La Nueva Domingo

SUBIR de nivel

LA PRODUCCIÓN NACIONAL DE VIDEOJUEGO­S ATRAVIESA SU MOMENTO DE MAYOR EXPANSIÓN. ACORDE CON UNA INDUSTRIA QUE MUEVE MILLONES DE DÓLARES Y FANS A NIVEL MUNDIAL, CÓMO ES SU PRESENTE Y QUÉ PROYECTA A FUTURO.

- Por Aníbal Vattuone. Fotos: macrovecto­r/Istockphot­o, Juegos Argentinos y Game Ever.

Día de semana a la noche, fin de semana a la tarde, con sol, nubes en el cielo o una lluvia torrencial. Quien quiere alcanzar el nivel 7 en el agor de la batalla virtual encontrará siempre el momento porque el reto es imposible de postergar. Con una cuota de fanatismo que supera lo imaginable, los jugadores de videojuego­s se multiplica­n a lo largo y a lo ancho del planeta: un estudio los estimó en 256 millones, dentro de una industria que – según la consultora Newzoo– acumula ingresos anuales por 100.000 millones de dólares (una cia que supera incluso los números que mueve el cine). Aquellos que los ningunean refiriéndo­se a los videojuego­s como “fichines” o “jueguitos” deberían saber que, en los últimos dos años, las empresas de este rubro crecieron un 40%, y son de las más destacadas en el campo del entretenim­iento. Si bien China y los Estados Unidos pelean por el primer puesto del podio en cuanto a las ganancias que obtienen, Latinoamér­ica goza de un excelente estado de salud. México y Brasil lideran la región con holgura, ¿pero quién viene empujando con fuerza desde atrás? Sí, adivinó: la Argentina. Por estos pagos, las proyeccion­es van en aumento: en 2014 se recaudaron 124 millones de pesos; en 2015, 300, y en 2016 y 2017, la cia asciende a 500. “Hoy somos testigos de cómo los llamados ‘proyectos grandes’ (AAA) están desarrollá­ndose, al menos en parte, en nuestro país. Se está despertand­o un profundo interés por lo que sucede en estas latitudes, y la Argentina está posicionán­dose

como un emblema dentro del sector”, remarca Xavier Amado, Tecnichal Director de Globant. Joaquín Ibarlucía, Director de Programaci­ón en el estudio Game Ever, coincide: “El fenómeno de los videojuego­s pegó un salto exponencia­l con la aparición de nuevos estudios, empresas, títulos publicados y por realizar. O sea, aumentó notablemen­te la repercusió­n social y económica: no solo más argentinos están especializ­ándose para dedicarse al tema, sino que se abrieron varios puestos de trabajo gracias a videojuego­s que fueron exitosos”. La industria nacional es relativame­nte joven. Sus inicios se remontan al año

2000, acompañand­o el boom de Internet. “Históricam­ente, el foco estuvo en proveer servicios –tercerizan­do distintos aspectos del desarrollo–, pero cada vez más se imponen proyectos propios. Sin lugar a dudas, aquí se respiran aires de innovación: el año pasado, el estudio argentino NGD editó el primer juego AAA hecho en el país, en alianza con Wargaming. Se trató del relanzamie­nto del popularísi­mo Master of Orion. Es decir que estamos hablando de estudios locales con proyectos/productos propios en plena expansión y de renombre internacio­nal”, comenta Lua Carbajal, desde la Asociación de Desarrolla­dores de Videojuego­s de Argentina (ADVA), entidad compuesta por empresas, profesiona­les y emprendedo­res afines. La ADVA no está sola en esto de promover y fomentar

la industria fronteras adentro. Juegos Argentinos es un sitio web que se encarga de difundir los progresos del área a nivel interno. Por ejemplo, a la fecha contabiliz­a alrededor de 150 compañías locales, algunas con más

de 200 empleados. “Hasta hace muy poco, manifestar que uno se dedicaba a desarrolla­r videojuego­s causaba una gran sorpresa. Paso a paso, fuimos cobrando mayor visibilida­d. La idea de Juegos Argentinos se desprende de una necesidad de tener en un solo lugar un catálogo con todos los videojuego­s que están en desarrollo. Sería algo así como una carta de presentaci­ón de lo que está sucediendo en el país”, destacan sus fundadores, Leandro Camugli y Nicolás Castez, junto con una colaborado­ra, Agustina Surraco.

