En los últimos años, el fitness despertó una pasión inusitada.
Con la primavera, y de cara al verano, se renueva con métodos revolucionarios. Algunos ya se instalaron en nuestro país y otros están a punto de llegar. Datos y secretos para ponerse en forma.
Nelson Mandela, aquel incansable luchador que le hacía ente al racismo, pasó veintisiete años de su vida en prisión. Una de las celdas en la que estuvo privado de su libertad medía nueve metros cuadrados. El acotado espacio no le impedía correr allí dentro una hora todos los días. ¿Por qué lo hacía? Decía que era para “limpiar la mente”. La salud no solo es algo trascendental, sino que nos concierne a todos. Por eso, en el presente, surgen incontables e innovadoras formas de mantenerse en forma. Y no estamos hablando de deportistas de élite: más allá de lo estético, tener el cuerpo en movimiento es una piedra basal para sentirse bien. Según estudios de la Facultad de Motricidad Humana y Deportes de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), en los últimos años, los argentinos se preocupan cada vez más por mover el esqueleto: de un 49% que se ejercitaba en 2014 se pasó a un 62% en los últimos meses. El fenómeno puede seguir desglosándose en números. Respecto a las actividades, el 23% opta por el gimnasio, el 19% camina por algún espacio verde y el 11% se vuelca al running, ese
boom que no para de crecer. ¿Con qué ecuencia se da el hábito? “De una a
tres veces por semana”, reconoce el 60% de los encuestados por la UAI, mientras que el 58% confiesa que mantiene la “sana costumbre” durante todo el año. ¿Por qué entrenan? El 80% manifiesta que es “muy importante” hacer alguna actividad, tanto aeróbica como anaeróbica. Asimismo, el 52% afirma que consulta al médico antes de iniciarse en la aventura y el 51% averigua en detalle sobre planes de entrenamiento. Estas dos últimas cias confirmarían que la gente se preocupa a la hora de encarar este tipo de rutina.
“Las actividades físicas son fundamentales para llevar a cabo una vida saludable. El ejercicio es el principal inductor de la calcificación ósea y la estructura esquelética. En los niños y adolescentes es un componente esencial del desarrollo”, opina el cardiólogo Hugo Eduardo Arce, especialista en nutrición de la
Fundación Barceló. Y continúa: “La vida urbana actual y los avances tecnológicos inducen el sedentarismo, por lo que es importante promover la actividad física con el fin de mejorar el equilibrio psicobiológico de la población. Y no hay que ser un atleta para cumplir con esta premisa: alcanza con caminar a paso firme, andar en bicicleta o saltar una soga como suelen hacer los boxeadores”.
De vanguardia
Con el propósito de buscarles una vuelta de tuerca a los clásicos entrenamientos, y en pos de no aburrirse y abandonar en el intento, aparecen nuevas alternativas para sumergirse en el universo de las rutinas. Algunas ya desembarcaron en el país y otras están en vísperas de hacerlo. Una de las que pica en punta dentro del primer grupo es el Electrofitness. “Es la combinación
del fitness tradicional con un sistema de electroestimulación. Está muy de moda entre los artistas”, dice Andrea Fuselli, instructora nacional de gimnasia, de amplia trayectoria. Se lo conoce como el entrenamiento “a la velocidad de la luz”, ya que se extiende durante veinte minutos que equivaldrían a tres horas de ejercicios, en donde se estimulan trescientos cincuenta músculos simultáneamente. Un chaleco con electrodos (doce cables en total) que se conectan a diferentes partes del cuerpo (bíceps, tríceps, glúteos, abdominales) se controla desde un instrumento muy similar a una tablet (desde donde se decide qué es lo que se hará). “Disminuye el porcentaje de grasa, elimina la celulitis y los dolores musculares, mejora la postura y aumenta la tonicidad. Es ideal para rehabilitarse de lesiones”, advierte Martín Venturino,
master trainer de electroestimulación. El sistema, apto para jóvenes y para adultos mayores, permite entrenar máximo dos veces por semana porque el estímulo muscular que genera la electroestimulación requiere 48 a 72 horas de recuperación. ¿Quién era un fanático de esta técnica? El jamaiquino Usain Bolt, la leyenda del atletismo. Poundfit es otra palabra a la que se deberán acostumbrar los deportistas de alma. “También se lo conoce como Rock
out workout. Pound significa ‘golpear’. Se trabaja con unos ‘palitos’ –llamados
stick o ripstix– similares a los que usan los bateristas. Pesan alrededor de doscientos gramos, son plásticos y de color verde flúo. Se hacen ejercicios cardiovasculares, pilates y yoga al ritmo de la música. Es furor en Estados Unidos y ya se expandió a Australia, México, Italia y España”, explica Fuselli. Creado por dos amantes del rock (Kisrten Potenza y Cristina Preenboom), el Poundfit disminuye los dolores crónicos, provoca la liberación de endorfinas y reduce la presión sanguínea. Más elegido por mujeres que por hombres (por ahora, al menos), es ideal para la espalda, el abdomen, los brazos, los glúteos y las piernas. Otro de los métodos que está ganando espacio es aquel que se conoce como
Slow Fitness. Su propulsor se llama Adam Zickerman, autor del libro La
