La Nueva Domingo

Palacio dijo que sabe lo que demanda el vecino suarense

El intendente de Coronel Suárez, Roberto Palacio, asegura que los vecinos saben mejor que nadie qué se ha hecho en lo que va de su gestión. Obras hidráulica­s, el cuidado del medio ambiente y la seguridad, sus objetivos.

- Juan Ignacio Schwerdt jschwerdt@lanueva.com

Durante su gestión como director, la Escuela Agropecuar­ia de Coronel Suárez se convirtió en la primera institució­n pública del país en certificar su calidad educativa bajo normas ISO. En 2014 se jubiló y apenas seis meses después le propusiero­n ser candidato a intendente por Cambiemos; es decir, poner en juego el prestigio y respeto ganados durante décadas como docente.

“Lo tomé como un desafío igual al que asumí en la escuela cuando nos propusimos certificar la calidad de la educación que estábamos brindando -asegura el jefe comunal Roberto Palacio-. La diferencia es, obviamente, que acá la exposición es mayor. Es complejo manejar un municipio y siempre está el riesgo de que las cosas no salgan como uno quiere, pero en eso consisten los desafíos, ¿no es cierto?”.

“Pachi” habla con orgullo cuando se refiere a la Escuela Agropecuar­ia que dejó en 2014.

“Yo me puedo jactar de algo: gracias a la certificac­ión, hoy uno agarra el manual de la Escuela Agropecuar­ia y en un mes puede ser director. Ahí está cómo funciona todo: desde la biblioteca hasta el transporte de los alumnos”.

-¿Qué pudo traer de esa experienci­a al municipio?

-La idea de involucrar­se a fondo, de traccionar un cambio, de mejorar en forma continua. Dejar en claro que, aunque a uno le paguen lo mismo por dar un plus que por no darlo, hay que apostar a la excelencia. Hay una cultura instalada de que, con el mínimo esfuerzo, alcanza; no es así.

“La experienci­a en la escuela también me dejó tres enseñanzas clave: uno, hay que hacer lo que se dice; dos, hay que decir lo que se hace; y tres, hay que tener evidencias al respecto”.

-¿Cómo evalúa hoy el estado en el que encontró el municipio cuando asumió?

-La comuna estaba detonada. Había 1.567 empleados, que venían con 20 años de un modelo de gestión, y una deuda muy grande. Lograr un cambio segurament­e va a trascender mi gestión, pero hay que empezar a desandar el camino. Lo que no hay que perder de vista es el objetivo: que los vecinos estén mejor.

-¿A cuánto ascendía la deuda municipal cuando asumió?

-Cerca de 19 millones de pesos. -¿Logró cancelarla? -Sí, pero nos costó todo el año pasado. Nos salvaron dos ATN (Aportes del Tesoro Nacional) por 35 millones de pesos. El último de esos aportes llegó el 26 de diciembre y, por esas cosas de la contabilid­ad, cerramos 2016 con superávit. Si no llegaba, íbamos camino a terminar unos 3 millones de pesos abajo. -¿Fue un año duro? -Muy duro. Por eso respiré aliviado cuando en diciembre pasado pudimos pagar sueldos y aguinaldos en término. Cuando asumí, en 2015, no sólo no teníamos plata, sino que tampoco sabíamos de dónde sacarla para cumplir con los trabajador­es.

-¿Con los proveedore­s pudo ponerse al día?

-Hoy estamos con una demora en los pagos de 45 a 60 días, algo aceptable para un municipio. Esto nos permitió también lograr mejores precios.

-¿El municipio está definitiva­mente saneado?

-No podría decir eso. Hoy el 80% de los sueldos se lo llevan los sueldos. La coparticip­ación aporta el 65% o 70% del presupuest­o, por lo que ni siquiera nos alcanza con lo que nos envía la Provincia para cancelar salarios y tenemos que sumar recursos propios. El resultado es que hoy en nuestro presupuest­o tenemos 0% destinado a obra pública; sin el fondo provincial FIM, no podríamos hacer obras.

-¿Es cierto que no le gusta inaugurar obras?

-No, no es así. Sí es cierto que no inauguro obras, pero es la manera que tengo de hacer política. Prefiero que las inaugure la gente cuando las utiliza.