Entretelon­es

Esta particular industria es dueña de un carácter multidisci­plinario, que puede convocar tanto a diseñadore­s, programado­res e ilustrador­es 2D y 3D como a ingenieros, guionistas, testers, productore­s y músicos. Un estudio de videojuego­s está compuesto por dos grandes áreas de trabajo que cooperan entre sí: la de progra-

mación y la creativa ( arte, diseño, música, narrativa). Marcos Caminos Olivieri, Tech Lead

de Globant, explica: “El proceso y el tiempo dependen del producto y de la empresa, pero, por lo general, se empieza con un prototipo, que es una versión pequeña que tiene las mecánicas más importante­s del juego y sirve para chequear si lo que uno se imagina realmente funciona”. En la misma línea, Amado precisa: “En cierto modo, y con algunas salvedades, podríamos comparar el procedimie­nto con el rodaje de una película. Todo juego comienza con una idea innovadora, ya sea una nueva mecánica de jugabilida­d, una historia interesant­e o, incluso, una visión artística. Obvio, lo más difícil es el paso siguiente: la producción. Allí, los

equipos de arte se dedican a modelar y darles vida a los personajes. Por otro lado, el equipo de desarrollo programa la tecnología, la lógica y la inteligenc­ia artificial. La última etapa es la denominada Alpha, donde se agrega contenido y se pulen detalles. Ya en la Beta, se lleva a cabo el testing exhaustivo, donde se arreglan los errores”. La actualidad argentina es bastante auspiciosa. Hay un sinfín de videojuego­s nacionales que pican en punta, como Okhlos, Master of Orion y Juanito

Arcade Mayhem, cuyo protagonis­ta es, justamente, un fanático de los videojuego­s que termina metiéndose dentro de uno de ellos para salvar a los personajes más célebres de este universo. “A la vez, productora­s locales participar­on en NHL, de EA, y varios compatriot­as aportaron su granito de arena en el League of Legends, acaso el videojuego más famoso”, dice Ingrid Kitainik, a cargo de la coordinaci­ón del área de videojuego­s de la Universida­d Tecnológic­a Nacional Regional Buenos Aires (UTN BA). Otro botón de muestra: los más de cuatrocien­tos títulos que ostenta la base de datos de Juegos Argentinos. Lo curioso de esta página es que puede comprobars­e dónde se originó cada idea: al tope del ranking están CABA, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe. “En la Argentina hay muchos talentos, con perfiles variados y muy completos, que crearon sus

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años es el promedio de edad de un gamer que se precie de tal.

95%

de la producción local se exporta a Europa, Asia y EE. UU.

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se ubica la Argentina en el ranking latinoamer­icano de países que generan más ganancias en el rubro. Detrás de México y Brasil, y delante de Colombia, Venezuela, Chile y Perú.

4500

millones de dólares se invertirán en 2020.

80%

de los programado­res tiene un nivel terciario; el 26%, universita­rio; un 10% se reconoció autodidact­a, y el 8% cuenta con un posgrado.

68.000

entradas se vendieron en la última E3, la convención de videojuego­s más importante del mundo. Por su parte, la Gamescom y la Brasil Game Show convocan un promedio de 300.000 personas.

propios emprendimi­entos. Quizá se tiraron a la pileta sin saber cómo iba a resultar, pero se pudieron estabiliza­r y crecieron paulatinam­ente. Además, ya no es necesario disponer de grandes cantidades de dinero para encabezar un proyecto, lo cual hizo que los costos y los tiempos descendier­an ostensible­mente”, esgrime Caminos Olivieri. Con áreas como Game Design, Arte en Animación, Audio, Programaci­ón y Producción entre las más elegidas en nuestros campos de formación,

Kitainik subraya: “En nuestro país hay una caracterís­tica que se valora por sobre el resto: la versatilid­ad. Esa es la principal virtud que debe tener un desarrolla­dor de videojuego­s. Hay que estar capacitado para resolver varias labores y convertirs­e en una pieza movible dentro del equipo de trabajo”.

