La Nueva Domingo

LA JEFA DE LOS SUPERHÉROE­S

VICTORIA ALONSO ES PRODUCTORA EJECUTIVA Y VICEPRESID­ENTA DE PRODUCCIÓN FÍSICA DE MARVEL STUDIOS. LA ARGENTINA ES UNA DE LAS MENTES BRILLANTES DEL UNIVERSO HOLLYWOOD.

- Por Juan Martínez. Fotos: Gentileza entrevista­da.

El Universo Cinematogr­áfico de Marvel (UCM) es una bestia colosal de un hambre voraz que es saciada por miles de millones de dólares generados por dos o tres películas al año desde que se estrenó el capítulo inicial de Iron Man. La anquicia, que es la que más ingresos generó en la historia de la pantalla grande, lleva recaudados alrededor de doce mil millones de dólares, y en cada filme trabajan de tres a cuatro mil personas. Entre las tres cabezas que dirigen a la bestia hay una argentina: Victoria Alonso, productora ejecutiva y vicepresid­enta de producción física de Marvel Studios. Junto a Kevin Feige (el más visible del estudio) y Louis D’Esposito, Victoria integra la mesa chica que decide el rumbo a seguir. “Somos tres ha

ciendo el trabajo de veinte”, reconoce. Antes de cumplir veinte años, allá por 1991, Victoria dejó Buenos Aires y apuntó hacia Hollywood, con la idea de desarrolla­rse como actriz… Pero las cosas no salieron como esperaba. “En cada casting me decían que era muy alta, muy baja, muy gorda, muy flaca, muy blanca, que era latina o no hablaba demasiado como latina –cuenta–. Yo soy absolutame­nte decisiva y eficaz, no me gusta esperar y tengo muy poca paciencia para la ineficacia, así que me cansé y pregunté: ‘¿Quién toma las decisiones?’. Me contestaro­n: ‘Los productore­s’. ‘Bueno, entonces eso es lo que voy a ser’, dije”. Y nunca más actuó. Ya convertida en productora, trabajó en estudios como RSA, Digital Domain, DreamWorks y Sony, hasta que en 2006 se sumó al grupo que conformarí­a Marvel Studios. Gracias a su talento y fuerza de trabajo, se convirtió en la primera mujer en ganar el premio Harold Lloyd que otorga The Advanced Imaging Society, el galardón más prestigios­o en el planeta de los efectos especiales.

–Coordinás a tres mil personas por largometra­je. ¿Cómo se hace para conseguir que salga una producción redondita con tanta gente intervinie­ndo?

–Redondita u ovalada, pero algo tiene que salir ( risas). Se dividen los trabajos en equipos, y cada uno de ellos cuenta con líderes que tienen la capacidad de hacer cosas que nunca se lograron. ¿Por qué? Porque tienen la audacia y el coraje necesarios. Son artistas en todo nivel y no se asustan cuando alguien les dice: “Vamos a hacer lo que nadie hizo”, “Vamos a hacerlo en la mitad del tiempo” o “Vamos a hacerlo, pero sentados con los pies hacia arriba”. La mayoría de la gente aquí responde: “Ok, hagámoslo”. Eso es una maravilla: desde los directores hasta el que toca el último marco de la película están dedicados a su tarea, tratando de conseguir una historia diferente, que es lo más importante. Relatos que la gente quiera ver y con los que se olviden de todo durante dos horas.

–Antes de subirte a este barco no sabías demasiado de superhéroe­s. ¿Tenías algún prejuicio respecto a ellos?

–Nunca los tuve, pero tampoco me llamaban la atención. Veía a Batman, a la Mujer Maravilla, al Hombre Araña, pero nada más. No eran parte de mi vida, como Patoruzito o Mafalda. Lo bueno de nuestro grupo es que está conformado por gente como Kevin Feige –que conoce todo lo que se publicó en cómics a través de las décadas– y alguien como yo, que vive repitiendo: “Esperen, eso no tiene sentido para la persona que no sabe nada del tema”. Aquí, mi voz es la de la audiencia nueva.

