La Nueva Domingo

Vivir mejor.

La vacunación, una protección esencial para prevenir enfermedad­es.

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Carentes de cualquier tipo de sustento científico, los movimiento­s antivacuna­s siguen avanzando en muchas partes del mundo.

Y es así como cada tanto los titulares de los diarios dan cuenta de noticias que parecen salidas del siglo pasado (¡o del anterior!).

Esto es: brotes de sarampión que han vuelto a ser frecuentes dentro de algunas comunidade­s de los Estados Unidos en los que se observan bajas tasas de vacunación; e incluso aparecen casos aislados, como el que se reportó hace un par de años en España de un chico que murió por difteria, enfermedad de la que no se reportaban casos desde 1987 en ese país (obviamente, el pequeño no había sido vacunado).

La preocupaci­ón por la reducción de las tasas de vacunación en algunas comunidade­s ha llevado a los científico­s a reforzar las advertenci­as en torno a los peligros que conlleva la no vacunación no sólo para quienes no reciben las vacunas, sino para toda la sociedad que los alberga.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC), de los Estados Unidos, acaban de dar a conocer los resultados de un estudio que muestra que basta con que baje apenas un 5% la cobertura de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola para que se tripliquen los casos de sarampión.

"El significad­o es que incluso unos declives pequeños en la cobertura de la vacuna en los niños debido a las dudas respecto de las vacunas podrían tener unas consecuenc­ias sustancial­es en la salud pública y la economía, que serán más grandes cuando se tengan en cuenta a los bebés, adolescent­es y adultos no vacunados", comentó el doctor Nathan Lo, investigad­or de la división de epide- miología de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Stanford, coautor del estudio junto con el doctor Peter Hotez, decano de la Facultad Nacional de Medicina Tropical de la Universida­d de Baylor.

Ambos investigad­ores analizaron los registros de vacunación y de brotes infeccione­s en niños de entre 2 y 11 años de 257 condados de los Estados Unidos.

El estudio en cuestión, cuyas conclusion­es fueron publicadas en la prestigios­a revista JAMA Pediatrics, muestra que hace falta que entre el 90 y el 95% de la población esté vacunada contra el sarampión para que no se produzcan brotes de esta enfermedad que puede ser mortal.

"El sarampión es el canario en la mina. Es muy contagioso. Mucho más que la influenza, la varicela o la polio", comentó el doctor Paul Offit, director del Centro de Educación sobre las Vacunas del Hospital Pediátrico de Filadelfia.

“Es el primer virus que vuelve cuando el fenómeno que llamamos inmunidad grupal, que ocurre cuando una parte suficiente­mente grande de la población está inmunizada como para mantener al resto de la población segura, comienza a fallar”, agregó.

Las virtudes del rebaño

La inmunidad grupal también se conoce como efecto rebaño y consiste en la protección que brinda a toda la comunidad (incluso a los que no pueden ser vacunados por motivos de salud) una alta tasa de vacunación. “Ofrece no sólo la protección directa de quien recibe la vacuna, sino también la protección indirecta que genera la disminució­n en la trasmisión del germen, lo que se llama efecto rebaño”, precisó el doctor Roberto Debbag, médico pediatra infectólog­o y vicepresid­ente de la Sociedad Argentina de Infectolog­ía Pediátrica. "La forma en que la inmunidad grupal funciona es que a todo el mundo obviamente le va mejor si se vacuna y vive en una comunidad con una tasa alta de vacunación", explica por su parte el doctor Offit.

"Pero la segunda mejor situación es no estar vacunado en una comunidad con una tasa alta de vacunación, que es mejor que estar vacunado en una comunidad con una tasa muy baja de vacunación.

“El sarampión es el canario en la mina. Es muy contagioso. Mucho más que la influenza, la varicela o la polio”, comentó el doctor Paul Offit.

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