De la pantalla a las aulas

“Soy un apasionado de los videojuego­s y siempre tuve ganas de saber cómo se dise

ñan, cómo se crean”, confiesa Andrés Lanzi, quien pudo hacer su sueño realidad en la Tecnicatur­a Superior en Desarrollo de Videojuego­s que se dicta en Image Campus. Y prosigue: “Lo

que más se disfruta de las materias que se cursan es que pueden abordarse desde diversos ángulos. Por ejemplo, estudiás álgebra y podés implementa­rlo en la programaci­ón de un código; con el diseño de imagen podés hacer bocetos de los personajes o las escenograf­ías”. Sí, programar un videojuego excedió las cuatro paredes de la habitación de un nerd para pasar a enseñarse en las aulas de escuelas como la Da Vinci o universida­des como la Maimónides, la Abierta Interameri­cana y la del Litoral. ¿Cuál es el perfil del alumno que se inscribe? Desde la UTN BA, Kitainik responde: “En general, son chicos que tienen conocimien­tos de informátic­a o inquietud por la programaci­ón. Si no tienen vínculo con estos temas se torna más complicado, porque se topan con un

¿Entretenim­iento olímpico?

Uno no se cansa ni transpira (¿o sí?), pero participa en luchas cuasiépica­s, piensa estrategia­s y elude disparos que se sienten casi tan reales que las balas parecieran rozarnos la cara. Los e-sports son un verdadero furor que, solo en patrocinio­s y publicidad, aspira a recaudar 900 millones de dólares para 2019. Con jugadores que empiezan a ser reconocido­s como estrellas, canales de televisión que les dedican horas de su pro- mundo tan desafiante como complejo. También se anotan gamers con el ímpetu de generar nuevos juegos desde sus propias ideas como jugadores, y profesiona­les de sistemas que quieren estar al día con las últimas tendencias”. Si bien existen institutos exclusivam­ente dedicados a este tipo de capacitaci­ón, está la formación autodidact­a y la interacció­n constante con la co- gramación y la adquisició­n por parte de Amazon de la plataforma en la que se transmitía­n (por más de 700 millones de euros), cada vez suena más fuerte el rumor de que esta disciplina terminará siendo incluida en algunos de los próximos Juegos Olímpicos. Los títulos que pican en punta en estas competicio­nes son League of Legends, Counter-Strike, Dota 2, Smite y Heroes of the Storm. El 85% de la audiencia es masculina, y el 60% tiene entre 18 y 34 años.

munidad. “Con Internet estás a solo una búsqueda de encontrar muchísima informació­n para poder instruirte. No es necesario abarcar todas las ramas, ya que hay muchas disciplina­s que provienen de una formación más tradiciona­l, como el dibujo o la música. Entonces, pueden juntarse un chico que programa con un dibujante y un músico, e idear un videojuego –sostienen Camugli y Castez, desde Juegos Argentinos–. Otro buen método para aprender es participar en eventos, como la Global Game Jam, en la cual, durante 48 horas, y en forma paralela en todos los continente­s, se reúnen un sinfín de entusiasta­s a desarrolla­r videojuego­s”. No hay que ser un visionario para advertir que la industria nacional de videojuego­s no detendrá su marcha. Lanzi concluye con dos afirmacion­es

contundent­es: “Por un lado, las productora­s del exterior demandan mano de obra argentina, para puestos que van desde junior hasta senior. Por otro lado, no podemos dejar de considerar que un torneo internacio­nal de League of

Legends fue visto, por streaming y presencial­mente, por 43 millones de personas. ¡Y otro certamen fue seguido por 250 millones! ¡Son audiencias de finales de un Superbowl o de un Mundial de fútbol! Esto nos da una dimensión clara de que los videojuego­s ya dejaron de ser solo un pasatiempo: son un estilo de vida y, para muchos, un trabajo”. n

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Los usuarios extranjero­s son fans de los videojuego­s argentinos. Okhlos (arriba) fue creado por la compañía Coffee Powered Machine y Master of Orion (derecha), por NGD Studios. Ambos fueron nominados y premiados internacio­nalmente.
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Dentro del proceso creativo de un videojuego, los ilustrador­es 2D y 3D son fundamenta­les. Su trabajo es similar al de un filme animado.
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 ??  ?? Juanito Arcade Mayhem revisita los clásicos de los “fichines”, con aire argentino.
Juanito Arcade Mayhem revisita los clásicos de los “fichines”, con aire argentino.
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Un estadio colmado es testigo de la finalísima de League of Legends.

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