revolución del fitness, donde explica,
entre otras cosas, por qué levantar pesas muy lentamente repercute más y mejor en el cuerpo que hacerlo a toda velocidad. Zickerman aplica este principio, relativo a la postura corporal y a la utilización correcta de los músculos, a todo tipo de entrenamiento. Por otra parte, se impone un concepto inédito, sobre todo en el Viejo Continente y Estados Unidos: gimnasios sin máquinas. Sí, los típicos aparatos se reemplazan por alfombras y paneles interactivos con luces que se prenden y apagan y motivan al usuario a correr o saltar (cualquier parecido con la serie de arcades Dance Dance Revolution o Pump It Up… no es pura coincidencia). Sin cintas para correr, prensas para las piernas, bicicletas fijas o elípticos, la meta es perfeccionar la coordinación, la intuición y la respuesta a distintos estímulos. Es ideal para mi
llennials apasionados por la tecnología. Pero no todo es indoor. De la mano de los primeros calores de la temporada primavera-verano, también se imponen las actividades relacionadas con el aire libre. Por ejemplo, el Pilates Sup & Pool (que concentra pilates,
yoga y fitness) o el hawaiano Stand Up Yoga, que se practica sobre una tabla (que oficia como colchoneta) en el mar, el río, espejos de agua o piletas. Las bondades que conlleva son tanto físicas como espirituales. No obstante, para aquellos que no quieran correr riesgos o depender de las inclemencias del tiempo, una excelente opción es el
Surfset Fitness, que se hace bajo techo y sobre tablas que imitan a las que usan en la playa para subirse a las olas. Aquí, la clave es el equilibrio y el control de la estabilidad del cuerpo para vigorizar piernas, abdomen y brazos. Las clases son grupales y sobre la tabla mandan las sentadillas, los abdominales y las posturas de tai-chi.
De lo nuestro, lo mejor La Argentina no se queda atrás en esta renovada escalada del furor por el ejercicio físico. Por estos pagos también nacieron diversos métodos, innovadores y for export. Para muestra
basta un botón: Wellbarre. “Es una fusión de principios de fitness, ballet y yoga. No requiere ninguna condición física especial y, por lo general, el rango de edad de los entusiastas va desde los veinticinco años a los sesenta, aunque tengo alumnas que arrancaron con once. A algunas mujeres no les gusta ir al gimnasio. Tampoco el ballet puro, ya que, al ser tan exigente, hay mucha gente que queda fuera. Entonces, se me ocurrió pensar en algo más abarcativo e inclusivo”, dice la neuquina Marcela Messineo, su creadora. Y sigue: “Después de tener mi propio estudio de profesora de Educación Física, repliqué la experiencia con el pilates. Me di cuenta de que era muy provechoso, pero que le faltaba un poco más de movimiento, para así poder trabajar la parte cardiovascular. Por lo tanto, viajé a Estados Unidos, hice un entrenamiento para bailarines, una mezcla de ballet y pilates, y me gustó. Con esa base, más el fitness que conocía desde hacía tanto tiempo, y la labor
mancomunada de kinesiólogos y cardiólogos, le di forma a Wellbarre”.
El Kroop 3D es otro método con orígenes nacionales. Y, casualmente, también tiene sus raíces en la bellísima Neuquén. “Es un programa de entrenamiento funcional en circuito, donde pueden alternarse ejercicios de fuerza, potencia, resistencia, saltos, equilibrio, coordinación y flexibilidad. Apunta, específicamente, a bajar de peso y tonificar los
músculos”, aporta Fuselli. El ideólogo es el profesor de Educación Física Santiago Vimo. El nombre se le ocurrió hablando con su padre y, creer o reventar, navegando por Internet se enteró de que ese vocablo significa ‘cuerpo’ en el idioma sueco. “Kroop 3D se fundamenta en patrones de movimiento del cuerpo: desplazamientos con
pasos; empujar o lanzar; traccionar y rotar; estabilizar o ejecutar ejercicios con el núcleo del cuerpo. Asimismo, comparte elementos con el crossfit, como las pesas, las barras, los tensores y las pelotas medicinales. Se puede hacer en conjunto
y al aire libre”, afirma Vimo. Por último, tenemos el Yoga&Sup, de la mano de nuestra compatriota Karina Spina, que consiste en mucho más que realizar asanas sobre una tabla de surf (un tanto más ancha que las tradicionales). La actividad suele comenzar en la arena, a la orilla del mar, con una serie de estiramientos, para después continuar en el agua. Con sesiones de aproximadamente una hora y media (y con el único requisito de saber nadar y tener ciertas nociones básicas de la disciplina), se aumenta la fuerza, la flexibilidad, la coordinación y la resistencia. Como si fuera poco, proporciona una enorme sensación de tranquilidad y armonía, rodeados de un entorno excepcional: la naturaleza. “Es tan saludable que le demos mayor importancia al deporte desde la etapa escolar como necesario mantener los hábitos de actividad física en la adultez. No se requiere mucho tiempo: de treinta a cuarenta minutos diarios es suficiente. Lo que los músculos necesitan para trabajar es que haya glucosa circulando en la sangre; el resto lo ‘fabrica’ el organismo. Vivir saludablemente es mucho más accesible de lo que se supone”, concluye el doctor Arce. A poner primera.