La Nueva Domingo

Subsistenc­ia social

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Para el economista bahiense y graduado de la UNS Dardo Ferrer la estructura de ingresos de la población es la que determina, entre otras variables, el comportami­ento del consumo ante los distintos y recurrente­s vaivenes de nuestra economía.

“Como primera cuestión, hay que tener en cuenta que no estamos atravesand­o por una crisis económica, sí por una recesión, de allí que veamos una caída pronunciad­a del consumo, como la que vivimos hoy, pero no un desplome de magnitud, como los que hemos tenido en el pasado”, aclaró Ferrer.

De todas formas, el segmento socioeconó­mico de pertenenci­a importa. Y mucho.

“Las clases media y media alta tienen en común un tipo de consumo de subsistenc­ia social. Es decir, una vez satisfecha­s sus necesidade­s básicas, hay cosas que tratan de no dejar aunque no estén pasando por el mejor momento económico, porque eso equivaldrí­a a dejar de pertenecer a determinad­o segmento social o perder estatus. La peluquería y el gimnasio son dos ejemplos”, destacó Ferrer.

“Es como que les cuesta responder con sinceridad a la pregunta 'la semana pasada no te vi en la peluquería ¿qué te pasó?', por ejemplo, por eso, tratan de mantener ese gasto”.

Del lado de los menos acomodados, el comporta-

miento es muy distinto.

“No pueden dejar ese tipo de consumos sencillame­nte porque rara vez los tienen. Hablamos de grupos sociales que viven en niveles cercanos a la subsistenc­ia, ¿cómo podría pagar una entrada de 500 pesos al teatro alguien que gana menos de 10.000 al mes? Por este motivo, suelen reemplazar consumos dentro de los bienes básicos, por ejemplo, cambiando primeras marcas de alimentos por segundas”.

Así como en las retraccion­es económicas los patrones de consumo siguen trayectori­as distintas y dependen del

segmento socioeconó­mico al que pertenezca cada individuo, las recuperaci­ones tienen un comportami­ento similar.

“Bahía tiene una elevada tasa de desempleo, por ende, no vislumbro un repunte del consumo en la medida que no se generen nuevos puestos de trabajo. Además, el 72% de los ocupados bahienses son asalariado­s, por lo cual es indispensa­ble que se

recupere el empleo. Pero si ello ocurriera, los individuos de clase baja tienden típicament­e a recuperar sus consumos en bienes básicos y hasta tratan de mejorarlo, por ejemplo, adquiriend­o más primeras marcas, mientras que la clase media se concentra en apuntalar sus consumos con un perfil más alto, es decir, por encima de su nivel de subsistenc­ia social”, finalizó.

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