Ventajas y desventajas en el plano económico
José Ignacio Diez, especialista en Desarrollo Regional y docente de la UNS, sostuvo que Bahía Blanca cuenta con una estructura económica más diversificada frente a otras localidades del interior, lo que le da algunas ventajas, pero también desventajas.
Entre las ventajas, mencionó que una estructura económica de ese estilo permite amortiguar mejor los ciclos económicos adversos con relación a otras localidades (como por ejemplo Mar del Plata, donde la menor diversificación de sectores hizo que las recurrentes crisis experimentadas por nuestro país la afectaran más). Sin embargo, lo malo reside en que arroja una inserción internacional pobre, por- que no hay una especialización concreta.
A su entender, otro rasgo distintivo de nuestra ciudad pasa por sus problemas de asociatividad entre los empresarios.
“Esto es negativo por cuanto al carecer de una cultura en ese sentido, se dificulta mucho el propósito de ganar más mercados, algo crucial para fortalecer el tejido productivo local.
“El caso Rafaela, en Santa Fe, nos enseña algunas ideas interesantes, como por ejemplo la existencia de una clara planificación del desarrollo, con elevados niveles de asociativismo, que los llevó a desarrollar clusters (N de R: una forma de organización industrial donde las empresas se agrupan alrededor de una actividad común con la meta de aumentar su competitividad) en el sector automotriz, lácteos y metalmecánico, entre otros.
“Se trata de iniciativas que nacieron en los 90 y continúan hasta hoy, con una fuerte presencia del Estado Municipal, organizaciones de la sociedad civil y cámaras empresarias, lo que garantiza una cierta continuidad en el tiempo, algo que nos falta acá”.
Dijo que, de hecho, más allá de la experiencia del plan de desarrollo del 2000, no han nacido propuestas de planificación consensuadas por los partidos políticos y las fuerzas vivas de la ciudad, que permitan tener un horizonte de largo plazo.
“Si bien existen organismos público-privados de promoción de la actividad económica (agencia de desarrollo, polo tecnológico, etc.), estas entidades mayormente carecen de recursos y funcionan de manera fragmentada, sin un horizonte claro de acción.
“Pensando en el futuro, los sectores que tradicionalmente traccionaron la economía bahiense (comercio, petroquímico, actividad portuaria y estatal) hoy a nivel mundial están en crisis. Por esta razón, se debería impul- sar aquellos nuevos ligados al conocimiento: como por ejemplo, el software, la microelectrónica, la biotecnología, la fabricación de insumos biomédicos.
“En estos sectores Bahía Blanca tiene capacidades que se encuentran subutilizadas, que es necesario desarrollar. La ciudad debe redefinir su matriz económico productiva y su ideario tradicional de puerto y puerta del sur argentino, para poder insertarse mejor en el contexto de la economía de la información y de la sociedad del conocimiento”.
Consideró que, en materia de empleo, la preeminencia de la actividad mercantil, así como las vinculadas al sector de los servicios públicos, como educación, salud y justicia, ha hecho que en momentos de crisis, el empleo se vea muy afectado.
“Esto se evidencia en forma notoria en períodos en los que cae el consumo interno o hay ajustes en los niveles de gasto público”.