Mantenerse sicamente activo beneficia a quienes presentan hoy obesidad
No existen dudas de que estamos frente a un flagelo a nivel mundial y que, paulatinamente, toca también a la Argentina. De ahí la necesidad de encontrar una salida.
Lo que viene. Si una persona, a su obesidad la agrega un sedentarismo pronunciado terminará pagando consecuencias peores.
Cada tanto, los medios dan cuenta de la noticia de alguna persona hiperobesa que debe ser rescatada de su hogar para obtener atención médica en algún centro médico especializado.
Ahora bien, ¿cómo una persona puede, como resultado de su exceso de peso, perder la capacidad de moverse y llevar adelante sus actividades cotidianas?
La progresiva pérdida de independencia es un efecto secundario del avance de la obesidad, que va minando la capacidad de la persona de valerse por sí misma.
Pero, como muestra un reciente estudio, es la actividad física regular la que permite evitar que el exceso de peso culmine con la persona en ese lugar no deseado.
"Tener un trastorno grave de la movilidad puede afectar la calidad de vida y la independencia de las personas mayores, aunque mostramos que el ejercicio moderado es una forma segura y efectiva de reducir ese riesgo, incluso en los individuos gravemente obesos", comentó el doctor Stephen Kritchevsky, director del Centro de Envejecimiento Sano y Prevención del Alzheimer del Centro Médico Bautista Wake Forest, en Winston Salem, Estados Unidos.
Kritchevsky acaba de dar a conocer los resultados de un estudio que muestra que el ejercicio tiene un impacto positivo sobre la vida cotidiana de las personas mayores obesas.
El investigador reclutó a unos 1.600 voluntarios de 70 a 89 años de edad, que eran inactivos, a los que se les asignó al azar participar de un programa de ejercicio de intensidad moderada o de un programa de educación en salud.
El plan de ejercicios se enfocó en estimular el hábito de caminar a un peso moderado durante 30 minutos y realizar 10 minutos de entrenamiento de fuerza con pesas en los tobillos y 10 minutos de entrenamiento de equilibrio en una sesión.
Los participantes realizaron dos sesiones de entrenamiento por semana y actividades en su casa entre tres y cuatro veces por semana durante el estudio, que se prolongó a lo largo de dos años.
Los resultados de la experiencia, publicados en la revista especializada "Obesity" no dejaron lugar a dudas sobre los beneficios de la práctica de la actividad física.
Quienes participaron del programa de ejercicio tuvieron una reducción del 31 por ciento del riesgo de que la obesidad devenga en discapacidad, lo que demuestra la importancia de mantener una rutina de actividad física, aun cuando el cuerpo manifiesta un claro exceso de peso.
"La incapacidad de cami- nar medio kilómetro es un indicador de las actividades diarias comunes, como la incapacidad de caminar una manzana en el barrio o de caminar varias cuadras para ir a un comercio", explicó el doctor Kritchevsky, en un informe del centro médico.
En la Argentina la obesidad revista un carácter de epidemia, al igual que en el resto del mundo occidental.
Esto lo confirma el doctor Carlos Díaz, director de la Carrera de Especialista en Nefrología y Medio Interno del Instituto Universitario Cemic.
"La obesidad es una epidemia mundial", insiste el especialista.
En la Argentina, según la última encuesta de factores de riesgo elaborada por el ministerio de Salud de la Nación, la prevalencia de obesidad es del 20,8 por ciento y la prevalencia del sobrepeso llega al 37,1 por ciento.
Por su parte, la doctora Virginia Busnelli, médica especialista en nutrición, directora médica de Crenyf, puntualizó que se ha demostrado que las cifras aumentan con respecto a las encuestas de los año 2005 y 2009.
"Como conclusión, deberíamos interpretar que las tendencias actuales para bajar de peso no están funcionando y el motivo principal es considerar que la comida es un problema y que la solución no es comer", sostiene.
Concluye señalando que existen posibilidades para un tratamiento integral del paciente obeso.