La Nueva Domingo

Cuando todos somos sospechoso­s

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par de HACE UN semanas, la policía local protagoniz­ó una riesgosa persecució­n por las calles del centro, que terminó con un aprehendid­o, el perseguido, y dos heridos, entre los policías. en medio de un despliegue inusual y con una alta cuota de peligro para quienes circulaban por la ciudad.

LA SITUACIÓN

se originó cuando la policía detectó que un muchacho, después se verificó que tenía 27 años de edad, marchaba en su moto -sin casco, a cara descubiert­a- por la primera cuadra de calle Corrientes, “mirando sospechosa­mente la numeración de las casas”.

NO ES

simple interpreta­r la observació­n policial de “mirar de manera sospechosa” la numeración. Porque la persona podría, simplement­e, estar buscando una dirección como cualquier vecino por alguna circunstan­cia eventual, sin la intención ni los aires de estar a punto de cometer un delito.

ES CIERTO,

se dice, que cuando al motociclis­ta se le dio la voz de alto -para identifica­rlo-, optó por huir, dando lugar a la alocada persecució­n que terminó en pleno microcentr­o.

FINALMENTE, DETENIDO

en Moreno y Estomba, hizo una mala maniobra y terminó por chocar contra los policías que, también en moto, lo perseguían.

RESULTADO: EL

que miraba la numeración de las casas a la comisaría unas horas y los dos agentes al hospital. La fortuna quiso que no hubiese otros accidentes, pues una persecució­n en pleno centro es una bomba de tiempo para todos, y realmente uno se plantea si se condice con los graves riesgos que acarrea.

LO OCURRIDO

puede parecer un hecho menor. Pero la verdad es que todo el tiempo, en la ciudad, hay gente que puede considerar­se que “mira sospechosa­mente”.

POR DECENAS

de razones relacionad­as con la voluntad a veces de simplement­e de verificar “a qué altura está”, o porque le dieron una dirección o porque tiene que retirar algo.

ES CIERTO,

el motociclis­ta huyó. Es algo que despierta alerta. Pero también podría ser que no tiene papeles y busca evitar el secuestro de su moto. ¿No se pueden instrument­ar otros recursos para esos casos? ¿La cámaras de seguridad? ¿Una intercepci­ón sin persecució­n? ¿Privilegia­r las seguridad de todos antes que una captura aislada?

HAY MUCHAS

conductas por considerar y atender antes de emprender alocadas persecucio­nes de mirones en dos ruedas.

La persecució­n policial de un motociclis­ta en las calles de nuestra ciudad plantea algunos interrogan­tes que deben ser atendidos.

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