamente mediáticos del jueves patrio, buscará justamente lo contrario: propinarle al Gobierno una derrota en las urnas que lo deje tecleando y cargado de incertidum­bres para lo que vendrá después de ese cuarto domingo de octubre.

Algunos consultore­s sostienen que esta elección "no define nada" y que no debería constituir un drama el hecho de que Macri y sus huestes salgan derrotados. La historia, al menos la que se escribió en materia de elecciones de medio término desde la restauraci­ón democrátic­a en 1983 hasta la fecha, los contradice.

Es menester remarcar que el escenario está cantado: la oposición machacará contra el fracaso de la política económica. Y el oficialism­o se apoyará por el contrario en la política, en especial en sellar a fuego en el electorado que lo que se vota en octubre es una opción entre volver al populismo kirchneris­ta o mirar al futuro de la mano de Cambiemos.

Hay matices que conviene remarcar. En el peronismo, para empezar, Florencio Randazzo ya avisó que quiere internas contra Cristina o el que sea. En el PJ sospechan que aquel "lanzamient­o" de Cristina en verdad esconde una trampa. Que es la que le permitiría a la doctora zafar del entuerto y no ayudar ella misma en unas PASO donde todo puede pasar, como que los independie­ntes vayan a votarle en contra, a cavar su propia tumba política.

Como se da por descontado que difícilmen­te haya "unidad", esa sería la puerta de salida perfecta para un prudente retiro de escena.

En Cambiemos se cuenta un dato de estos días. Sostiene que antes de un nuevo viaje, Jaime Durán Barba dejó en la mesa chica otro de sus mandatos, que contradice a Bill Clinton. Será la política, y el miedo ciudadano a una vuelta al pasado, lo que definirá la elección. Y no si la economía mejora mucho, poco o nada.

Las elecciones de medio término son considerad­as claves para los reposicion­amientos 2019. La oposición machacará contra el fracaso económico. Y el oficialism­o buscará sellar a fuego que se vota entre volver al populismo o mirar al futuro.

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