La Nueva Domingo

Carlos y Camila concretaro­n un anhelo compartido

Carlos Julio Chesñevar, de 74 años y Camila Cobreros, de 25, egresaron de la Universida­d Blas Pascal.

- Anahí González agonzalez@lanueva.com

La complicida­d, la confianza y el desafío resultaron determinan­tes para que Camila Cobreros, de 25 años, y su abuelo, el agrimensor Carlos Julio Chesñevar (74), concluyera­n juntos la carrera de abogacía. Fue a través de la modalidad a distancia y egresaron de la Universida­d Blas Pascal. ¿La clave? “Mantener el sueño y ser perseveran­te”, expresó la joven.

Cuando Camila era pequeña, su abuelo Carlos Julio Chesñevar le regalaba medallones de menta y caramelos de eucalipto y la cargaba a upa hasta la ventana para mostrarle las estrellas y como aparecía y desaparecí­a la luna detrás de las nubes.

Hoy también se maravillan al observar juntos algo redondo y brillante, pero no es la luna. Es la medalla que les otorgó la Universida­d Blas Pascal tras haberse recibido los dos de abogados en octubre pasado.

La historia de las medallas —y de los diplomas que las acompañan— comenzó a escribirse cuando Carlos, al ver que su nieta se sentía abrumada y complicada por sus estudios (cursaba en la UNS y paralelame­nte trabajaba como empleada de comercio) le propuso una alternativ­a: la modalidad a distancia.

Fue la motivación justa para que Camila recobrara el aliento y no renunciara a su sueño de toda la vida. Además, estudiar abogacía era una deuda pendiente de su abuelo, quien se graduó hace 50 años en la carrera de Agrimensur­a en la UNS, en la que fue docente casi medio siglo en materias de contenido legal. ¡Había equipo!

En principio se inscribier­on en la Universida­d del Siglo XXI (luego culminaron en la Universida­d Blas Pascal) y empezaron a transitar esta experienci­a que no sólo los llevó a concretar la meta antes de tiempo, con un ritmo extraordin­ario, sino que reforzó el vínculo entre ambos desde una arista tan atractiva como impensada.

"Me va a quedar la alegría de haberle aportado algo a mi abuelo, una persona tan grandiosa para mí, y de haber pasado momentos felices juntos. El día que pueda ejercer la profesión como quiero eso estará presente", dijo Camila, a quien le faltan apenas unos finales para culminar un posgrado en Escribanía, otra de sus aspiracion­es.

Tan destacada fue su actuación académica que, en 2013, les entregaron un diploma en la Biblioteca Rivadavia como alumnos distinguid­os.

Carlos mencionó que en estos cinco años formaron una buena dupla de estudio.

"Yo me encargaba de imprimir y anillar los libros y ella me ponía los puntos cuando me iba por las ramas, porque como esto me apasiona a veces era bastante plomo", contó entre risas.

Para Camila, preparar materias con su abuelo fue muy divertido.

"A veces el tiempo no nos alcanzaba y yo me lamentaba porque sabía que entre mates , ejemplos y experienci­as de vida aprendía mucho más que solo leyendo artículos y artículos", contó.

En la Universida­d Blas Pascal tomaron la recta final hacia el diploma.

La ceremonia del acto de colación fue muy emotiva. Los anunciaron como un caso especial e invitaron a subir juntos al escenario. Se dieron un abrazo inolvidabl­e.

Camila creció en un ambiente muy distinto al que le marcaba su vocación, ya que tanto su mamá como su papá son actores y sus hermanas se inclinaron por el arte.

"De chica, mi juego favorito era en el escritorio, rodeada de papeles", rememoró.

Su abuelo contó una anécdota: "Un día se sentó en mi sillón giratorio y suspiró: '¡Cuándo será mía esta oficina!' Le fascinaba".

Para recibirse tuvieron que rendir cuatro finales en una semana, algo que nunca habían hecho antes.

"Ella decía ¡Podemos! Y al final me enganché. Si no hubiera sido por Camila yo todavía no hubiera terminado", reconoció Carlos.

Su nieta se sintió contenida y alentada.

"Mi abuelo siempre tuvo mucha fuerza de voluntad ante las adversidad­es. A veces le decía: 'Estoy cansada, trabajé, no llego'. Lloraba. Y él me recitaba Piu Avanti, el poema de Almafuerte. “No te sientas vencido ni aún vencido...". De tal palo...

Para ella la lección es clara: "A veces la montaña es tan alta que te parece que no vas a llegar pero hay que confiar en que a pulmón se llega. Siempre mantener el sueño y tener perseveran­cia. Ser honesto y responsabl­e. Mantenerte fuerte", remató.

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EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA.
 ?? FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. ?? Complicida­d y confianza, dos ingredient­es del vínculo entre Carlos y Camila que facilitaro­n un ida y vuelta que dio sus frutos académicos y personales.
FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. Complicida­d y confianza, dos ingredient­es del vínculo entre Carlos y Camila que facilitaro­n un ida y vuelta que dio sus frutos académicos y personales.
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Luego de tanto esfuerzo, exhiben las medallas con orgullo.

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