-¿Qué le dicen desde su entorno?

-Algunos no están de acuerdo, pero es mi estilo. Prefiero eso antes que lo que hacen algunos, que inauguran la misma cuadra de asfalto dos veces: una vez de una mano y después de la otra mano.

-El problema es que quizá la gente no perciba lo hecho...

-La gente lo percibe. Mire, a quienes me dicen que tengo que inaugurar y publicitar más lo que hacemos, siempre les digo lo mismo: el vecino al que le conectás la cloaca o le asfaltás la calle no sólo se entera de la obra, sino que la disfruta y está feliz. Sobre todo las obras que yo llamo enterradas, que son las que cuestan millones y casi no se ven.

-¿No cree que el silencio favorece a quienes lo acusan de no hacer obras?

-Sí, pero ellos sabrán. Si la gente ve que el ataque no se condice con la realidad, pierden credibilid­ad. Yo podría haber inaugurado muchas obras. Por ejemplo, algunas de las 50 que hicimos en distintas escuelas. O las tres casas que compramos para que pudieran tener su sede el CEC de Huanguelén, la Universida­d Provincial del Sudoeste y la Escuela Municipal de Música.

-¿A qué proyectos destinó el Fondo de Infraestru­ctura Municipal (FIM)?

-Básicament­e, asfalto, cordón cuneta, gas, cloacas y, sobre todo, desagües y canalizaci­ones. El año pasado invertimos unos 47 millones de pesos el año pasado y este año serán alrededor de 52. Son casi 100 millones, pero en mate-

ria de servicios nunca alcanza. -¿Y por fuera del FIM? -Actualment­e está en marcha la obra de la ruta 67, que es algo que reclamamos durante años. Logramos la licitación durante nuestro gobierno, y me pone muy feliz. Y hay otra obra de la que nadie habla y es importantí­sima...

-¿La reconstruc­ción del Partidor de Piñeyro?

-Exacto. Pocos lo saben, pero el partidor es clave para evitar las inundacion­es en la zona de Las Encadenada­s del Oeste, porque permite direcciona­r las aguas que bajan de las sierras hacia ese sistema o, por el canal Huáscar, hacia otras zonas. A esa obra se van a destinar 224 millones de pesos. Una vez terminada, el agua ya no va a fluir en forma descontrol­ada. -¿Cuando arranca? -Está a punto de comenzar. Es un proyecto complejo. Se hará a nuevo el partidor, que es un sistema de compuertas, y se harán 8 kilómetros de canales. Nosotros desde la planta urbana suarense hemos hecho canales hacia el arroyo Sauce Corto de un largo de 11 kilómetros, y pronto haremos otro, desde la avenida Teodosio Alaniz, de 13 kilómetros. Son obras muy costosas, pero realmente valiosas para que no se inunden campos, calles, caminos o viviendas.

-¿Tiene algún otro proyecto en vista?

-Sí, pero vamos a esperar. Primero queremos ver cómo evoluciona la situación del municipio. Son tiempos para ser cauto.

-¿Proyectos ligados a obra pública?

-Sí, como cambiar la red pública de iluminació­n por luces led, o adquirir maquinaria­s. Averiguamo­s por un crédito tipo leasing con el Banco de la Provincia, pero hoy no estamos en condicione­s de afrontar las tasas de interés que hay. -¿Por qué motivo? -Bueno, estamos pagando créditos muy importante­s que dejó la anterior gestión. Uno de ellos fue por la aparatolog­ía del Centro Regional de Neonatolog­ía del hospital. Tenemos una neo modelo en la región, pero por tres años vamos a tener que afrontar los pagos de un leasing muy abultado.

“Me parece perfecto, porque el servicio está en marcha, pero hoy es momento de pagar. Esto nos impide tomar créditos y leasing por otros proyectos. En la región somos el distrito que más créditos tomó, y hoy no tenemos más capacidad de endeudamie­nto”.

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FOTOS: EMMANUEL BRIANE - LA NUEVA. Al jefe comunal le preocupa la alta incidencia de los sueldos sobre el presupuest­o. “Se llevan el 80% de los recursos”, dijo.
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