La Nueva Domingo

El tren que ignora Saavedra

La historia de una población cuyos vecinos no dudan en situarse sobre las vías para que un tren detenga su marcha.

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LA HISTORIA sorprende y, de no ser por las fotos que muestran que es real, pareciera extraída de un libro de fantasía.

ES LA historia de una población cuyos vecinos no dudan en pararse sobre las vías del ferrocarri­l para que un tren detenga su marcha, cada semana.

LA SITUACIÓN es la siguiente: el tren que parte desde Plaza Constituci­ón y demora doce horas en llegar a Bahía Blanca, el mismo tiempo que en 1884, cuando habilitó el servicio la empresa del Ferrocarri­l del Sud, no tiene a todas las estaciones de su recorrido como paradas.

LA FORMACIÓN solamente se detiene en cinco de ellas. Se supone que hacerlo en todas haría aún más extenso el ya excesivo tiempo del viaje y, además, se aduce que el escaso movimiento de pasajeros no justifica esa parada.

SIN EMBARGO, los habitantes de Saavedra -el pueblo que se manifiesta cortando el paso del convoy- no están de acuerdo con los argumentos de la empresa que administra el servicio -el ministerio de Transporte de la Nación-, que, a pesar de los pedidos realizados, y de ser un necesidad concreta para trasladars­e a nuestra ciudad, no accede a establecer esa parada.

YA VAN más de diez meses de reclamos y protestas de los vecinos, que han decidido recurrir a la ya conocida práctica del “piquete”, mediante el cual se paran en las vías y obligan al tren a detenerse donde teóricamen­te no puede hacerlo, convirtien­do la solicitada parada de cinco minutos en una obligación que ha llegado a extenderse por hasta 45 minutos.

LAS EXPLICACIO­NES o excusas de las autoridade­s no solamente resultan muy poco convincent­es, sino que carecen de un sustento mínimo para tomarlas como lógicas y comprensib­les.

MENCIONAN QUE “el tren no puede parar por cuestiones técnicas”, cuando en realidad para.

TAMBIÉN ASEGURAN que el estado de las vías es malo -lo cual es cierto-, pero esa situación se verifica en todo el recorrido de un tendido de 135 años. “Lo único que pedimos es que el tren se detenga cinco minutos para tomarlo”, explican los vecinos.

ESE ES el reclamo. No parece nada de otro mundo. La respuesta oficial sigue sin escucharse en una situación que, a esta altura, podría calificars­e de vergonzosa por parte de los responsabl­es de tomar la decisión.

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