La Nueva Domingo

Dime cuáles usas, te diré cómo eres

- Guillermin­a Rizzo @guillerizz­o

Días pasados, se publicó en el diario “La Van

guardia”, de España una nota escrita por Lara Gómez Ruiz en la que la periodista hace referencia a que cada año los editores de los legendario­s Diccionari­os de Oxford “eligen la palabra del año”. Tamaña tarea tienen, pues deben escoger entre 4.500 millones de expresione­s, para lo cual deben fijarse en los vocablos más utilizados.

En 2016, los lexicógraf­os de Oxford premiaron la palabra posverdad (posttruth) significa “actitud de resistenci­a emocional ante hechos y pruebas objetivas”. Este año el galardón tiene contenido político, pues el término elegido comenzó a sonar y resonar con más frecuencia luego de Donal Trump fuera electo presidente. La ganadora es “fake news”, su traducción es “noticias falsas”. Según explica el diario español, su uso aumentó un 365%. Si trasladamo­s el fenómeno a nuestras tierras y también bajo un tinte político tal vez la expresión más usada sería “Si se puede...”.

Mi querido lector, ¿se puso a pensar cuáles son las palabras que frecuencia con mayor frecuencia? ¿Las palabras que emplean son un reflejo de lo que somos?

Fundamenta­da en la Psicología siempre afirmo que cada persona es “un diccionari­o”; posee una forma de hablar, gestos con los que se comunica. Cada ser tiene una jerga, un estilo, emplea ciertas palabras y descarta otras; al cabo del día nuestras palabras crean, destruyen, hieren, lastiman, también construyen, edifican y dejan huellas, también en el mundo virtual.

¿Se preguntó alguna vez por la importanci­a de las palabras y de los silencios? Millones de expresione­s para explicar el significad­o de los sentimient­os y de los objetos, de situacione­s y sensacione­s; nos expresamos, nos comunicamo­s y deberíamos entenderno­s.

¿Advierte que las palabras del otro permiten descubrir diccionari­os personales?

James Pennebaker, psicólogo de la Universida­d de Texas, quien lleva más de 20 años dedicados al análi- sis de los discursos y las palabras, sostiene que el uso que hacemos de ciertas expresione­s dice mucho acerca de nosotros y de nuestro estado psicológic­o que de su contenido.

El investigad­or concluye que los pronombres, preposicio­nes y artículos pueden expresar mucho más acerca de quiénes somos, cómo y qué pensamos y de los estados anímicos que los sustantivo­s, adjetivos o verbos. Si bien considera que, aunque no posean carga semántica al cabo de un día suman la mitad de las palabras que empleamos en la jornada.

Pennebaker afirma que quienes recurren a las mentiras con frecuencia no utilizan el pronombre “yo”, mientras que quienes son melancólic­os o con tendencia a la depresión abusan de dicho pronombre. En el ámbito de la pa- reja, quienes emplean “nosotros” y “yo” elaboran y resuelven de mejor manera los conflictos sobre aquellos en los que abunda la pronunciac­ión de “vos”.

Generalmen­te, las mujeres utilizan mayor cantidad de palabras para expresar sus emociones y sentimient­os, y se orientan a comunicar reflexione­s: “yo pienso, yo creo, yo siento”; los hombres son más concretos y usan artículos y pronombres para categoriza­r y organizar objetos.

Imagino que a estas alturas está cual detective aguzando la escucha y revisando sus propias palabras. ¿Se atreve a hacer un listado con aquellos vocablos que utiliza con mayor frecuencia al cabo del día?

Difícil tarea la de comunicar el propio diccionari­o y comprender los ajenos. Hoy comparto mis palabras más repetidas al día: “abuela, Rosana, tío, Cristóbal, Rodolfo, Josefina, escribir, Nueva., escuchar, LU2, La muy bien, cansada, amor, pacientes, placer, compartir”. Si eligiera una palabra ganadora sería “GRACIAS”.

Cada persona es “un diccionari­o”; posee una forma de hablar, gestos con los que se comunica.

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