La Nueva Domingo

En solo 5 años hubo más de 150 accidentes en el Parque de Mayo

PIDEN COLOCAR MÁS REDUCTORES Y RADARES MÓVILES

- Sergio Prieta sprieta@lanueva.com

Las curvas pronunciad­as, la falta de controles y los excesos de velocidad son factores que lo convierten en un escenario cada vez más peligroso. La estadístic­a incluye, además, tres personas fallecidas. “Se debería analizar si se prioriza el esparcimie­nto o un lugar de tránsito permanente”, dicen los especialis­tas.

El tránsito en el Parque de Mayo preocupa y días atrás estuvo a punto de convertirs­e en el escenario de una nueva tragedia. Un auto que circulaba a elevada velocidad perdió el control en uno de los puentes y, tras dar varios tumbos, terminó incrustado contra un árbol.

Una mujer que corría con varias personas por la vereda de enfrente describió la siNueva.”. tuación a “La Contó que con sus compañeros sienten que “se salvaron por segundos" y por la fortuna de que el auto salió disparado para el lado opuesto al que corrían.

“Fue una situación muy fea porque vimos cómo el auto daba tumbos y escuchamos la explosión que generó el impacto contra uno de los árboles. Luego varias personas intentaron rescatar a los adolescent­es que quedaron atrapados y se vivieron escenas dramáticas”, dijo.

Según testigos, el accidente se produjo por la velocidad del vehículo. Por suerte, no hubo heridos de gravedad.

El problema de los excesos en el parque es casi perma- nente. El excelente estado del pavimento, el ancho de las calles, las curvas pronunciad­as y la ausencia de controles, radares y el único lomo de burro instalado a metros de uno de los dos puentes vehiculare­s, forman parte de un combo que convierte al principal paseo público en un lugar perfecto para conducir rápido.

De acuerdo con estadístic­as de Pedro Silberman, titular de un grupo que estudia las colisiones en Bahía Blanca, desde 2012 ocurrieron dentro del espacio un total de 152 accidentes, lo que arroja un promedio de 30 choques al año. En ese lapso murieron tres personas.

Hubo un fallecido en 2013 y otras dos víctimas fatales en marzo último. Para el decano del Departamen­to de Ciencias de la Salud de la UNS, el problema requiere una definición por parte del Estado.

“Hay que analizar si se prioriza el esparcimie­nto o un lugar de tránsito perma- nente”, dijo Silberman.

“Creo que se debería permitir la circulació­n de autos solo en la calle que une a Urquiza con la Carrindang­a y controlar o colocar sendas peatonales en altura para prevenir problemas por los excesos de velocidad”, señaló.

Al mismo tiempo consideró que el resto de las calles in- ternas donde hoy existe circulació­n vehicular no aporta ninguna solución al problemáti­co tráfico bahiense e, incluso, en algunos sectores genera complicaci­ones.

“El semáforo en Aguado y Alem le resta un tiempo a la circulació­n de la principal avenida y complica el tránsito. Pienso que en todo ese sector el acceso a los vehícu- los debería quedar restringid­o, como sucede en otras ciudades donde a los espacios verdes se los utiliza como lugar de esparcimie­nto”, opinó.

No obstante, dijo que en caso de no poder avanzar con esas medidas se podrían construir sendas peatonales en altura y vigilar la circulació­n a altas velocidade­s.

El buen estado del pavimento, el ancho de las calles, las curvas pronunciad­as y la ausencia de controles generan el escenario propicio para los excesos.

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