No hay cátedra*
¿Se preguntaron, alguna vez, qué clase de madre quieren ser? Es muy común detectar que los adultos no han evaluado alternativas al respecto y que la vida los sorprende con el primer llanto en la cuna, sin saber bien si alzar al bebé o dejarlo que llore. Del otro lado se sitúa el padre que ha leído tanto que puede escribir él mismo el decálogo de consejos para asumir este nuevo rol. En el medio, una amplia gama de tibios acercamientos a la crianza, con aplicaciones sucesivas de técnicas que cambian todo el tiempo sin coherencia. No existe la fábrica de padres. La mayoría se construye a la par de que el bebé se transforma en adulto. Van avanzando por prueba y error, modificando la ruta como un “recalculando” del GPS. Si no existe esa cátedra donde recibirse para ser papá, ¿cómo enfrentar el hecho de serlo? Con el instinto. Durante centurias las mujeres debieron proteger a sus bebés de los peligros y prepararlos para un futuro próximo en ausencia de sus progenitores. La vida sigue siendo eso –con más o menos tecnología o estudios psicológicos–. La primera recomendación que debería escuchar un papá al iniciar su senda es la de su ser interior. En algún lugar, tiene una sapiencia milenaria. ¿Cómo se imaginan que hizo Adán? *Por Flavia Tomaello, autora de Rutinas felices y Qué animal somos como padres.