–No se trata solo de conformar a los fans…

–Exacto, porque si todo requiere un conocimien­to previo, entonces, nunca vamos a conquistar a otra parte del público. El planteo es el siguiente: si nunca viste ninguna de nuestras películas, igual tenés que poder entenderla­s. Queremos que aquel que tenía cuatro años cuando arrancamos con la primera de nuestras quince películas, hoy, a sus catorce, pueda ser miembro de la nueva audiencia. Hay que concebir una forma más general de contar una historia: de eso me encargo yo.

Entre la nostalgia y el futuro

La fórmula está súper aceitada, y el nivel de audiencia que atrae cada lanzamient­o del UCM es gigantesco. Los considerab­les ingresos económicos (a los doce mil millones de dólares de recaudació­n hay que agregarles ganancias por

merchandis­ing, videojuego­s y series de televisión, entre otros negocios satélite) se sustentan en otras cifras contundent­es: entre las quince películas más taquillera­s de la historia hay cuatro de Marvel Studios ( The Avengers, Avengers:

Era de Ultrón, Iron Man 3 y Capitán América: Civil War).

Un dato más: el presupuest­o promedio de un filme del UCM es de ciento ochenta millones de dólares, nueve veces más que Metegol, dirigida por Juan José Campanella, acaso la producción más onerosa de la historia del cine argentino. Este tanque de taquilla dio su puntapié inicial en 2008, y fue posible gracias a un crédito de más de quinientos millones de dólares, con el que se financió la creación del estudio independie­nte de Marvel. Antes de eso, la compañía vendía los derechos de sus superhéroe­s a otros estudios, como sucedió con el Hombre Araña y los X-Men, llevados al cine por Sony y Fox, respectiva­mente. Ser la vicepresid­enta de uno de los estudios más grandes de la industria cinematogr­áfica tiene sus costos, como la escasez de tiempo para casi todo lo que no sea trabajo. Para brindarle algo de sus horas a su familia, Victoria duerme, desde hace aproximada­mente una década, apenas cuatro horas por día. Una infidencia: se sorprendió cuando la contactamo­s para entrevista­rla, después de semanas de e-mails cruzados, con una serie de intermedia­rios incluidos. “No me llaman

mucho de la Argentina”, se lamenta quien emigró hace más de un cuarto de siglo de estos pagos.

–¿Qué relación guardás con nuestro país?

–Lo quiero mucho, pero, por desgracia, no lo visito como me gustaría. Viajo mucho por el mundo, pero nunca filmamos allí. Mi mamá vive aquí, en Estados Unidos, y tampoco va seguido. Mi mejor amigo es Alejo García Pintos; con él sí hablo mucho. Donde quiera que voy, cargo el dulce de leche y los sandwichit­os de miga, que me acompañan siempre. La Argentina no es solo un sitio geográfico para mí; es un lugar que llevo en el corazón. Uno se puede ir de la Argentina, pero la Argentina no se va de vos.

–Cuando volvés, ¿te sentís local o visitante?

–Lamentable­mente, visitante, ya que hace casi treinta años que me fui. Todo cambió mucho, excepto el amor que siento por el país y por su gente. No estoy al tanto de lo que sucede y por eso me siento un poquito afuera. Actualment­e, el UCM tiene programada­s siete películas más en lo que se denomina “Fase 3”, que concluirá a fines de 20⒚ Hay rumores que indican que, en 2020, se daría inicio a una “Fase 4”, pero habrá que comprobar si, para ese entonces, Victoria continuará siendo parte del proyecto, ya que su contrato finaliza en 2019 y, además, tiene otras inquietude­s en su horizonte. “Me encantaría hacer películas que se traten sobre la justicia social. En este momento, estoy muy abocada a los superhéroe­s: hasta que salga la última película de Avengers, estaré con ellos”, cierra, como si fuera una más entre Iron Man, Hulk, Capitán América, Thor, Viuda Negra y Ojo de Halcón.

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