La Nueva Domingo

Cada vez hay más niños que prefieren ver jugar a otros en las redes sociales

Es cada vez más común ver niños que, en lugar de jugar ellos, prefieren mirar a otros en redes sociales.

- Federico Moreno fmoreno@lanueva.com

¿Hasta qué punto una pantalla resuelve el problema de tantos padres que no tienen tiempo de jugar con sus hijos o de llevarlos a jugar a la casa de un amigo?

Cada vez es más común ver chiquitos que, además de abstraerse de la realidad frente a dibujos animados o canciones de lo más simpáticas, ahora también prefieren sentarse frente a una pantalla y ver cómo otros nenes, o incluso adultos “youtubers”, hacen lo que deberían hacer ellos mismos: jugar.

En redes sociales como YouTube las variantes son casi infinitas, pero entre ellas predominan los videos de chicos que se graban jugando videojuego­s para que otros aprendan sus trucos, y los nenes o nenas que toman un par de muñecos e inventan un diálogo o situación amistosa.

Puede considerar­se normal (o al menos no preocupant­e) el hecho de observar a desconocid­os jugar a través de una pantalla, pero se torna extraño y enciende las alarmas cuando el encantamie­nto dura horas.

Para entender un poco más sobre el nuevo fenómeno, dialogó con dos especialis­tas en el tema.

“Es muy común ver que niños de 6 años ya tengan su celular o tablet, y no está mal que desde esa edad tengan contacto con las nuevas tecnología­s, pero sí está mal que no se les limite los contenidos que ven o el tiempo que pasan frente a una pantalla. A esa edad está bien que estén tranquilos, pero no quietos mirando cómo otros juegan, tienen que estar ellos jugando, experiment­ando, conociendo, midiendo, encastrand­o, etcétera”, opinó la técnica nacional en Recreación, Sandra Vissani.

Sobre un factor común que englobe a las familias donde se dan estos casos o a los niños que tienen estos hábitos, Vissani sostuvo que “no creo que dependa de la personalid­ad del niño, ni de un tipo de familia, ya que vemos casos muy heterogéne­os en los que se da. Sí me parece que depende de la exposición que se le da o no a lo digital y a lo visual, lumínico, que tanto nos atrae por naturaleza”.

La psicóloga infantil Natalia Domecq consideró que “si un niño tiene a otro niño a su disposició­n, tiene que jugar con él. Que esté un rato con una pantalla no es problema para nadie, ahora bien, si se queda ahí, solo, atrapado, va a tener consecuenc­ias a nivel social. El problema por la atracción hacia las pantallas y lo visual se da en todos los ámbitos, incluso en el escolar: hoy un maestro no genera lo mismo con una tiza y un pizarrón que si escribe las mismas palabras en una pantalla”.

“Actualment­e los padres están tan arrasados por todas las cuestiones de la vida y el trabajo, que los chicos quedan muy expuestos. A los niños les falta el sostén de un adulto que les haga de modelo, que en otra época podía ser la abuela, que los acompañaba y hasta enseñaba cómo jugar. Hoy parece imposible hacer un viaje de 8 horas en auto con los chicos sin darles una pantalla para que aguanten, pero antes no existía tanta tecnología y sin embargo la gente no dejaba de viajar”, agregó.

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ARCHIVO LA NUEVA. La exposición a las pantallas es un signo de los tiempos. El verdadero problema, como es habitual, son los límites.
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A partir de edades tempranas muchos chicos ya tienen su propio celular o tablet.

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