El dilema de la delincuencia, los menores de edad y su tratamiento
Situaciones de vulnerabilidad, un sistema que no interviene en forma totalmente efectiva y falencias presupuestarias. La opinión de integrantes del Consejo Local de Niñez y Adolescencia.
Delitos y episodios violentos ocurridos en las últimas semanas en nuestra ciudad, en los que se vieron involucrado adolescentes, abren nuevamente el debate sobre la forma de trabajar con los menores de edad y los medios que dispone el sistema para llevar adelante su tarea preventiva y resocializadora.
“Los fracasos eventualmente llegan a los tribunales, pero los éxitos se convierten en ciudadanos”, indica una frase del pediatra y psiquiatra inglés Donald Winnicott, elegida por los miembros del Consejo Local de Niñez y Adolescencia en un comunicado que dieron a conocer en los últimos días, en el que, entre otras cosas, indican que “la conducta considerada antisocial” es un síntoma o reacción del “niño, niña o adolescente que denuncia situaciones de violencia social que ha sufrido en forma pasiva”.
“Surgió el tema a partir de comentarios que observamos en las redes sociales y declaraciones públicas. Hay una multiplicidad de factores y quizás no es uno solo el que influye, sino que tiene que ver también la corresponsabilidad. Desde el núcleo familiar para arriba somos todos corresponsables de las conductas que se van detonando en la sociedad”, señaló Vanesa Troncozo, integrante del grupo.
Aclaró que bajo ningún punto de vista justifica el accionar de los menores que cometen delitos, aunque sostuvo que existe la necesidad de que “todos hagamos algo” para mejorar.
“Estamos lejos de justificar la situación o decir que no le cabe una sanción, porque hay un sistema de responsabilidad juvenil para que el chico se haga responsable de sus actos, cosa que nos parece perfecta, porque de eso también se trata la educación, de corregir conductas. De todas maneras, se necesita un sistema que contenga eso y colabore a desaprender una conducta”.
En este sentido, Vanina Fortunatti, quien también forma parte de la organización, afirmó que “hay mucha deuda y postergación”.
“En el Consejo planteamos el tema de los dispositivos que establece la ley para el tratamiento de los menores y que carecemos en la ciudad. Se habla de una justicia restaurativa que quizás hoy no la tenemos en plenitud”.
Troncozo agregó que “los juzgados de responsabilidad juvenil trabajan con lo que tienen y hay una postergación de muchos años. Por ejemplo, tras el incendio el Valentín Vergara (31 de Octubre de 2013) no se volvió a abrir. Es un dispositivo que estaba y hoy no está más”.
Ambas coinciden en que la ausencia de una respuesta positiva es uno de los factores que determina la reincidencia. Problema de fondo
En la actualidad el gobierno evalúa una reforma en el régimen penal juvenil para bajar la edad de imputabilidad, circunstancia que, según consideran, no resuelve el problema de fondo.
“No es una respuesta integral y no es algo que de solución a un problema de fondo. Es una especie de paliativo. Si hablábamos de una carencia o postergación del sistema penal juvenil, la baja de edad implicaría que los dispositi- vos tengan que estar más preparados para el tratamiento, y no lo están en la actualidad. Si no hay respuestas a los chicos que hoy están bajo su órbita, pensar que habrá muchos más no es coherente”, refirió Vanina.
Vanesa comentó luego que “la indignación es lógica del familiar de la víctima o del damnificado, pero tratamos de generar conciencia o de focalizar hacia dónde tendríamos que poner la mirada. Todos nos podemos unir a trabajar en una cruzada a largo plazo que nos puede hacer la diferencia”.
Sostuvo finalmente que “la niñez tiene que ser un tema de política pública, desde lo discursivo, legislativo y presupuestario”.